‘Un pequeño mundo’: Sol@s ante el peligro

Esta firmante ha vuelto a las salas, aún convaleciente y tras casi dos semanas sin pisarlas, para afrontar una película que deseaba, tenía que y temía ver. Por lo mucho que la afecta contemplar en la pantalla maltratos a y entre niñ@s. Porque tenía constancia, aún sin haber leído ninguna referencia antes de escribir esta entrada, de su dureza de fondo y de forma.

‘Un pequeño mundo’ es el notable debut tras la cámara de una, de otra, cineasta belga a seguir: Laura Wandel, cosecha del 84. Una muy joven guionista y realizadora que recoge el testigo fílmico de tant@s colegas – a l@s que se hizo alusión en la crítica de ‘Un amor intranquilo’ de su compatriota Joachim Lafosse – en una cinematografía que sabe combinar con excelencia los dramas íntimos y la crítica social.

Como aquí, como en esta historia que sigue a una niña, Nora, que, en el arranque, llora desconsolada al entrar por primera vez en el colegio, sin querer abandonar los brazos de su padre. Y este será sólo el principio de su pesadilla pues, confiada en la «protección» de su hermano mayor Abel que promete no dejarla sola, descubre que el niño está siendo cruelmente torturado por compañeros matones…

… Algo que su sentido de la justicia le impide silenciar pero el chico le ruega que lo mantenga en secreto, porque si lo denuncia será aún peor. Hasta que los maltratos van a más y uno y otra sufrirán los más insidiosos daños colaterales de un abuso intolerable.

La mirada fílmica de Laura Wandel, su cámara, se sitúa a ras de Nora, una prodigiosa Maya Vanderbeque, consiguiendo que veamos a través de sus ojos infantiles un escenario de terror. Un escenario de impunidad en el que las personas adultas, estamos hablando de personas responsables de la educación y de la seguridad del alumnado, apenas si intervienen más que para «exigir» el perdón a los agresores… sin tomar ninguna medida disciplinaria contra ellos.

Porque las víctimas son sometidas y silenciadas y, si se atreven a alzar la voz, represaliadas y castigadas con mayores abusos o con el aislamiento. Porque un menor, un excelente Günter Duret, es martirizado con saña y alevosía ante los aterrados ojos de una pequeña tan impotente y tan valiente, tan afirmativa y tan atormentada, tan protectora y tan vulnerable, colocada en una espiral imposible entre la lealtad y la denuncia.

Porque los daños colaterales citados anteriormente son tan insidiosos que pervierten la empatía en desprecio y el ser víctima en victimario… El retrato de este microcosmos en el que un@s llamad@s menores tienen en sus manos destrozar las vidas de sus compañer@s, no sólo mediante la abyecta violencia directa sino mediante la marginación y el vacío es demoledor y sin anestesia, pero nunca tremendista. Eso la hace más dolorosa aún.

El retrato de este microcosmos terrible lo filma la guionista y directora a la medida de la estatura de Nora, sola, como su hermano, ante el peligro. Sola en ese pequeño mundo siniestro y perverso. En el que se ven reflejadas las clases, las primeras amigas, las decepciones, los vacíos, la marginación, los clasismos, los prejuicios, los desprecios, las vejaciones…

Mientras l@s mayores no ven o no quieren ver, con una sola excepción, la de un padre diferente también criticado, aunque no lo suficientemente firme. Luego son cómplices de tal horror, aunque les veamos muy en segundo plano.

Producción belga, fechada en 2021, de 72 minutos de intenso y demoledor metraje. Su excelente fotografía se debe a Frédéric Noirhomme. Premio FIPRESCI de la Crítica en la Sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. Todos los reconocimientos le son debidos a esta película demoledora, singular, justa, necesaria, imprescindible y notable.

Es una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del miércoles, 9 de marzo, a las 19.30, en Casa del Libro Viapol. VÉANLA CUANTO ANTES.

Entre enero de 2021 y este mes de febrero de 2022 que hoy llega a su fin, los casos graves de bullyng y ciberbullyng arrojaron la estremecedora cifra de 11.229. Un delito, impune en su inmensa mayoría, que se cobra cientos de miles de vida anuales de jóvenes de entre 14 y 28 años. Como Jokin, como Kira, como Diego, como tant@ otr@s…

No se la pierdan.

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