El prestigioso guionista, editor y cineasta francés François Ozon, cosecha del 67 – de quien esta firmante admira, entre otros de su rica y ecléctica filmografía, títulos tan dispares, notables, singulares y sugerentes como ‘El tiempo que queda’ (2005), ‘El refugio’ (2010), ‘En la casa’ (2012), ‘Gracias a Dios’ (2018) o ‘Verano del 85’ (2020) – declaró, en una entrevista a Jacky Bornet de franceinfo:culture, a propósito de esta película que nos ocupa que «quería hacer una película feminista, a partir de una falsa culpable, para deconstruir el patriarcado», también que «el hecho de que estuviera ambientada en los años 30, me permitía tener una distancia suficiente como para hacer reir sobre una situación dramática: la condición femenina»
Y que «si hubiese rodado ‘Mi crimen’ en la época actual, hubiese sido un drama como ‘Gracias a Dios’. Pues con dichas cartas sobre la mesa, esta firmante pasa a dar cuenta de su ficha técnica – cortesía, como todas las de sus críticas, de la imprescindible página filmaffinity – en la que se da cuenta que es una producción francesa fechada en el año en curso, de 102 minutos de metraje.
Que la firma su director, junto a Philippe Piazzo, adaptando una obra para la escena de Georges Berr y Louis Verneuil y que él mismo, en las declaraciones citadas, la considera el cierre de una trilogía, de origen teatral, que comenzó con las estimables, aunque irregulares, ‘Ocho mujeres’ (2001) sobre la pieza homónima de Robert Thomas y continuó con ‘Potiche’ (‘Mujeres al poder’), 2010, que adaptó la de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy.
Que a este origen escénico se suman también ‘Gotas de agua sobre piedras calientes’ (2000), sobre una de Fassbinder y ‘En la casa’ (2012), sobre ‘El último de la fila’, del español Juan Mayorga. Que su excelente fotografía se debe a Manuel Dacosse y su disfrutable banda sonora a Philippe Rombi. Que en su reparto coral cabe destacar a unos excelentes veteran@s como André Dussollier, Fabrice Luchini, Dany Boon o Isabelle Huppert junto a las estupendas jóvenes Nadia Tereszkiewicz y Rebecca Marder.
En clave de dramaturgia, pues, Ozon aborda esta historia – ya que «ama la teatralización del cine… la vida es teatral, las personas son personajes, cada cual juega un papel, … el teatro se mezcla con la vida… me gusta ese paralelismo entre el teatro y los juicios… adoro las películas de juicios, son puro teatro…» – ambientada en la Francia de 1935, en la que un investigador deberá resolver el asesinato de un conocido productor parisino, de entre cuyos posibles sospechosos, destaca poderosamente una joven aspirante a actriz…
… Una joven aspirante a actriz de la que el infame finado intentó abusar aprovechándose de su fragilidad y so pretexto de una prueba para un papel. Una joven que confiesa, y afronta un juicio, siendo una falsa culpable. Aunque podría haber cometido el crimen por legítima defensa.
Una joven y su amiga, abogada, ambas en paro, debiendo meses de alquiler y a punto de, por esta razón, quedarse sin casa que prefieren el riesgo de una condena a la marginación social. Pero el proceso, y sus consecuencias, dará un extraordinario vuelco a sus vidas: fama, fortuna y ser adalides de la liberación femenina hasta que…
El realizador contempla a sus criaturas, y a sus tramas, con unas irresistibles ironía y ligereza. Con un efervescente sentido del humor, lúdico y travieso. Con un sarcasmo tan agudo como compasivo. Con una puesta en escena elegante y artificiosa pero deudora, como ya se ha señalado, de las «comedias locas» norteamericanas, con giros sorprendentes, sofisticadas paradojas y un ritmo ad hoc, que no decae.
Unas historias dentro de otras historias. Una causa con las acusación, defensa, testigos y público muy volcánicos y entregados. Una feliz utilización del blanco y negro en las distintas versiones del asesinato… Unos personajes tan llenos de guiños desternillantes. Una película, en suma, gozosa y que es una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra – que será la del fin del curso y de la décima temporada – del miércoles, 7 de junio, a las 19.30, en Casa del Libro Velázquez.
No se la pierdan y VÉANLA CUANTO ANTES.
Lo suyo es puro teatro aquí, Monsieur Ozon. Pero también puro cine.