Archivo mensual: octubre 2015

‘Los exiliados románticos’: Dulce pájaro de juventud…

Sobre esta película singular y tan recomendable, sobre su firmante y guionista – aunque no se sepa si de escritura, estrictamente hablando, cabe hablar aquí – se ha citado algo en la entrada anterior. En ella, que reseñaba ‘El desconocido’, de Dani de la Torre,  se hacía la comparativa entre estas dos cintas españolas y sus autores. Dos cineastas coetáneos y en las antípodas en cuanto a forma y fondo. En cuanto a temáticas y narrativas. En cuanto a lenguaje y puesta en escena.

Ahora le toca el turno al madrileño, de la cosecha del 80, hijo y sobrino de cineastas reconocidos y toda una promesa él mismo. Jonás Trueba narra en ‘Los exiliados románticos’ – que consiguió el Premio Especial del Jurado y el de la Mejor Música en el pasado Festival de Málaga – el viaje que emprenden tres amigos a la aventura, de Madrid a París para reencontrar viejos amores pero, sobre todo, a sí mismos. A partir de ahí, se dejarán llevar por las situaciones y personas con las que coincidan.

70 minutos de metraje. Fotografiada por Santiago Racaj y su música, con excelentes temas, la firma Tulsa. Entre indie y rohmeriana, su delicadeza es equiparable a su lucidez en un retrato generacional masculino, que huye tanto de los subrayados como de la banalidad. En un retrato generacional de unos varones sensibles e inmaduros, confundidos por sus emociones y desconocedores de su lugar en el mundo.

Pero también es el retrato de unas mujeres sólidas y coherentes, tan comprensivas como firmes ante los titubeos de sus compañeros, amantes y amigos. Pero también es una sutil, plácida y reflexiva celebración de la vida y de ese dolce fare niente con sabor vacacional. De la frontera entre el pasado y el presente. De unos exiliados románticos que añoran la irremediable pérdida del dulce pájaro de la juventud.

‘En cartelera’: Regreso al pasado

En este primer fin de semana de octubre, destacamos cinco películas de estreno en versión original. En todas o en algunas sesiones, según las salas. Consulten horarios al efecto. Cuatro de ellas con el denominador común de estar ambientadas en distintas décadas del siglo pasado.

La primera, y el estreno estrella, es ‘Regresión’, que ha supuesto la vuelta al cine de Alejandro Amenábar, seis años después de ‘Ágora’. Sobre una oscura trama en torno a un padre, su hija, un detective y un psicólogo en los años 90. División de opiniones. Quien esto firma, tuvo ocasión de verla ayer mismo y muy pronto tendrán la crítica en este blog.

La segunda es la surcoreana ‘Oda a mi padre’, de J K Youn. Sobre un padre y un hijo separados por la guerra civil de su país en los 50 y una promesa de mantener la unión familiar. Críticas contrastadas, pero habrá que comprobarlo.

La tercera es la franco-belga ‘El precio de la fama’, de Xavier Beauvois. Dos amigos – uno de ellos ex presidiario – que viven en una pequeña localidad suiza en los 70. Cuando sus problemas económicos son más acuciantes, se produce una noticia de alcance universal y traman un arriesgado plan al respecto. Sus referencias son irregulares, pero…

La cuarta es la francesa ‘Lejos de los hombres’, de David Oelhoffen. La acción, en clave de western, se sitúa en los 50 y sigue a dos hombres, prisionero y escolta. Perseguidos por colonos fanáticos, deciden aliarse para lograr la libertad. Ha gustado bastante y debe verse.

La quinta es la alemana ‘Jack’, de Edward Bergen. Un duro drama con dos menores al borde de la exclusión social, que ha sido recibido con reseñas irregulares, pero que no hay que perderse.

La inédita es la hispano-franco-uruguaya ‘El apóstata’, de Federico Veiroj. Acerca de un hombre de 30 años que se debate entre la fe, la culpa y el deseo. Sus referencias están divididas.

El desconocido: A quemarropa

Dos directores y guionistas de la última hornada del cine español tienen sendas películas actualmente en cartelera. Pertenecientes casi a la misma generación, tan solo cinco años les separan. Gallego uno, de la cosecha del 75 y madrileño el otro, de la cosecha del 80. O lo que es lo mismo, Dani de la Torre con ‘El desconocido’ y Jonás Trueba con ‘Los exiliados románticos’.

No pueden ser más distintas. Pura adrenalina, la una. Plácida y casi contemplativa,  la otra. Acción trepidante en la primera. Ritmo lento, aunque fluido, en la segunda. Intensidad en la primera, reflexión en la segunda. Un guión muy sólido en la primera y una ausencia deliberada de escritura al uso en la segunda. Manejo del tempo radicalmente diverso en una y en otra. Una se adscribe a la opción genérica. La otra se ajusta a una narrativa más intemporal y atípica. Una posee un reparto muy sólido y la otra también, pero no profesional.

En esta entrada analizamos ‘El desconocido’, de Dani de la Torre.  En ella se nos habla de un ejecutivo bancario, con dos hijos, y ciertas tensiones matrimoniales que, al llevar a sus vástagos – una niña casi adolescente y un niño menor – al colegio, recibe una llamada amenazadora y peligrosamente explosiva. Ante el riesgo que corren los tres, inicia una carrera contra reloj para intentar reunir el dinero que le piden. Aprisionados en el coche, con el chico gravemente herido a posteriori, y la policía sospechando de él – que no puede contar lo ocurrido – como presunto secuestrador, tendrá que poner en juego su valor e inteligencia para salvar a los suyos.

102 minutos de metraje. El guión lo firma Alberto Marini. La fotografía, Josu Inchaustegui, y la música, Manuel Riveiro. Estamos ante un brillante debut, ante una potente ópera prima. Con una factura impecable, una producción muy cuidada y una puesta en escena que no da tregua al espectador. Espectacular,  pero nunca gratuita.

Un desasosiego que no decae. Un intenso microcosmos dentro de un vehículo en el que se explicitan,  estallan y evolucionan las enconadas relaciones familiares.  Pero también otro tipo de relaciones de abuso y poder. Mientras, fuera se teje toda una trama defensiva-ofensiva en un impresionante despliegue, entre cuyos mandos también hay conflictos no resueltos.

Hay quienes no gustan de sus connotaciones político-sociales. Quien esto firma, discrepa de estas opiniones y, por el contrario, considera que están bien tejidas dentro del relato. Lo que sí le sobra es la explicitud del final. Debería haberla terminado antes… Luis Tosar está poderoso y magnético. A buen seguro que le cae una nominación a los Goya por su enorme talento y esfuerzo interpretativo. Pero también se agradecen las presencias de dos actrices como Goya Toledo y, sobre todo, Elvira Mínguez, una secundaria de oro en este caso. Y, desde luego, de Javier Gutiérrez. No lo duden siquiera. Véanla.