Archivo diario: julio 20, 2018

‘Mamma mia: Una y otra vez’: Secuela- precuela

‘Mamma mia’ fue en su origen un musical para el teatro sobre los temas más populares del grupo ABBA, escrito por la dramaturga inglesa Catherine Johnson, dirigido por su compatriota Phyllida Lloy y estrenado en las tablas en 1999, con un éxito clamoroso. El mismo que ambas mujeres cosecharon al  llevarlo al cine, firmando el guión y tras la cámara respectivamente, en 2008. Diez años después se ha estrenado esta segunda parte que nos ocupa y que es a la vez secuela y precuela.

Producción británica de 108 minutos de metraje. Escrita y dirigida por Ol Parker, cosecha del 69. La fotografía brillantemente, con una pátina retro, Robert D. Yeoman. En su banda sonora hay temas del original, que se repiten como melodías o leit motivs, otros no menos conocidos y algunos no tan populares. La historia retoma a Sophie, que ha sufrido una sensible pérdida, y se dispone a reinaugurar el hotel por el que tanto luchó su madre, con una gran fiesta. En paralelo, se nos muestra la juventud de la progenitora y sus sucesivos romances con los tres posibles padres de la chica.

Antes que nada, decir que sus tratamiento y guión carecen de la frescura, de la arrolladora vitalidad, de la energía y del humor que adornaron a su predecesora. Su tono, por el contrario, aunque determinados números sean vibrantes, es mucho más dramático y sensiblero que otra cosa.

Esto ocurre porque pivota en torno a un duelo, hasta aquí puede leerse, y eso la condiciona casi por completo. Aunque podría haberse inclinado por un tono crepuscular, y melancólico incluso, sobre el paso del tiempo en el presente y más osado en el pasado de una Donna joven que debería haber sido de armas tomar. Pero ni una, ni otra cosa. Resulta muy convencional, y muy cortita, en ambos tiempos. No arriesga nada de nada. Y a ello contribuyen los actores y la actriz – Lily James es pizpireta y se esfuerza, pero no da, o no le han dado,  para más – y  en cuanto a las versiones jóvenes de los tres caballeros… mejor ni entramos.

Porque también carece de las sorpresas de su modelo. Y aunque no esté desprovista de cierto encanto kitsch, y tenga algunos logrados pellizcos sentimentales, arroja, al contrario que la otra, una mirada muy convencional sobre los personajes femeninos. Desaprovecha a su reparto clásico, incluso a Andy García, aunque su dúo con Cher, y ella misma,  sean de lo mejor de la película – junto a Julie Walters y a Christine Baranski y al número de ‘Waterloo’ – ya que a los seniors, pese a su empaque, no se le da ningún juego. Hasta la propia Amanda Seyfried resulta apagada y su personaje, mucho más rancio.

Hay que decirlo: Nos falta ELLA. Lo entenderán, si no lo saben ya, cuando la vean. Porque está claro que, a pesar de todos los pesares, hay que verla.