‘Identidad borrada’: Pequeños pasos hacia la hombría

Garrard Conley es un ciudadano norteamericano – nacido hace 33 años en Arkansas, al sur de los Estados Unidos, en lo que se conoce como «el cinturón de la Biblia», un Estado conservador donde se enseñaba que hacer yoga es malo y que Harry Potter es malvado, entre otras perlas… – cuyo pecado mayor, al ser hijo de un pastor baptista y de una madre sometida a sus dictados patriarcales y extremadamente religiosa también, aunque más flexible, fue ser gay.

En su libro autobiográfico, que dio origen a esta película, ‘Chico borrado’ (título original del filme), cuenta las terribles experiencias, y las devastadoras consecuencias posteriores, que tuvo que sufrir siendo adolescente en un centro irónicamente llamado ‘Amor en acción’, para intentar reconvertir su  opción sexual. Un texto muy generoso ya que está dedicado a sus progenitores. Garrard estudió posteriormente Teoría Queer, está felizmente casado, vive en Nueva York y es un comprometido activista LGTBI. Fuentes: Wikipedia y BBC, entrevista firmada por Lauren Turner.

‘Identidad borrada’ – producción norteamericana de 115 minutos de metraje, escrita y dirigida, adaptando la obra citada, por Joel Edgerton, actor, realizador y guionista australiano de la cosecha del 74, que se reserva aquí el papel del tenebroso «educador» Victor Sykes. Su excelente fotografía está firmada por el catalán Eduard Grau y su banda sonora ad hoc por Jony Greenwood – recoge las inicuas terapias en dicho fanático establecimiento en el que los llamados «alumnos» son tratad@s como delincuentes, vigilad@s continuamente y despojados de sus pertenencias.

Es una denuncia sin fisuras del oscurantismo religioso, patriarcal y homófobo que lucha contra «el pecado sexual» por antonomasia con lo que ellos llamaban «pequeños pasos hacia la hombría» a fin de que sus víctimas se conviertan en «los hombres y mujeres que no son», borrando, eliminando sus identidades sexuales.

Una denuncia sin fisuras  que recuerda, en sus títulos de crédito, que 36 estados norteamericanos permiten esas aberraciones , que han afectado – en algunos casos, abocándolas al suicidio – a 700.000 personas. Y a propósito, no está de más recordar también que el obispado de Alcalá de Henares ha impartido también terapias ilegales y clandestinas para curar la homosexualidad. Algo que ha sido un escándalo en los medios y redes sociales de nuestro país.

Ese valor está ahí, pero… sus puesta en escena y narrativa son planas, reiterativas y convencionales, en opinión de esta firmante. Faltan garra, intensidad y emoción en este terrible relato del terror psicológico, de las torturas físicas y emocionales ejercidas contra jóvenes inocentes. La salvan sus buenas intenciones y el excelente trabajo del trío protagonista Lucas Hedges, Nicole Kidman y Russell Crowe, además del propio Joel Edgerton, ya citado.

En cualquier caso, debe verse.

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