Pues sí, contra todos sus principios, esta firmante va a hacer spoiler para desvelar que, lamentablemente, el asesino de este thriller es nada más y nada menos que su director Gerardo Herrero – productor, guionista y cineasta de la cosecha del 53, que tiene una ingente, aunque irregular, filmografía en su haber en la que destacar títulos como ‘Territorio comanche’ (1997), ‘Las razones de mis amigos’ (2000). ‘Los aires difíciles’ (2005), ‘Silencio en la nieve’ (2012)…, de los que mayormente son adaptaciones literarias, aunque el que nos ocupa no lo sea – por perpetrar esta película tan innecesaria como infumable para quien esto firma.
Y esto lo escribe alguien que siempre se esfuerza por matizar. Y esto lo escribe alguien que respeta la trayectoria y la figura de su director. Y esto lo escribe alguien que acudió a verla con ganas, pues le encanta el género. Y esto lo escribe alguien que esperaba disfrutar con un reparto atractivo. Y esto lo escribe alguien que, sin mayores pretensiones, pensaba que al menos iba a resultarle entretenida. Y esto lo escribe alguien que creyó que su firmante dominaba las claves de la intriga. Y esto lo escribe alguien que creía que su protagonismo femenino iba a ser estimulante. Y esto lo escribe alguien que… Y así podríamos seguir y seguir.
Porque esta producción española – de 100 minutos de metraje, con un guión más que deficiente de Ángela Armero, una fotografía aceptable de David Omedes y una banda sonora ad hoc de Vanessa Garde – en la que se nos cuenta la historia de dos inspectoras de personalidades radicalmente opuestas que van tras un asesino en serie que reproduce con los cadáveres de sus víctimas – de clase alta y coleccionistas de arte – los caprichos de Goya, no se sostiene ni en su tratamiento, ni en su narrativa, ni en su puesta en escena, ni por su ausencia de ritmo, ni en la gradación de un suspense en su gran parte inexistente, ni en la necesaria coherencia interna…
Ni en el hecho de que esté mal escrita. Ni en su aturrullado final. Ni en sus personajes, especialmente las protagonistas, meros clichés estereotipados y sexistas. Sobre todo en lo que se refiere al de Maribel Verdú: dura, fumadora, bebedora y folladora compulsiva… Tanto ella como Aura Garrido hacen lo posible por salvar lo insalvable, así como Roberto Álamo, pero lo tienen muy crudo.
Ha tenido algunas reseñas positivas. Ustedes mism@s.