Archivo diario: octubre 11, 2019

Miradas de mujer que la cartelera se llevó. ‘La directora de orquesta’: Batutas masculinas

Antonia Brico (1902-1989) fue una música holandesa, emigrada a Estados Unidos, dotada de un excepcional talento para el piano y para la dirección de orquesta, que vivió en una época de especiales dificultades para las mujeres en general y para las artistas, como fue su caso, en particular. En una época, que aún es esta en pleno siglo XXI, en la que las batutas eran masculinas, como las bandas y grupos en general,  y resultaba tan inconcebible como insultante que pudiera detentarlas una mujer al frente de ejecutantes varones.

Además de todo ello, no tuvo unos comienzos fáciles pues sus progenitores no la trataban  bien y eran hostiles a que desarrollara sus dotes. Luego, al saber que fue casi forzadamente adoptada y que su madre biológica, una adolescente que murió siendo muy joven, no la abandonó voluntariamente, decidió emanciparse. Tuvo que hacer frente a incontables dificultades.

Tuvo que malvivir y ganarse la vida como podía. Tuvo que, literalmente, mendigar a los prohombres de su tiempo la formación que necesitaba en un ambiente contrario a sus sueños creadores. Ejerció también la docencia y una de sus alumnas, la cantante de folk Judy Collins, dirigió un documental sobre ella en 1971 titulado ‘Antonia: Retrato de la Mujer’… hasta llegar a la guionista, productora, ayudante de dirección y realizadora holandesa Maria Peters, cosecha del 58 con 26 años de carrera en su haber y títulos como ‘Sonny boy’ (2011) en su filmografía, quien le rindió su tributo con esta película.

En esta película, que se inicia siendo la protagonista una chica muy joven, se narran tales datos biográficos citados. A los que se añaden su lucha y persistencia por conseguir su lugar en el mundo musical. A los que se añaden que dirigió, con gran éxito de público y crítica,  contando con 28 años, la Filarmónica de Berlín, a las que siguieron – en Estados Unidos- la San Francisco Simphony Orchestra y la Musician Simphony Orchestra en el Metropolitan House.

Pero, como también se nos muestra aquí,… su carrera estuvo siempre erizada de dificultades con pocas actuaciones y en algunas de ellas tuvo que arreglárselas para, con su grupo de amistades, vender las entradas y con solistas que no querían ser conducidos por una mujer. Pero, como también se nos muestra aquí…, tuvo que luchar sin desmayo contra el recalcitrante machismo de su tiempo.

También se nos da cuenta de que fundó, en 1934, para demostrar las dotes de sus compañeras con todos los instrumentos, la New York Women’s Simphony que tuvo el madrinazgo nada menos que de a la sazón primera dama Eleanor Roosvelt y del alcalde La Guardia. Datos de Wikipedia, además de los del  propio filme.

Lo mejor de ‘La directora de orquesta’ es su homenaje a esta mujer excepcional, su visibilización de una artista y luchadora extraordinaria en clave de gran espectáculo, en clave accesible para todos los públicos. Lo peor es que la recorre un romance almibarado, que es convencional, incluso ramplona y sentimentaloide en más de una ocasión. Que le sobra metraje y se toma su tiempo en llegar a lo esencial. Aunque también contenga momentos vibrantes.

Países Bajos, fechada en 2018, 137 minutos de metraje, correctamente fotografiada por Rolf Dekens y con una partitura ad hoc, piezas clásicas aparte, de Quinten Schram y Bob Zimmerman. Su actriz principal, que además es pianista, Christanne de Bruijn, lo da todo.

Pues ya lo saben, háganle un tributo a Antonia Brico y háganse con ella.

 

Miradas de mujer que la cartelera se llevó.’Señor’: Clases versus afectos

Esta película que nos ocupa – coproducción entre India y Francia, de 96 minutos de metraje, escrita y realizada por la productora, guionista y cineasta hindú Rohena Gera, cosecha del 73, cuyo documental «What’s love got to do with it?» (2013) y ópera prima era una visión sarcástica y crítica de las interrelaciones entre clases, castas y géneros; bien fotografiada por Dominique Colin y con una brillante banda sonora ad hoc de Pierre Aviat – tiene algún punto en común con otra coproducción de este mismo país, esta vez con Alemania y Estados Unidos, ‘Tu fotografía’, de Ritesh Batra, una sensible y singular propuesta que quien esto firma no llegó a reseñar en estas páginas.

Aunque en esta última la relación desigual no estaba marcada por la servidumbre del varón y la diferencia de clases, y educación, era a favor de la mujer lo que resulta un elemento diferenciador fundamental. En esta que nos ocupa, una joven – que se queda viuda tras un matrimonio concertado, y que debe ocuparse, como es tradicional en su país, no solo de ayudar a su propia familia biológica, sino también a la política so pena de ser repudiada – está al servicio de un joven rico y cosmopolita, ha vivido en Estados Unidos, que ha rechazado a su novia al pie del altar por una infidelidad de ella. Ambos conviven, juntos pero no revueltos, en casa del patrón y el acercamiento es inevitable.

A través de la imposibilidad de clase, de casta y de género de una relación – no ya radicalmente desigual – sino sencillamente de una relación que no esté marcada por las estrictas convenciones jerárquicas y patriarcales de una sociedad fundamentalista, la realizadora retrata este vínculo condenado en clave no solo romántica sino social y política. Este es uno de los grandes aciertos de esta película.

También lo son la elegancia, la delicadeza y la sensibilidad con las que está visto el proceso de descubrimiento mutuo, de atracción y de enamoramiento. Con la que están vistas las personalidades del uno y de la otra. Del que lo tiene todo y está apático y depresivo y de quien lo tiene todo en contra – hasta un aprendizaje laboral con el que sueña – y sigue adelante sin decaer. E incluso la conciencia de clase que se despierta en la mujer, que no es solo la aceptación de unas normas odiosas sino la recuperación de su autonomía y dignidad. Y ese final…

Merece la pena. Háganse con ella.

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