Una mujer en la treintena, llamada Miri Matteson, vuelve a la vida, como reza el título, y a la calle, a su pueblo costero inglés, tras pasar en prisión casi la mitad de su existencia por una razón desconocida que se irá desvelando poco a poco a lo largo del metraje. Vuelve al hogar familiar, donde viven sus madre y padre, porque no tiene otra alternativa habitacional. Vuelve a un presente que no reconoce, y en el que no se reconoce, luego del largo paréntesis carcelario del que apenas si se dan detalles.
Vuelve con un aspecto y una imagen como de haber fijado en el tiempo a la adolescente que fue cuando todo ocurrió, siendo como es ahora una mujer madura. Vuelve receptiva y curiosa, aunque a veces los nervios la traicionen. Vuelve con algo parecido a la inocencia… pero la pequeña comunidad que la vió nacer y crecer va a encargarse de hacerle pagar su culpa y su delito con una hostilidad creciente que le cerrará casi todas las puertas.
Vuelve teniendo que asumir todo ello, el peso del pasado, el paso del tiempo, los cambios en todos los sentidos a los que apenas si se le permite adaptarse. Comenzando por los de sus propios progenitores cuyo hogar se ve invadido, y marcado, por el odio exterior. Comenzando por la evolución que han tenido en sus casi dos décadas de ausencia.
Vuelve a reencontrarse con su antiguo novio, casado y padre de familia, que guarda más de un secreto… Vuelve a ver a su mejor amiga. que la evita y luego se nos mostrará por qué. Vuelve intentando una reinserción heroica en una localidad que la odia, salvo por un vecino inmigrante, que desconoce sus acciones anteriores, y que es el único en relacionarse con ella en el aquí y ahora, sin prejuicios. Vuelve en notoria inferioridad de condiciones frente a lo institucional, frente al mercado de trabajo y con una más que cuestionable ayuda de su peculiar asistenta social. Vuelve para descubrir secretos incómodos y ominosos. Vuelve…
Pese a todo lo narrado, el tono de esta producción audiovisual no es en absoluto trágico. Transita, por el contrario, entre el drama, la comedia y la comedia negra. Está recorrida por una fina ironía y un notable sentido del humor, pese a sus contenidos que más de una vez rozan lo vidrioso. Ama a sus personajes centrales, los muestra sin juzgarles, les dota de pluridimensionalidad e intenta ser comprensiva, salvo alguna excepción, con sus rasgos más chocantes.
Tiene una nobleza de sentimientos que la hace conmovedora, pero al tiempo denuncia la hipocresía de un microcosmos cerrado que no acepta la reinserción de la protagonista, ni es capaz de entender las causas y circunstancias que rodearon los hechos que fueron juzgados y severamente castigados. Aunque el personaje central sí acabará, y con ella tod@s nosotr@s, descubriéndolas.
Estamos ante una miniserie británica de 6 capítulos, de 30 minutos de metraje, fechada en el 2019, que puede, y debe, verse en Filmin. Creada, muy bien escrita – junto a Laura Solon – e interpretada por la excelente Daisy Haggard, a la que acompaña un magnífico reparto. Con una impecable factura, avalada en su distribución por la BBC, tanto en su fotografía, que firma Ben Wheeler como en su banda sonora, a cargo de Solomon Grey. Su realización dotada de ritmo y solvencia corre a cargo de Chris Sweeney.
No se la pierdan, es un consejo.