De la extensa filmografía del peculiar y prestigioso guionista y cineasta surcoreano Hong Sang-soo, cosecha del 61, quien esto firma ha tenido ocasión de ver antes que esta que nos ocupa, su última propuesta: ‘En otro país'(2013), ‘Ahora si, antes no’ (2015), ‘En la playa sola de noche'(2017), ‘El hotel a orillas del río’ y ‘La cámara de Claire’, ambas de 2018. De ellas, ha consignado en este blog las críticas de ‘En otro país’ y de ‘La cámara de Claire’ cuyos enlaces son respectivamente:
https://sevillacinefila.es/2013/06/01/en-otro-pais-las-extranjeras/
https://sevillacinefila.es/2018/07/21/la-camara-de-claire-espejos-e-instantaneas/
Ambas, por cierto, protagonizadas por Isabelle Huppert y la segunda también por su actriz fetiche, y pareja en la llamada vida real desde 2015, la excelente Kim Min-hee. En ellas, como en ‘La mujer que escapó’, son perceptibles algunas de las señas de identidad de su autor tales como registrar modos de vida y de relación singulares, a menudo desconcertantes para las premisas occidentales. Muy autóctonos y al mismo tiempo universales.
Tales como ser básicamente minimalista de tratamiento, de puesta en escena – abundantes planos fijos – e incluso de metraje – son cortas la mayoría – con un tenue hilo argumental apoyado en los encuentros y desencuentros de l@s protagonistas, que dialogan y reflexionan mucho en interiores y exteriores y también a veces reaccionan abruptamente.
Conversaciones, situaciones e interacciones en las que el subtexto es lo más importante, en las que se reflejan tanto los usos sociales como los impulsos más espontáneos. Unas señas de identidad fílmicas en las que los personajes femeninos salen mucho mejor parados que los masculinos, en las que a menudo hay triángulos amorosos y notables diferencias de edad en algunas de sus parejas.
Unas señas de identidad fílmica en las que subyacen muchos contenidos autobiográficos y un retrato nada complaciente, y también autocrítico, pero muy sutil, de la sociedad de su país. Entre lo cómico y lo dramático, deja ver una estructura familiar muy potente y fuertemente patriarcal que impregna – pese a su epidérmica modernidad, o pese a estar centrada en personajes con profesiones liberales – todos los campos y clases sociales. Pero sin juzgar, solo mostrando y dejando que sus personajes respiren y fluyan, como sus relatos, ante la cámara.
Todo ello, claro, sin pretensiones de exhaustividad. Lo cierto que entre colegas y compatriotas tan potentes, personales e intransferibles como – en una filmografía tan notable como la surcoreana – Park Chan Wook, Bong Joon-Ho, Lee Chang-Dong o Kim Ki-Duk, Sang-soo puede resultar una rara avis fílmica en el sentido más contemplativo del término.
En ‘La mujer que escapó’, una joven aprovecha que su marido pasa unos días fuera por imperativos laborales para visitar a dos amigas en sus casas a las afueras de Seúl, con las montañas como testigos. Luego coincide casualmente con una antigua conocida en un cine y… Aquí los bares han sido sustituídos por interiores domésticos, en los que, por cierto, se disfruta de la comida, portales o puertas de entrada a los pisos, salvo el local citado y otro donde va a tener lugar un evento.
En estos espacios las conversaciones discurren entre ponerse al día, las circunstancias familiares, los estados civiles de las implicadas, las situaciones amorosas o profesionales… El tono cortés, cómplice y civilizado desvela, sin embargo, a un cónyuge demasiado posesivo, a un amante ocasional incapaz de aceptar que su tiempo terminó, a un antiguo amor arrebatado por alguien de confianza, a un padre autoritario, a un vecino recién llegado que pretende que dos residentes dejen alimentar a unos gatos…
Figuras masculinas ausentes pero muy relevantes o presencias acosadoras o impositivas que revelan las servidumbres de un país cuyas bases son fuertemente patriarcales, como se ha comentado anteriormente. Un país que no es para mujeres y con ellas esquinada e indirectamente, dándoles la voz y la palabra en términos suaves y educados, se posiciona el realizador aquí y en el resto de su obra. También dejando ver la amistad y el afecto entre ellas, la empatía y una suerte de sororidad no militante pero que traspasa la pantalla. Y ese final, otro más, tan abierto y lleno de interrogantes.
77 minutos de metraje. Su guión lo firma, como es habitual, el propio cineasta quien también es responsable de la delicada partitura. Su fotografía, hermosa que sirve a las tonalidades del relato y a su puesta en escena, se debe a Kim Sumin y en su reparto lleno de talento y naturalidad destacar, además de a la citada e hilo conductor Kim Min-hee, a Seo Young-hwa, Song Seon-mi, Kwon Hae-hyo o Lee Eun-mi. Fuente: FilmAffinity.
Mejor Dirección en Berlín para esta delicatessen tan notable, tan similar y diferente a las marcas de la casa autorales de su responsable, para esta pequeña joya que merece ser degustada y por cuyo ritmo y sugerencias hay que dejarse llevar.
Véanla sin falta.