Archivo mensual: agosto 2021

‘Reminiscencia’: Una cuenta en el collar del tiempo

«Una cuenta en el collar del tiempo…» es así como el protagonista de esta película define – en un arranque tan lírico como perturbador, con una voz en off que se integra perfectamente en el relato, relato fílmico que resulta luego ser circular en su conclusión – el pasado. Un pasado del que piensa que es un momento perfecto, único, acabado.

Un pasado en el que invita a sumergirse a sus clientes. Una inmersión literal y simbólica, a través del agua, electrodos, una inyección previa y su voz, que controla a través del holograma en el que se visualizan los recuerdos, un material muy adictivo, por un tiempo muy determinado para no comprometer su integridad física y mental.

Este barquero, como él mismo se describe, antiguo investigador privado que colabora también con la Fiscalía junto a una socia y amiga fiel, les conduce con seguridad a través de los vericuetos de una memoria que es tan precisa como fugitiva. Les anima a detenerse en momentos felices, les guía para descubrir sus secretos más ocultos.

Les ayuda a distinguir lo verdadero de lo falso, los hechos frente a las mixtificaciones o los enfoques de un mismo suceso que se perdieron en su momento. Aunque las trampas de la nostalgia y del autoengaño siempre estén al acecho. Hasta que un día, una mujer tan sugerente como misteriosa que acude a su «consulta» pone su universo del revés, le interna en paraisos e infiernos desconocidos.

Ambientada en una Miami del futuro – a la que también se llama Costa Anegada porque cedió gran parte de su territorio al océano y hay que navegar para atravesarla – postbélica e inquietante con enormes diferencias de clases y submundos aterradores, transita entre la ciencia ficción, el thriller más oscuro y el drama romántico.

En una ciudad bella y tenebrosa, pródiga en contrastes, donde la supervivencia a toda costa y la ley del más fuerte, venga esta de altos o de bajos fondos, son sus señas de identidad. En una ciudad en la que sus habitantes han perdido la esperanza en el futuro y por eso se aferran a ese pasado que el personaje central pone a su disposición.

En una ciudad, en un ambiente, donde el amor está proscrito, atravesado por traiciones y engaños. Y no sólo el mal llamado romántico sino el de madres y padres con hijas e hijos. En una ciudad donde prima la sospecha sobre los afectos. En una ciudad donde la vida vale muy poco. En esa ciudad se desarrolla la historia que esta firmante ha descrito a grandes rasgos, sin entrar en detalles, ni incurrir en spoilers.

Una historia, una mirada de mujer que debuta con ella en el cine- la de la guionista, productora y directora de televisión norteamericana Lisa Joy, cosecha del 72, quien también la escribe. Una producción estadounidense, fechada en el año en curso, de 116 minutos de metraje, fotografiada con excelencia por Paul Cameron y con una estimulante banda sonora de Ramin Djawadi – tan sugerente como frustrante.

Una historia a la que esta firmante le agradece que la composición de una de las protagonistas, una insatisfactoria Rebecca Ferguson, huya del estereotipo de la femme fatale del cine negro al uso y que la otra sea fuerte, empática, resolutiva, lúcida y leal, una estupenda Thandie Newton. Y que siga cultivando el lado sensible de un simplemente correcto Hugh Jackman.

Una historia bajo la influencia, de fondo y de forma, de puesta en escena y de tratamiento, de otros ilustres precedentes en el cine y en la televisión. Ustedes las advertirán sin duda. Una historia no carente de atractivos, de clima y de capacidad evocadora, que podía haber resultado mucho más hermosa, intensa y profunda de haber explorado todas sus posibilidades y todas las cuestiones existenciales que plantea solo epidérmica y convencionalmente.

Con todo, una realizadora a seguir. Con todo, deberían verla.

‘Annette’: Respiren hondo…

En el vibrante arranque de este inclasificable drama musical – combinado con el fantástico, el terror y los cuentos más inquietantes – junto a los singulares títulos de crédito, en el primero de los números cantados que nos presenta a los principales actores y a la actriz que componen a los personajes centrales, se advierte a l@s espectadores-as que no rían, ni lloren, ni hablen, ni siquiera respiren. O mejor, que respiren hondo, que tomen una respiración profunda antes de enfrentarse a lo que van a ver.

Respiren hondo ante este intenso, desaforado, elegante, desmedido, excéntrico, transgresor, cruel, desasosegante, contradictorio, complejo, culto, sofisticado, feroz, oscuro, por momentos irritante ante presuntas equidistancias que no son tales, turbio, exquisito, paradójico, tierno, lírico, hermoso, excelso, brillante…, con un largo etcétera de posibles calificativos más, relato fílmico que, pese a sus 140 minutos de metraje, consigue que sea imposible sustraerse a su influencia hipnótica. Al menos, en lo que a esta firmante se refiere.

Respiren hondo ante el reto narrativo que supone a la vez asumir las reglas de un género y subvertirlas. Respiren hondo ante unos temas que resultan secos, abruptos, sombríos y desasosegantes, incluso cuando glosan a las emociones más tiernas, y pese a todo transmiten belleza y una extraña poesía.

Respiren hondo porque, cuando se relajen, les alcanzará un proyectil incrustado en la historia. Respiren hondo ante esta historia del arrebatado romance entre un monologuista caústico e impío, que se hace llamar el Simio de Dios y una excelente cantante de ópera, uno y otra en el culmen de sus respectivas carreras, que se casan y son padres de una niña excepcional pero…

Respiren hondo ante esa niña peculiar que recibe un don tan inesperado como a la postre insidioso. Respiren hondo ante una mujer enamorada que, incluso en sus momentos más felices, no puede sustraerse a terribles presagios. Respiren hondo ante un hombre enamorado, pero abismal y (auto)destructivo, capaz de lo mejor y lo peor.

Respiren hondo ante su retrato en negro. Respiren hondo ante las actuaciones de ella y de él. Respiren hondo ante una puesta en escena apabullante, habitada por un diabólico talento visual, pródiga en números, escenas, momentos y secuencias estelares, en la que, para quien esto firma, no sobra un solo plano. Respiren hondo ante las performances de un bebé. Respiren hondo…

Producción francesa, fechada este año, de 140 minutos de metraje. Sus espléndidas música y libreto se deben a Ron y Russell Mael y a Sparks. Su excepcional fotografía a Caroline Champetier. La firma el insobornable, otrora enfant térrible de la cinematografía gala, actor, guionista y cineasta Leos Carax – cosecha del 60, quien por cierto tiene un cameo en el filme, quien cuenta entre sus créditos con títulos como ‘Mala sangre’ (1986) ‘Los amantes del Pont Neuf’ (1991) o ‘Holy Motors’ (2012), que se ha tomado nueve años para este regreso que no dejará a nadie indiferente y que, con algunas excepciones, ha encandilado a la crítica – y en su reparto destacar los talentos de Simon Helberg, de una tan delicada como magnética Marion Cotillard y de un eminente Adam Driver, a quien todos los reconocimientos le son debidos.

Respiren hondo, salgan de sus zonas de confort, abran sus mentes, asómense a sus aristas, excelencias, abismos y negruras y no se la pierdan. Es toda una experiencia.

Escrito queda.

‘Tres veranos’: Glorias y miserias

Tres veranos del hemisferio sur. Tres veranos australes. Tres veranos atípicos documentados en esta película que nos ocupa. Tres veranos recién iniciados pero sólo uno con toda la exhibición en poderío económico y estatus social de la familia brasileña de alto estanding que la protagoniza – junto a sus sirvientes-as, especialmente ell@s, y muy especialmente el personaje central de esta película coral, el ama de llaves – y el olvidado, lúcido y triste abuelo.

Tres veranos correspondientes a los años 2015, 2016 y 2017. Tres veranos recién iniciados entre las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. El primero, se reitera, es el único en que nos es dado contemplar cómo ese grupo humano privilegiado echa su mansión estival por la ventana en una fiesta lujosa y multitudinaria que no sería posible sin el trabajo de la servidumbre. Una fiesta lujosa y multitudinaria que va revelando glorias y miserias, porque el pater familias está pendiente del teléfono, recibiendo noticias que no auguran nada bueno, y l@s emplead@s reclaman pacíficamente sus salarios atrasados…

Y el segundo en el que estos últimos, en el mismo escenario, ahora devastado, sacan a la venta los objetos y enseres que sus dueñ@s, otrora patrones, les dejaron para pagarles las retribuciones que les debían. El servicio, mujeres y hombres, muestra su unidad bajo la batuta de la antigua encargada Madá. Está muy bien contrastada, y mostrada, las diferentes formas de disfrutar de ambas clases. Aunque los ecos del escándalo de corrupción del señor aún perduran, con interrogatorios políciacos. Y el abuelo sigue allí, con ell@s.

En el tercero… saldrán a la luz secretos dolorosos de esa mujer, la citada Madá- una espléndida Regina Casé, Mejor Actriz ex-aequo en Málaga – un torbellino de apabullante vitalidad y alegría a raudales. Y la conclusión, que deberán ver ustedes.

Porque la película – coproducción entre Brasil y Francia, fechada en 2019, de 94 minutos de metraje, dirigida, y coescrita junto a Iana Cossoy Paro, por la profesora, videoartista, documentalista y cineasta Sandra Kogut, cosecha del 65, muy bien fotografiada por Ivo López Araújo, con una música vibrante de Berna Ceppas y con un reparto coral que funciona muy bien. Premio de la Crítica en Málaga y Mejor Montaje en La Habana – debe ser vista por sus valores al reflejar con una lucidez incisiva el modo de vida de una élite patricia y su servidumbre y… a pesar de sus carencias.

Carencias como desequilibrios narrativos. Como que apunta y no desarrolla, luego desaprovecha, una crítica social y de clase que podía haber dado mucho juego. Es demasiado amable, aunque contenga observaciones interesantes, cuando debería haber sido demoledora. Y a nivel político está apenas insinuado – y encubierto tras la corrupción individual, privada – el estado de podredumbre generalizada que propició el acceso al poder del fascista Bolsonaro.

Pero merece la pena. No se la pierdan.

Escrito queda.

‘Charlatán’ y el maltrato animal…

Quien esto firma acudió esta tarde, con ánimo y ganas de paliar el retraso en cine debido a su miniconfinamiento en la pasada e inclemente ola de calor, al Avenida para visionar una de las dos miradas de mujer que oferta en su cartelera. Concretamente, la de la prestigiosa guionista, escritora, directora de teatro y cineasta polaca Agnieszka Holland, cosecha del 48, entre cuyos créditos fílmicos están ‘Europa, Europa’ (1990), ‘Olivier, Olivier’ (1992), o ‘Washington Square’ (1997) emtre un larguísimo etcétera.

Tenía también un interés especial en ella porque se basa en un personaje real que, sobre el papel resultaba apasionante: un sanador y experto en hierbas medicinales que diagnosticaba enfermedades muy certeramente a través de la orina, atendía gratuitamente a la muchedumbre que lo requería sin distinción de clases, credos o ideología y que era además un hombre torturado por su no asumida homosexualidad. Opción sexual que chocaba frontalmente con su fe y con la severidad y rigor de su carácter, por decirlo de una manera suave…, tal y como es mostrado en el filme.

Esta firmante no va a entrar en consideraciones críticas, no es esa su intención. Lo que pretende con esta entrada es dejar constancia de que se salió de la proyección media hora antes de su final, por el maltrato animal en ella. Estuvo a punto de hacerlo antes por la utilización gratuita, podía haber sido una elipsis, de unos gatitos bebés aterrados. Pero la escena de una paloma a la que zarandean antes de matarla, estuviera trucado o no, la hizo abandonar la sala.

Una cuenta que quien esto suscribe sigue en twitter, Redes Antiespecistas, escribía hoy respecto al veganismo que no es un tema de máximos sino de mínimos. Así es y lo mismo puede decirse de la explotación, abuso, sufrimiento, terror y utilización inflingidos a cualesquiera especie no humana en el rodaje de una película. No hay que llegar a los máximos, a la tortura y al asesinato en directo. El hecho de que estas criaturas indefensas y sintientes sean víctimas de cualquier escena o plano que las haga padecer física o emocionalmente, el que aparezcan en una filmación bajo estas circunstancias deplorables «en función de la historia», no debería permitirse.

Y no lo está, de hecho, en numerosos países civilizados, pero much@s directores-as hacen caso omiso. Porque nunca se reiterará lo suficiente que el cine tiene todos los recursos para evitar estas indignidades. Para evitar estas crueldades inferidas a seres vivos que están a merced de quienes detentan todo el poder sobre ellos. Más aún cuando para dar por buena una escena o plano deben rodarse muchas tomas, lo que acrecienta sus padecimientos.

Escrito queda. Aviso a navegantes animalistas.

Cine en plataformas, Filmin. Atlántida Mallorca Film Festival 2021, ‘Los inocentes’: Tirar la piedra y esconder la mano

El guionista y cineasta Guillermo Benet, cosecha del 84, debuta en el largometraje con este inquietante drama con aires de thriller – que tiene ecos, lejanos y salvando todas las distancias, de ‘Rashomon’ de Kurosawa – filmado en el formato cuadrado 1:1, una elección de puesta en escena muy acertada que aporta tensión, claustrofobia y un desasosiego creciente al relato. Está basado en su corto homónimo, que recibió los premios a la Mejor Película y al Mejor Guión en la Semana del Corto de la Comunidad de Madrid. Participó asímismo en la Sección Revoluciones Permanentes del pasado SEFF.

Sección que, no lo olvidemos, ha sido descrita por el Certamen como «la más joven del Festival, la que representa el futuro del cine, la que ofrece las propuestas más radicales y valientes, la que va en busca de las cinematografías que están por ser creadas…». Viene al caso esta cita como declaración de principios al respecto de una ópera prima muy estimulante, aún con sus imperfecciones, de un director a seguir.

Cuando la policía desaloja un concierto en un centro social, repleto de jóvenes, mientras en el exterior hay cargas, carreras y estampidas por las calles adyacentes, seis de ell@s coinciden, en distintos tiempos de esa volcánica noche, ante un contenedor de escombros lleno de piedras. Desde allí, con el rugido de fondo, el miedo y la excitación en el cuerpo, las lanzan hacia los hombres de uniforme aislados que ven. Uno cae ensangrentado y queda inmóvil en el suelo. A partir de ahí…

A partir de ahí, se nos muestra el dónde, el cómo y el cuando de cada cual. A partir de ahí, cada una de las versiones y las visiones en una suerte de capítulos que se funden en negro antes de dar paso a cada personaje. A partir de áhí, lo que se dice y lo que se calla. A partir de ahí, las tensiones, las suspicacias, las justificaciones, las excusas, las culpas… A partir de ahí, se reúnen en una casa intentando armar una versión común. A partir de ahí, las contradicciones, los dilemas morales que no son enunciados, pero sí están muy presentes.

A partir de ahí, nunca mejor dicho, el tirar la piedra y esconder la mano. A partir de ahí, cada cual piensa, y prefiere no creer, que su piedra fue el arma asesina. A partir de ahí, la víctima también puede ser un enemigo a batir en un combate desigual. A partir de ahí, la tensión creciente de estar bajo sospecha y poder ser detenid@s de un momento a otro. A partIr de ahí, los relatos difieren de las vivencias. A partir de ahí, hasta llegar a una conclusión inesperada. A partir de ahí…

Benet no juzga a sus protagonistas, solo los muestra. Y también sus debilidades teóricas, políticas, ideológicas y éticas. Sus insuficiencias, miserias y esquematismos conceptuales. Desde luego no los condena, aunque su inmadurez resulta evidente con su carga de remordimientos y ansiedad. Con la fragilidad de sus posiciones, con sus vulnerabilidades disfrazadas de chulería.

Producción española, fechada en 2020, de 100 minutos de metraje. Su guión lo firma el propio director junto a Rafa Alberola. Su excelente fotografía se debe a Giuseppe Truppi. Y los temas de su banda sonora, que solo se hacen sentir cuando son pertinentes, a Trola. En el reparto, lo dan todo Susana Abaitua, Violeta Orgaz, Pilar Bergés, Raúl de la Torre, Olivia Delcán y Pablo Gómez Pando.

Es una apuesta libre y valiente. No se la pierdan en Filmin.

En cartelera. Viernes, 13: El terror está en los termómetros…

De entre la oferta de estrenos de este viernes 13, cuyo terror está en los termómetros, destacamos tres películas que podrán verse en sus versiones originales subtituladas. Son, las comentaremos por este orden, una húngara, una checa y una danesa.

La primera es ‘El médico de Budapest’, escrita y dirigida por el prestigioso István Szabó. Sigue a un cardiólogo obligado a jubilarse, que no puede vivir sin su trabajo por lo que decide ejercer como médico generalista en su pueblo natal. Lo que ignora es que este será el comienzo de una terrible experiencia.

Se ha escrito sobre ella, extractos de críticas de expert@s publicadas en la imprescindible página FilmAffinity que, en este caso, solo es una: «Sus propósitos son sinceros… Pero su defecto es que se permite hacer bromas ocurrentes a expensas de la corrupción para ofrecer una lectura más petulante» David Katz, Cineuropa. Se impone comprobarlo viéndola.

La segunda es ‘Charlatán’, de la igualmente reputada realizadora Agnieszka Holland. Un drama, basado en hechos y personajes reales, ambientado en los años 30, sigue a un hombre, fascinado por las plantas y sus propiedades, que se convirtió en un popular sanador que curaba por igual a ricos y pobres, a nazis y a comunistas. Acusado de charlatán por las autoridades políticas, tuvo que demostrar que no lo era en un juicio.

Se ha escrito sobre ella: «Un rico rompecabezas psicológico, de hipnóticas interpretaciones y de animadas contraposiciones de escenas de los momentos claves de la vida del protagonista» Deborah Young, The Hollywood Reporter; «Un biopic hermoso, inteligente y escrutador, pero algo seco… Es un retrato ambicioso de la imperfección humana que no consigue que el espectador sienta afecto por su sujeto» Guy Lodge, Variety; `»Puede que sea modesta, pero demuestra que Holland tiene más conocimiento del cine en su dedo meñique que la mayoría en todo su cuerpo» Marta Balaga, Cineuropa. Se impone comprobarlo.

Y la tercera es ‘Jinetes de la justicia’, del reconocido guionista y cineasta Anders Thomas Jensen. Entre la acción, la comedia, el thriller y la comedia negra, narra la historia de un militar cuya esposa muere en un trágico accidente de tren. Pero un pasajero afectado, junto a dos excéntricos colegas, parecen convencidos de que fue un atentado y se impone la venganza… Protagonizada por el excelente Mads Mikkelsen (‘Otra ronda’).

Se ha escrito sobre ella: «Aguda, violenta, transgresora, tocapelotas, políticamente incorrecta y, en ocasiones, desternillante» Fionnuala Halligan, Screendaily; «Una fábula moderna inesperadamente emotiva…» David Ehrich, IndieWire; «Una grata sorpresa que trasciende y se eleva por encima del típico film de venganza. Es una mezcla única que fascina y cautiva» Matt Fowler, IGN. Se impone comprobarlo.

Pues ya lo saben. Consulten horarios y sesiones, respalden las medidas de seguridad y vayan al cine. #CineEnLasSalas #CineSeguro

‘Madres verdaderas’: No me borres…

La animalista que esto firma ni perdona, ni olvida, que la escritora, fotógrafa, guionista y cineasta japonesa Naomi Kawase, cosecha del 69, de quien había admirado anteriormente ‘El bosque del duelo’ (2007), perpetrara en ‘Aguas tranquilas’ (2014) el asesinato brutal de tres corderos. Del horror ante el primero, recién comenzada la proyección, se salió de la sala y se prometió a sí misma que no volvería a ver otra suya. Pero… no siempre es fácil mantener tales propósitos, menos aún escribiendo sobre cine, y sucumbió – afortunadamente ya sin maltratos animales de por medio – a la singularidad agridulce de ‘Una pastelería en Tokio’ (2015), a la fallida ‘Hacia la luz’ (2017) y hoy mismo a esta que nos ocupa.

Permitan a esta firmante expresarles, para empezar, que se ha rendido sin reservas ante esta propuesta espléndida, poética, compleja, dura, profunda, más grande que la vida, pese a su delicadeza, y emocionante hasta las lágrimas. Permitan a esta firmante expresarles que tras temerse lo peor, con una premisa argumental tan manida y sobada como la de una pareja que adopta legalmente al hijo de una chica jovencísima que no puede criarle y quien, al cabo de los años, se les presenta en casa exigiendo sus derechos sobre él y amenazando su estabilidad familiar…

… Se encontró, para su asombro, con que la historia, su tratamiento, su escritura, su narrativa y su puesta en escena rompían todos los esquemas, clichés y tópicos al uso. Porque es cualquier cosa menos lineal, sino que está dotada de una notable estructura circular que aporta luz y claridad a los acontecimientos. Porque es cualquier cosa menos esquemática. Porque es cualquier cosa menos previsible. Porque da espacio y mima a sus personajes, incluso a los más secundarios, con la excepción de quienes se comportan intolerablemente. Porque te deja ver el pasado con flashbacks tan sutiles y bien insertados en el relato, que permiten comprender y contextualizar el presente de l@s protagonistas.

Porque se toma su tiempo, 139 minutos de absorbente metraje, que no pesan y que resultan imprescindibles para aprehender la integridad. con todas sus aristas y matices, de lo contado. Porque permite ver las circunstancias y las personalidades. Porque la naturaleza, los árboles, el mar… sirven como interludio poético y como elemento dramático, en cada capítulo. Porque no convierte en rivales a esas dos mujeres que aman al mismo niño, aunque tengan todas las prevenciones mutuas en su abrupto reencuentro.

Porque aquí hay dos madres verdaderas, aunque sólo una conviva con el «precioso tesoro» al que hace alusión un hermoso tema que se reitera como leit motiv y al que pertenece también ese «no me borres» título de esta entrada. Porque la mirada sobre ellas, y sobre sus radicalmente opuestas circunstancias familiares y socioeconómicas, es amplia, profunda y matizada hasta en sus más nimios detalles.

Pero también dura, durísima con el entorno y el itinerario vital de una criatura con el alma rota que nunca olvidó al bebé que gestó, siendo ella misma una niña. Porque ambas son buenas en el buen sentido de la palabra. Porque la casa de la isla de Hiroshima, ya la verán…, y su responsable de la agencia de adopción, les da el calor familiar que les falta a las chicas cuyas existencias han sido cualquier cosa menos fáciles. Porque aunque es una película de actrices, los roles masculinos están tratados con mucho respeto

Porque pudo haber sido un dramón y sabe sortear con elegancia ese precipicio, siendo un drama hondo y profundo. Porque es intensa y emotiva hasta las lágrimas pero nunca perpetra un chantaje emocional. Porque así podíamos seguir y seguir, pero conviene que la experimenten, en su ritmo tan especial y envolvente incluso cuando está narrando la desesperanza más profunda, sin salida y sin anestesia. Porque…

Producción japonesa, fechada en 2020. Escrita por la propia directora, junto a Izumi Takahashi, adaptando la novela de Mizuki Tsujimura. Su bellísima fotografía está a cargo de Yuta Tsukinaga y Naoki Sakakibara. Su banda sonora, que suena cuando debe, se compone de variaciones del tema citado. En cuanto a su reparto tan solvente, destacar las conmovedoras composiciones de Hiromi Nagasaku y Aju Makita. Fuente: FilmAffinity.

No la borren de sus vidas cinéfilas. Véanla sin falta.

‘En cartelera’: Tres miradas de mujer

Desde este blog siempre se ha mantenido en que el verano es una estación pródiga para las realizadoras. Para lo mejor ,porque conocemos sus propuestas y para lo peor, porque son menos vistas. En este primer viernes de agosto, se cumple tal regla. Las películas a destacar de entre su oferta de estrenos son, respectivamente, las de una brasileña, una finlandesa y una japonesa y todas pueden verse también en sus versiones originales. Las comentaremos por ese orden.

La primera es ‘Tres veranos’ coproducción entre Brasil y Francia dirigida y coescrita por la profesora, documentalista, guionista y cineasta Sandra Kogut, cosecha del 65. Sigue a una familia privilegiada que organiza anualmente una fastuosa celebración familiar entre Navidad y Año Nuevo… hasta que es abruptamente cancelada. Una mirada crítica al Brasil contemporáneo a través de un padre olvidado y una antigua trabajadora. Mejor Actriz y Premio de la Crítica en Málaga y Mejor Montaje en La Habana

Se ha escrito sobre ella, extractos de críticas de expert@s publicadas en la imprescindible página FilmAffinity:

«Kogut apuesta por el exceso, por la hiperacción de una sensacional protagonista y por una coralidad casi berlanguiana que atrapa a los personajes», Carlos Marañón, Cinemanía; «Que la sangre no llegue al río no es por cobardía… el relato prefiere celebrar la ternura y la ilusión», Pere Vall, Fotogramas. Está claro que hay que verla.

La segunda es ‘Damas de hierro’, de la actriz, realizadora, videoartista y aquí también coguionista Pamela Tola, cosecha del 81. Sigue a una mujer de 75 años, que acaba de matar a su marido y planea enterrarlo. Pero, cuando es consciente de que va a pasar el resto de su vida en la cárcel, se lanza a un enloquecido viaje con sus dos hermanas. Nominada a la Mejor Comedia en los Premios del Cine Europeo.

Se ha escrito sobre ella:

«El gran acierto reside en su equilibrio tonal… el guión brilla en la construcción de las dinámicas entre las protagonistas y triunfa al elaborar una historia cercana» Mireia Mullor, Fotogramas; «Tiene un lado malicioso, pero también demasiado dolor y corazón para describirla simplemente como una simpática travesura» Marta Balaga, Cineuropa. Está claro que hay que verla.

Y la tercera es ‘Madres verdaderas’ de la prestigiosa directora, quien también coescribe su guión adaptando una novela, Naomi Kawase, cosecha del 69. Tras años de intentar ser madre infructuosamente, Satoko y su marido deciden adoptar a un niño. Pero años después reciben la visita de una chica desconocida que dice ser la madre biológica…

Se ha escrito sobre ella:

«… Lo esencial es el soberbio retrato del estado interior de los personajes» Javier Ocaña, El País; «…Alterna momentos de una belleza incuestionable con la simple confusión» Luis Martínez, El Mundo; «…Un folletín finalmente lacrimógeno en cuyo interior se esconde alguna que otra perla» Carlos Losilla, Caimán; «… Una historia dura, turbia y estremecedora envuelta en gasa, seda y sosiego» Oti Rodríguez Marchante, ABC. Está claro que hay que verla.

Escrito queda. Consulten horarios y sesiones, respalden las medidas de seguridad y vayan al cine. #CineEnLasSalas #CineSeguro

Cine en plataformas. Filmin, Atlántida Mallorca Film Fest 2021. ‘Pari’: Buscar y… ¿encontrarse?

Esta ópera prima del guionista y cineasta iraní, afincado en Grecia, Siamak Etemadi, cosecha del 72, concursó en la Sección Panorama de la pasada Berlinale. Se trata de una coproducción entre Grecia, Francia, Holanda y Bulgaria, de 101 minutos de metraje. Escrita también por el director, cuenta con una muy buena fotografía de Claudio Bolívar y una no menos eficiente banda sonora de Pierre Aviat. Entre su solvente reparto, destaca poderosamente su protagonista, una excelente Melika Foroulan, sobre cuyos hombros descanse el peso de la película. Fuente: FilmAffinity.

Está dedicada a otra mujer llamada Pari, la madre del realizador, a quien este le preguntó qué sería capaz de hacer en el caso de su desaparición. Su respuesta tiene todo que ver con la historia que sigue a un sexagenario iraní, profundamente religioso, que junto a su mujer, mucho más joven, llegan al aeropuerto de Atenas esperando ser recibidos por su hijo, Babak, a quien no han visto desde hace dos años. Los mismos que teóricamente lleva el chico estudiando en la Universidad Politécnica con una beca. Pero no aparece y nadie, ni en el Centro mencionado, ni en la Embajada de su país, les sabe dar noticias de él. Salvo que abandonó sus estudios y se perdió su pista.

Tampoco en su apartamento, una habitación cochambrosa en un barrio marginal – donde hay viejos diarios con algunos versos que podrían ser significativos y un símbolo que ignoran es del anarquismo – del que falta desde hace tres meses, debiendo ese mismo periodo de alquiler. Una vez sufragada la deuda por el padre, Farrokh – del que luego sabremos más detalles como progenitor… – ambos, con la determinación inquebrantable de la mujer, se lanzan a la ciudad menos turística – apenas si entrevemos fugazmente el Partenón y una panorámica completa- menos icónica, más subterránea, más miserable, más alternativa y más guerrera en la que hay disturbios de signo ácrata que la policía reprime contundentemente.

Entre los manifestantes Pari cree ver a su hijo, cuya foto muestra por todas partes en un país extraño y con su precario inglés, se pierde entre el tumulto, conoce a personas como una joven Zoé y… a partir de ahí se lanza a una aventura que, incluso pese al reencuentro con su cónyuge, será iniciática y le abrirá un incierto futuro.

Estamos ante un filme no carente de interés, con las virtudes y los defectos de una ópera prima. A veces lento, otras casi espasmódico, resulta interesante el hecho de que va a la contra de los hijos de inmigrantes, europeos de segunda generación, que se radicalizan en el fundamentalismo. Aquí, por el contrario, es un joven criado en principios religiosos estrictos quien se abre a otras ideas, otras luchas y otros ambientes. Aunque muestre un retrato deliberadamente borroso del hijo ausente y de su salto del compromiso político a…

Algo disperso, en definitiva y no exento de contradicciones en un guión y una narrativa que pretende abarcar demasiado. Y, desde luego, lo que no es de recibo es que sea calificado de feminista. Porque no hay tal, sino una madre amantísima valiente y decidida a todo, y a pasar por todo, con tal de encontrar al hijo. Porque a las mujeres prostituídas que aparecen se las trata como «de vida alegre» a todos los efectos, sin mirada crítica alguna, sino tópica y sexista, sobre su esclavitud sexual y porque la conclusión es cualquier cosa menos liberadora para la protagonista por mucho que se despoje de las vestiduras impuestas por su credo.

Con todo, debe verse. Háganlo.

Cine en plataformas. Filmin. Atlántida Mallorca Film Fest 2021, ‘El chico más bello del mundo’: Inocencia interrumpida

Un varón de edad indefinida con el pelo largo, larga barba y largo bigote canosos, alto, delgado, con un look marginal y desaliñado, con un rostro surcado de arrugas y unos ojos grises que aún pueden ser hermosos, deambula por unos pasillos inquietantes, oníricos y tan descarnados como él… mientras se recuerda la efemérides que, cincuenta años atrás, le convirtiera en un icono fílmico y estético, el Tadzio de la viscontiniana ‘Muerte en Venecia’. Que le convirtiera, a sus 15 años, en ‘El chico más bello del mundo’ desde que Luchino Visconti, nada más verlo, durante el casting al que miles de niños se presentaron, para interpretar al personaje que tuvo lugar en 1970 en el Grand Hotel de Estocolmo, supiera que era Él.

Mientras vemos estas imágenes, en las que el realizador italiano le hace desnudarse de cintura para arriba, girar, andar, posar en un ajustado bañador… se nos muestra la realidad del actual modus vivendi de Björn Andrésen, músico e intérprete sueco, cosecha del 55. Una casa ruinosa por la suciedad y el abandono de su titular que ha suscitado la protesta vecinal, y a la que su pareja Jessica Vennberg consigue adecentar y convertirla en un hogar digno. Una mujer que, pese a verse tentada a abandonarlo más de una vez, le quiere en su presente y es – como el propio documental que nos ocupa – muy crítica con las circunstancias que rodearon al nacimiento del mito.

Persona y personaje, esplendor y olvido, gloria y miseria, pasado y presente, proyección pública e intimidad. van alternándose en este fascinante, demoledor, terrible, complejo, caleidoscópico y sereno retrato de un hombre con todas las cargas y oscuridades, con sus fragilidades y sus culpas, con sus carencias y auto destrucción, con sus duelos y su voluntad de indagar en sus orígenes y asumirse con todas las consecuencias.

Entre el ayer y el hoy, entre las imágenes de archivo cinematográficas, estelares – Cannes, el estreno en Londres de la película con la realeza presente – y las familiares – de su propia infancia, de la de sus hijos…- se va componiendo una aproximación poliédrica al Björn Andrésen resultante, a los acontecimientos que le llevaron del tal como era, tal como pudo ser y tal como se nos muestra en el aquí y ahora de las imágenes.

Sus reencuentros con su hija, con su mánager japonés, la locura nipona que desató, el deseo, sobre todo masculino, que le perseguía en París o donde quiera que fuese en su época dorada. Con la mujer que pudo darle la clave de la muerte de su añorada progenitora y de la identidad de su progenitor, con su hermana. Con sus cambios físicos y emocionales, con su timidez, con su vocación musical por encima de todo. Con su condición de objeto erótico, si bien idealizado, pero explotado para el cine. Con el desgarro y el remordimiento por su bebé perdido. La vuelta a París, la vuelta al Lido…

No apela al mito, se encara con el sujeto resultante de tantos vaivenes existenciales, es lo que realmente, y se agradece tanto, le interesa mostrar. Duele, sin hacer sangre, ni juzgar, aunque sea muy crítica, y es profundamente hermosa y emocionante.

Documental sueco, fechado en este año, de 93 minutos de metraje. Escrito y codirigido por Kristina Lindström y Kristian Petri, bellamente fotografiado por Erik Valisten y con una no menos sugerente banda sonora de Anna von Hausswolff.

Se repite, está en Filmin. No dejen de verlo.