El guionista y cineasta Guillermo Benet, cosecha del 84, debuta en el largometraje con este inquietante drama con aires de thriller – que tiene ecos, lejanos y salvando todas las distancias, de ‘Rashomon’ de Kurosawa – filmado en el formato cuadrado 1:1, una elección de puesta en escena muy acertada que aporta tensión, claustrofobia y un desasosiego creciente al relato. Está basado en su corto homónimo, que recibió los premios a la Mejor Película y al Mejor Guión en la Semana del Corto de la Comunidad de Madrid. Participó asímismo en la Sección Revoluciones Permanentes del pasado SEFF.
Sección que, no lo olvidemos, ha sido descrita por el Certamen como «la más joven del Festival, la que representa el futuro del cine, la que ofrece las propuestas más radicales y valientes, la que va en busca de las cinematografías que están por ser creadas…». Viene al caso esta cita como declaración de principios al respecto de una ópera prima muy estimulante, aún con sus imperfecciones, de un director a seguir.
Cuando la policía desaloja un concierto en un centro social, repleto de jóvenes, mientras en el exterior hay cargas, carreras y estampidas por las calles adyacentes, seis de ell@s coinciden, en distintos tiempos de esa volcánica noche, ante un contenedor de escombros lleno de piedras. Desde allí, con el rugido de fondo, el miedo y la excitación en el cuerpo, las lanzan hacia los hombres de uniforme aislados que ven. Uno cae ensangrentado y queda inmóvil en el suelo. A partir de ahí…
A partir de ahí, se nos muestra el dónde, el cómo y el cuando de cada cual. A partir de ahí, cada una de las versiones y las visiones en una suerte de capítulos que se funden en negro antes de dar paso a cada personaje. A partir de áhí, lo que se dice y lo que se calla. A partir de ahí, las tensiones, las suspicacias, las justificaciones, las excusas, las culpas… A partir de ahí, se reúnen en una casa intentando armar una versión común. A partir de ahí, las contradicciones, los dilemas morales que no son enunciados, pero sí están muy presentes.
A partir de ahí, nunca mejor dicho, el tirar la piedra y esconder la mano. A partir de ahí, cada cual piensa, y prefiere no creer, que su piedra fue el arma asesina. A partir de ahí, la víctima también puede ser un enemigo a batir en un combate desigual. A partir de ahí, la tensión creciente de estar bajo sospecha y poder ser detenid@s de un momento a otro. A partIr de ahí, los relatos difieren de las vivencias. A partir de ahí, hasta llegar a una conclusión inesperada. A partir de ahí…
Benet no juzga a sus protagonistas, solo los muestra. Y también sus debilidades teóricas, políticas, ideológicas y éticas. Sus insuficiencias, miserias y esquematismos conceptuales. Desde luego no los condena, aunque su inmadurez resulta evidente con su carga de remordimientos y ansiedad. Con la fragilidad de sus posiciones, con sus vulnerabilidades disfrazadas de chulería.
Producción española, fechada en 2020, de 100 minutos de metraje. Su guión lo firma el propio director junto a Rafa Alberola. Su excelente fotografía se debe a Giuseppe Truppi. Y los temas de su banda sonora, que solo se hacen sentir cuando son pertinentes, a Trola. En el reparto, lo dan todo Susana Abaitua, Violeta Orgaz, Pilar Bergés, Raúl de la Torre, Olivia Delcán y Pablo Gómez Pando.
Es una apuesta libre y valiente. No se la pierdan en Filmin.