Archivo diario: enero 21, 2022

Cine en plataformas. Filmin, ‘El callejón de las almas perdidas’ (1947): Magias sombrías

Dado que ya a estas deshoras es viernes y falta poco para que se estrene el remake que ha escrito y dirigido Guillermo del Toro de esta película que nos ocupa, versión de1947… Dado que se estrena hoy con todos loa honores… Y dado que ha sido una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de la tertulia de cine Luis Casal Pereyra del miércoles, 2 de febrero, a las 19.30, en Casa del Libro Viapol…

…Dadas todas estas circunstancias, esta firmante decidió ver en la plataforma cinéfila por excelencia, Filmin, la original en la que está basada, a fin de tener una mayor visión de conjunto. Y se encontró con una película que transita entre los márgenes del cine negro, del drama, de esas ferias ambulantes pródigas en todo tipo de ilusiones para un público ingenuo y ávido de sensaciones.

Y se encontró con una película turbia y sombría, cuya negrura apenas es disimulada por las estrictas normas «morales», por la férrea censura del Código Hays y de esa década en la que el mundo acababa de salir de su Segunda Gran Guerra. Y se encontró con el retrato, aunque fuera muy al fondo, de un país en el que las clases populares malvivían y la clase alta disfrutaba de privilegios y fortunas ostentosas.

Y se encontró con el horror, la picaresca, los engaños y trampantojos de unos carnavales circenses itinerantes en los que sólo medraban l@s más fuertes. Y se encontró con la crueldad de exhibir en ellos a un presunto «salvaje» que debía – para representar serlo, maltrato sumado al maltrato – alimentarse con animales vivos, aunque afortunadamente no se ve.

Y se encontró con la historia de un pillo, de un ingenioso y pérfido buscavidas que, en alianza con una presunta pitonisa – aunque muy experta en el tarot, estupenda Joan Blondell – y unos códigos determinados, adivinaban las preguntas del público.

Y se encontró con que, cuando ya el espectáculo se le quedó pequeño y pueblerino, abandonó a su amiga y a su compañero alcohólico al que… no se perpetrará spoiler aquí, y se lanzó, ejerciendo ya éismo como mentalista, a deslumbrar – luego, estafar – a gente rica y privilegiada con la compañia, y la complicidad en las claves, de una jovencita de la feria perdidamente enamorada de él, con la que tuvo que casarse, una conmovedora Coleen Gray.

Y se encontró con que llegó tan lejos que fue capaz de invocar fantasmas de seres queridos de estas personas con el resultado de que… Y se encontró con que el personaje central – magnífico Tyrone Power – conoció a la horma de su zapato – una sugerente Helen Walker – en las antípodas de su clase y de su cultura, pero igualmente tramposa. «Los pillos nos reconocemos entre sí».

Y se encontró con que… el resto deben escribirlo ustedes viéndola.

Coproducción norteamericana de 112 minutos de absorbente metraje, aún más si cabe en su segunda parte. La excelente, dramática y refinada fotografía, se puede decir otro tanto de su puesta en escena, en blanco y negro se debe a Lee Garmes y la espléndida, y pasional, banda sonora al gran Cyril J. Mockridge. Su impecable guion, que adapta la novela de William Lindsay Gresham, lo firma Jules Furthman.

La dirigió el actor, guionista, letrista de canciones, novelista y realizador británico, afincado en Estados Unidos, Edmund Goulding (1891-1959). Entre sus filmes más conocidos están ‘Grand Hotel’ (1932), con la Garbo, ‘Amarga victoria’ (1939), con Bette Davis y ‘El filo de la navaja’ (1946), con Gene Tierney y Tyrone Power.

Una película de culto, sombría, desasosegante y perversa, hija de su tiempo y, paradójicamente tan contemporánea en las emociones y en la fauna humana que retrata, pese a la censura férrea que tuvo que sufrir. Una película que ya están tardando en ver en la plataforma Filmin.

Y, claro, esta firmante está deseando comprobar qué ha hecho Guillermo del Toro con este material de partida…