Series en plataformas, Netflix. ‘Intimidad’, Temporada 1: Destrozando vidas…

Hace apenas dos semanas se cumplía el tercer aniversario del suicidio de Verónica – 32 años, casada, con dos hijos de cuatro años y nueve meses respectivamente, trabajadora de la fábrica de camiones CNH Industrial del grupo Iveco, «una chica buenísima, contenta, loca con sus niños y siempre muy positiva» – un suicidio, un asesinato inducido a todos los efectos, provocado por la difusión de un video sexual suyo de hace unos años que fue ampliamente difundido entre sus «compañeros».

«Compañeros» que no se cortaron en señalarla, comentar a sus espaldas, burlarse, ir hasta su puesto de trabajo de carretillera en grupos para mirarla… Lo puso en conocimiento de Recursos Humanos que lo consideró «un asunto privado», de la dirección de la empresa que le ofreció denunciarlo o un traslado que empeoraría aún más su situación y, cuando llegó a conocimiento de su marido con quien sostuvo una fuerte discusión, supo que no podía seguir adelante y se ahorcó.

El caso se archivó, el principal sospechoso, un ex novio, fue descartado y quedó en libertad sin cargos y la investigación prometida por la jefatura nunca tuvo lugar. Todos fueron culpables: quien lo envió, quienes lo difundieron, quienes lo vieron, quienes la señalaron, quienes se burlaron e hicieron comentarios zafios, quienes no lo atajaron, quienes no lo denunciaron…

Esta serie que nos ocupa tiene a este acto infame y apenas castigado – el de la violación y difusión de videos privados de la intimidad sexual de dos mujeres sin autorización, ni conocimiento, de las interesadas, legalmente tipificado como «delito de descubrimiento y revelación de secretos», que comporta penas, que se nos antojan mínimas…, de 3 meses a 1 año de prisión o multas de 6 a 12 meses – como tema principal.

Dos mujeres radicalmente distintas son las víctimas: una política, hay que recordar también el caso real -sufrido por Olvido Hormigos cuando era concejal de un pueblo de Toledo – y la otra, operaria de una fábrica – en un claro homenaje, que esta firmante piensa que no es involuntario, a la malograda Verónica a la que hemos hecho referencia en el principio de esta entrada – cuyas familias, parejas y entornos sufren también los daños colaterales, aunque no siempre estén a la altura de la empatía debida ni por pasiva, ni por activa.

Reiterar que son mujeres es incurrir en una obviedad. Porque, dado el machismo reinante, dada la doble moral sexista, este tipo de atentados a la intimidad sólo les afecta y les destroza la vida a ellas. A ellas que, como las protagonistas de ‘Intimidad’ son acusadas, acosadas, señaladas, cuestionadas, criticadas, marginadas, excluídas…

Ellas que se sienten culpables por haber ejercido su derecho a tener las relaciones sexuales deseadas – en uno de los casos; en el otro, se revela a lo largo del metraje, no está tan claro – sin que indeseables traicionaran su confianza por motivos personales, económicos o políticos. Y sin que otros indeseables visionaran y proyectaran su burla y su desprecio sobre ellas.

Sobre una y otra y sobre sus entornos más próximos. En el caso de la vicealcaldesa y teniente de alcalde, independiente por más señas – que deberá sortear todo tipo de traiciones y puñaladas traperas por mantenerse firme ante el chantaje «moral» de compañeros de partido y empresarios, con el apoyo ambiguo de la jefa de la formación y el incondicional de su asesor – los de su hija adolescente, a la que todo el asunto le genera una dolorosa crisis, su padre tan ausente y distante y su ex la repudian al principio aunque…

En el de la obrera, es su hermana quien abandera, incluso pese a sí misma, la lucha para hacerle justicia pese a las incomprensiones de sus seres más queridos, pero también de apoyos inesperados. Esta mujer silenciosa y tímida, profesora muy empática y querida, será capaz de llegar hasta el final con todas las consecuencias. Al tiempo que se nos ofrece el calvario sufrido por quien había logrado rehacer su vida y encontrarse a sí misma y…

Ellas tres Malen, Ane y Begoña, junto a la inspectora Alicia, que no cesa tampoco en su batalla contra estos atentados a la intimidad y tiene sus propias contradicciones personales, constituyen el eje vertebrador del relato.

De un relato narrado en ocho capítulos de 48 minutos de metraje, ambientado en un Bilbao tan urbano e institucional como en sus paisajes montañosos de una hermosura que corta el aliento. De un relato en el que se oyen el castellano y el euskera. De un relato creado por dos mujeres, Laura Sarmiento y Verónica Fernández, quienes también lo escriben y dirigen algunos de sus episodios junto a Jorge Torregrosa, Koldo Almandoz, Ben Gutteridge y Marta Font.

De un relato que tiene una espléndida fotografía de Javier Agirre Erauso y una no menos notable banda sonora de Aitor Etxebarría. De un relato habitado por actrices tan magníficas y entregadas como Itziar Ituño, Verónica Echegui, Ana Wagener y Patricia López Arnáiz, pero también con el lujo de Emma Suárez o Yune Nogueiras, junto al resto del excelente reparto.

De un relato, de una serie, filmada con elegancia, intensidad y contención. Que cuida y mima a sus personajes que van evolucionando ante nuestros ojos. Que es una propuesta feminista narrada con el corazón y con la inteligencia, muy bien dialogada y que sabe mostrar con lucidez y sabiduría los ambientes tan contrapuestos en los que se desarrolla. Que tiene una conclusión, que tiene unas conclusiones irreprochables.

No se la pierdan.

2 Respuestas a “Series en plataformas, Netflix. ‘Intimidad’, Temporada 1: Destrozando vidas…

  1. Soy MDolores. Te hice caso y busqué en Netflyx la serie «Intimidad». Desde el segundo episodio estoy enganchadísima. Gracias por la recomendación

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