La experiencia del miedo que describe esta película – un thriller psicológico de terror, ópera prima de la estadounidense Chloe Okuno, cosecha del 87, cuyo título original es mucho más adecuado ‘Watcher’ ( El observador) – la sienten fundamentalmente las mujeres. Así lo ha retratado esta cineasta quien también escribe su guion, junto a Zack Ford, autor de la historia original.
Una historia en la que un joven matrimonio, norteamericana ella y rumano él, que, por motivos de trabajo del hombre, vuelven a Bucarest después de vivir en Estados Unidos. En su amplio apartamento, la esposa – que ha abandonado su trabajo de actriz – se siente sola y más aislada aún por su incomprensión del idioma.
A lo que también contribuye un marido no del todo sensible, ni empático, que en reuniones con sus amistades hablan su idioma natal, sin apenas excepciones, lo que hace que ella se sienta particularmente excluída. Eso y las ausencias de él, hasta bien entrada la noche o de algunos días, por motivos laborales, contribuyen a su malestar.
Por si todo esto no fuera poco, observa a un vecino mirándola a través de su ventana en el piso de enfrente. Hombre que luego la sigue en el cine y a un supermercado y al que ella, a su vez, sigue hasta un local de striptease, donde trabaja como limpiador para cerciorarse de que es el mismo que la observa a oscuras tras las cortinas.
La intervención de la policía no arreglará las cosas, pese a que hay un brutal asesino en serie de mujeres, y su pareja tampoco. De hecho, parecen creer que son fantasías suyas y que es quien vigila y por ello es mirada. La única que le muestra simpatía es su vecina de apartamento que trabaja en el local citado y que le confiesa que tiene una pistola para defenderse. Los acontecimientos darán un giro inesperado…
La mirada de Chloe Okuno, en este relato fílmico de terror feminista, se posiciona sin ambages con su personaje central – una magnífica Maika Monroe – haciéndonos sentir su angustia, su miedo, su desamparo, su incomunicación y hasta sus dudas sobre sus propias percepciones, sobre todo tras una situación de la que no se hará spoiler.
Nos hace vivir sus noches en blanco acechando tras la ventana, sus pasos presurosos en las calles vacías, su exilio en un país extraño sin ninguna ocupación más que la de la espera y el linguístico también, junto a la exclusión social que conlleva y que le hace sentirse, a lo que contribuyen muy mucho el cónyuge y su entorno, cuestionada y deslegitimada, incluso con cierta sorna, en su terribles angustia, desasosiego y sensación de peligro constante. Nos…
Producción estadounidense, fechada en 2022, de 91 minutos de metraje. La fotografía muy bien, con matices que acentúan su inquietante oscuridad, Benjamin Kirk Nielsen y la banda sonora, que modula con solvencia el terror de lo narrado, la firma Nathan Halpern.
Una mirada feminista a un género que no abunda en ellas. Un trabajo muy solvente y maduro para ser debut en el largometraje. Una cineasta a seguir.
Aún en cartelera en Nervión. Consulten horarios y sesiones y véanla cuanto antes, pero no se la pierdan.