Archivo diario: abril 27, 2014

No solo cine: Verdor y negrura

La abajo firmante tiene tres casas: la suya propia, las salas de cine y la Biblioteca Infanta Elena – a la que, como pensamos tant@s, habría que cambiar el nombre ya…- y el orden de los factores no altera el producto. Ahora que, por razones cronológico-laborales, goza del precioso regalo de la prolongación de su tiempo libre – y antes de que llegue el temido desierto cultural del verano hispalense – aprovecha para frecuentar aún más las dos últimas y sus más que interesantes propuestas.

Antes de llegar al querido lugar de lectura ya citado, y vecino a ella, está la sede de la Fundación Valentín de Madariaga, espacio de interesantes muestras como la que organiza la asociación Cultura Infinita, hasta el 4 de mayo, con motivo del centenario del sevillano parque de María Luisa. En una pequeña sala, la artista israelí, residente en nuestra ciudad, Rinat Izhak, ha recreado parte de la atmósfera del lugar en ‘Retratos Naturales’. Así, con un banco de hierro al que rodean ramas semejando un árbol, de las que penden dibujos y fotografías de recuerdos donadas por el público y grabados en tinta china de la flora del entorno.

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Como recuerdo de esta visita, quien esto firma pidió a un amable y excelente fotógrafo profesional llamado Adam Newby, que registrara el momento captando con su cámara a la autora y a ella, con el fondo del ambiente  de la exposición y ahí está el hermoso resultado. Gracias, Adam. Gracias, Rinat. Quien esto firma se perdió, no obstante, un prometedor recorrido por el parque, guiado por la artista, en beneficio de la mesa redonda sobre Novela Negra, que organizaba en la Infanta Elena el grupo que coordina el Bibliofórum allí.

Hicieron los honores Juan Ramón Biedma y José Diego Pacheco, ambos expertos en el género como autor y como coordinador de varios clubs de lectura monográficos sobre él, entre otras muchas cosas de sus apabullantes currículums,  respectivamente. De entre lo que se dijo en la mesa, incluyendo presentadora y personas del público que intervinieron en el debate, hay que seleccionar necesariamente, pues fue mucho e interesante.

Se distinguió entre novela de intriga o policíaca y novela negra. Se tomaron como precedentes históricos del primer apartado las tres novelas de Edgar Allan Poe protagonizadas por C. Auguste Dupin. Se hizo saber que Sir Arthur Conan Doyle odiaba a Sherlock Holmes,  tanto como Agatha Christie a Poirot aunque adorase a Miss Marple, un trasunto de sí misma.

Se comentó que en esta modalidad había un menor estudio de personajes y del ambiente y un máximo acento en el asesino, que solía ser descubierto con un protocolo en el que el o la sabues@ le señalaba entre una reunión de sospechos@s. Se la describió con un mayor acento en la evasión y un menor cuidado en el estilo, con ilustres excepciones, como algunas de las mencionadas. Se subrayó que en ella lo importante sucedía de la víctima hacia detrás en el tiempo y en la segunda, de esta hacia adelante.

Para ejemplificar la novela negra propiamente dicha, se proyectó una escena del inmortal clásico ‘El sueño eterno’, de Howard Hawks, basada en la obra maestra de Raymond Chandler, con un insuperable dúo Bogart-Bacall. Su detective, Philip Marlowe, es todo un pionero. Como Dashiell Hammett y su Sam Spade… Entre sus señas de identidad, se mencionaron el ser social y urbana y poner el acento en la investigación, más que en el descubrimiento del criminal mismo, aunque no sea excluyente. Así como un cuidado por los personajes, ambientes y situaciones. Aunque admita mezclas no se puede considerar a un western, o novela histórica – sin policías, ni investigación posibles…- como género negro. Con la excepción de la historia de otro clásico cinematográfico, ‘Solo ante peligro’, de Fred Zinnemann.

Se añoró mucho a Vázquez Montalbán, se citaron a Juan Madrid, a Marcial Lafuente Estefanía, a González Ledesma, otro referente, al pulp hispano. Se incidió en las diferencias entre la producción de los países cálidos y latinos, como el nuestro, y la de los escandinavos. En clima meteorológico y clima narrativo, por las formas de vida tan diferentes y contrastadas. Y tantas, y tantas otras cosas estimulantes y documentadas,  sobre este espejo de la sociedad de su tiempo. Sobre este retrato nada complaciente de un estado de cosas, que solo ahora está comenzando a valorarse como parte ineludible de la mejor oferta literaria.