Quien esto firma, se ha mantenido recluida en su casa diez días, por un inoportuno y fuerte resfriado, hasta ayer mismo en que se decidió, por fin, a dar un paseo. Sin embargo, la secuela más persistente y molesta es una tos seca, irritante y compulsiva, que la ha disuadido de acudir a sitios cerrados. Sitios cerrados donde se desarrollan sus actividades culturales favoritas. Como las salas de cine, sin ir más lejos.
En dicha tesitura, ha decidido recordar vía google, para registrarlas en esta entrada, algunas películas en las que este detestable síntoma aparece. Pero el servidor no se lo ha puesto fácil. Al parecer en el llamado Séptimo Arte, la gente cuando tose, es que tose de verdad. Y, claro, estamos hablando nada menos que de tuberculosis. Una no pretendía ser tan melodramática, pero…
Así que este es el resultado. Una pequeña selección la nuestra – heterogénea y sin pretensiones de exhaustividad – de la correspondiente a la revista de Medicina y Cine de la Universidad de Salamanca en la que se repasan ¡¡¡ más de 400 películas!!!, firmada por José Elías, Enrique García Sánchez y Enrique García Merino. El mérito es, pues, exclusivamente de dichos especialistas y profesores. ¡¡¡Chapeau por ellos!!!
Arrancamos con la inmortal Dama de las Camelias, y la versión de George Cukor, ‘Margarita Gauthier’, (1936). Greta Garbo insuperable de talento y glamour, con o sin expectoraciones insidiosas.
En la poética y hermosa ‘Horizontes perdidos’ (1937) Frank Capra crea un territorio mítico, el de Shangri-La, donde ni la vejez, ni la enfermedad, que afecta a una de sus protagonistas, ni la muerte son posibles. El mal del que tratamos, aún menos.
Nuestra tercera sufriente es nada menos que una infantil, y no acreditada por su nombre, Elizabeth Taylor en una de las adaptaciones más conocidas de la inmortal Jane Eyre. ‘Alma rebelde’ (1943), de Robert Stevenson. Con Joan Fontaine y Orson Welles. La pequeña Taylor era la amiga de la infancia de la protagonista que muere en un odioso orfanato, víctima del mal incurable y de la crueldad institucional.
Otro enfermo mítico, Doc Holliday. De entre los grandes western que glosan a este doctor moribundo y borracho, está el maravilloso ‘Duelo de titanes’, (1957) de John Sturges. Aquí le encarnó magistralmente Kirk Douglas.
En ‘El silencio'(1963) el maestro Ingmar Bergman retrata a dos hermanas, de las cuales una está condenada fatalmente, con su profundidad y lucidez habituales.
Imposible olvidar a ese emotivo y lacerante Dustin Hoffman de ‘Cowboy de medianoche'(1969), de John Schlesinger, agonizando a chorros por las cloacas neoyorquinas.
Hay más, muchos más títulos en el cine de todos los tiempos y de todas las nacionalidades. Hay más, muchos más personajes reales y de ficción cuyas historias nos fueron contadas y que tosieron hasta morir. Chopin, las hermanas Bronte, John Keats, Humphrey Bogart y su gánster de ‘Calle sin salida’, de William Wyler…
Las toses en el cine son molestas, pero las de cine son insuperables.