Nunca antes de esta noche, en la sesión inaugural de su quinta temporada, había registrado La Palabra y la Imagen un llenazo tan formidable. Nunca antes de esta noche, se había hablado de cine y no solo a través de las películas a debatir.
Nunca antes de esta noche, se mezclaron tan armoniosamente el alumnado de un profesor y l@s tertulian@s habituales. Nunca antes de esta noche, la coordinadora había tenido el corazón tan roto, ni había salido tan reconfortada.
Nunca antes de esta noche, un invitado derramó unas lágrimas. Nunca antes de esta noche, nos honraron con sus presencias gentes en lucha por sus derechos, conculcados, a recibir lecciones de cine.
El mérito exclusivo de esta velada única por los citados y tantos otros conceptos recayó en nuestro invitado, Paco Bellido – quien nos visitaba por segunda vez, miembro fundador y de la Junta Directiva de Linterna Mágica, asociación a la que quien esto firma se honra en pertenecer – y quien, entre un extenso currículo, ejerció como alma máter de los Talleres de Cine del Distrito Casco Antiguo durante 13 años y que pensó este curso renovaría. Y no. Sin explicación, ni argumento alguno.
De ese tema hablamos intensa, documentada y apasionadamente, en la primera parte de nuestro tiempo. De cómo tantas personas, muchas de las presentes, se habían quedado sin sede, sin taller, sin un horario flexible y apto para todo@s y sin este monitor excepcional. De cómo no están dispuestas a conformarse y ejercerán las acciones, en el más amplio sentido del término, oportunas.
De su temática; de sus asignaturas; de su calidad; de su enfoque tan complejo y completo del cine y sus protagonistas. Del derecho de una ciudadanía a recibir tal enseñanza desde el ámbito público. Y más necesaria aún en una ciudad como Sevilla. De tantas y tantas otras cosas tan apasionantes que exceden el espacio de esta crónica.
Zhang Yimou y su obra maestra ‘Regreso a casa’ concitaron la unanimidad más absoluta. En su calidad incontestable; en sus valores humanos, críticos, personales y políticos; en su épica y en su poética; en su excelente factura, fotografía, banda sonora, montaje…; en su reparto, con un trío protagonista en estado de gracia; en Gong Li y en un personaje masculino singular, sensible, bueno y generoso hasta decir basta.
Alberto Rodríguez también obtuvo apoyos mayoritarios, con algunas reservas y matices, para ‘El hombre de las mil caras’, una trepidante y lúcida visión de nuestra historia más perversa, de la que ha hecho un thriller irónico y con sentido del humor. Hubo quien la encontró distante. Se la comparó en su buen hacer a Scorsese y a Steven Soderbergh… nada menos. Se cuestionaron su enfoque de ciertos personajes y su insuficiente radicalidad, pero en general gustó y mucho.
El miércoles, 2 de noviembre, más. Debatiremos ‘Tarde para la ira’, de Raúl Arévalo, actualmente en cartelera, la también española ‘Que Dios nos perdone’, de Rodrigo Sorogoyen y ‘Yo, Daniel Blake’, de Ken Loach, Palma de Oro en Cannes y Premio del Público en San Sebastián que entran el próximo día 28.
Gracias a Pepe Iglesias, a Rafael García, a Casa del Libro de Sevilla, a Paco Bellido y a sus estupend@s alumn@s del Taller de Cine Distrito Casco Antiguo y a l@s mejores tertulian@s del mundo mundial por una velada tan única y enriquecedora. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.