En el Día de las Escritoras. Gracias a todas ellas por sus imprescindibles aportaciones en los campos de la novela, la poesía y el ensayo.
Emily Dickinson (1830-1886) , una de las poetas norteamericanas fundamentales, ha sido recreada para el cine por un guionista, novelista, actor y realizador tan singular y prestigioso como Terence Davies, cosecha del 45, en esta película de absurdo título castellano para ‘A quiet passion’. Un cineasta no convencional que hace un retrato nada convencional de una autora atípica y llena de talento.
Un retrato riguroso, valiente, sin concesión alguna de fondo o forma, duro, desasosegante y difícil de un personaje complejo, hija de su tiempo, pero que supo trascenderlo con su arte. Un retrato formalmente bellísimo, casi pictórico, de una factura y una puesta en escenas estilizadas, clásicas, refinadas y sutiles marca de la casa. Un retrato que nunca banaliza al personaje, ni lo convierte en arquetipo o símbolo de nada, sino que profundiza en su personalidad tan fascinante como rígida.
Un retrato que refleja, sustancialmente, los interiores domésticos en los que la protagonista se recluyó para escribir. Pero también la efervescencia de una pasión intelectual y creadora en la que la libertad de pensamiento chocaba con un puritanismo religioso de estirpe protestante. Todo ello volcado en sus versos, en sus relaciones filiales, fraternales y amistosas a través de recitados o de diálogos intensos y profundos ajenos tanto al costumbrismo como a la adaptación contemporánea.
El retrato de una vida única, desde la alegría de la juventud hasta la progresiva negrura de una madurez atormentada en un cuerpo doliente y enfermo, del que no se nos ahorra el pathos creciente hasta su desdichada conclusión. El retrato de su padre, que tan bien compone Keith Carradine, de su adorable hermana Lavinia, o Vinnie, que tan bien compone Jennifer Ehle, el de su hermano, el de su deliciosa amiga más íntima o el de su muy querida cuñada. El retrato del paso del tiempo con sus oprobios y crueldades, ejemplarmente mostrado en la elipsis de las fotografías familiares.
Producción británica de 2016. 125 minutos de denso metraje. El guión lo firma el propio director. La prodigiosa fotografía se debe a Florian Hoffmeister. Aparte de l@s mencionad@s tiene un reparto impecable, pero Cynthia Nixon está prodigiosa como Dickinson. Estamos, en resumen, ante un drama hermoso e insobornable, que merece ser visto. Una declaración de amor, un digno homenaje a una mujer única y a una artista excepcional.