¡¡¡Cómo narra el finlandés Aki Kaurismäki – cosecha del 67, ‘La chica de la fábrica de cerillas’, ‘Le Havre’, ‘Un hombre sin pasado’, entre una extensa y premiada filmografía que abarca casi una veintena de títulos -, como filma sus historias!!!
¡¡¡Cómo las dota de una singularidad única, de unas señas de identidad tan precisas, de un hieratismo cargado de emoción, de un distanciamiento solo aparente, de un compromiso sutil y firme, nada politizado al uso, con las gentes más desfavorecidas y marginadas!!!¡¡¡Cómo nos las muestra, como si de un cuento se trataran pero habitándolas por insoslayables verdades!!! ¡¡¡Cómo…
Todo ello y más describe a esta su última propuesta de 98 minutos de metraje, cuyo guión también firma, como suele ser habitual en él. Su fotografía, matizada y sugerente, es de Timo Salminen. Sigue a dos hombres muy diferentes – un empresario local y un refugiado sirio cuya solicitud de asilo ha sido denegada, pero que decide quedarse, a todo riesgo, por imperativos familiares – que se encuentran contra todo pronóstico y se ayudan mutuamente.
Oso de Plata al Mejor Director en la pasada Berlinale, el cineasta vuelve a exhibir sus talento y sensibilidad al mostrar una galería de personajes y situaciones, así como las interrelaciones entre ell@s, tan personales como intransferibles. Su tratamiento del racismo, de la crisis económica, de la lucha de clases y, sobre todo, del drama de la inmigración no tiene equivalente ni parangón.
En efecto, su mirada es única, peculiar y desdramatizada, pero no por ello menos demoledora. Una fábula tan lúcida y de tan largo alcance, bajo su aparente inocencia, que no deja títere con cabeza. Y todo ello aliñado con un perverso sentido del humor. Con un reparto impecable en el que descubrimos a much@s de sus habituales.
Es una de las elegidas para debatir en nuestra próxima tertulia del miércoles, 10 de mayo. VÉANLA CUANTO ANTES, PERO NO SE LA PIERDAN BAJO NINGÚN CONCEPTO.