Esta propuesta que nos ocupa – producción sueca fechada en 2015, de 89 minutos de metraje, escrita y dirigida por Hanna Sköld, cosecha del 77, con una banda sonora, que suena mínimamente, firmada por Giorgio Giampá y cuyas inquietantes imágenes se deben a Ita Zbroniec – Zajt – es la primera que distribuye y da a conocer la empresa sevillana Cocodrila Films cuyo objetivo es: «conectar a audiencias comprometidas con la sociedad con obras audiovisuales que muestren esos problemas reales… concienciar mediante la educación y a través de películas con valores… películas que asumen riesgos notables en cuanto a contenido, narrativa, forma o técnica y logran sortearlos»
Y a fe que ‘Granny’s Dancing on the Table’ cumple con tales requisitos. Arriesgada e innovadora de fondo y forma, mezcla imágenes reales con stop motion para narrar la terrible historia de Eini, una chica subordinada a su feroz y tiránico progenitor con quien vive aislada del mundo, en una situación límite que la lleva a anularse de tal modo hasta llegar a perder su identidad. Mientras, va recordando el pasado familiar en imágenes animadas que, de alguna manera, explican – pero nunca justifican – como se ha llegado al siniestro y terrible presente.
Denuncia radical, sin concesiones, ni paños calientes, de la violencia machista. Del horror con el que el orden patriarcal oprime a las mujeres y que hunde sus raíces en los orígenes del padre verdugo y tirano, sometido a su vez y testigo impotente de las agresiones sufridas por la que, a todos los efectos, ejerció de madre con él.
La realizadora se sirve tanto de l@s muñec@s como de la vida cotidiana de los protagonistas – magníficos Blanca Engström y Lennart Jähkel – con una puesta en escen desasosegante, con grandes silencios, planos fijos, sin apenas más diálogos que los imprescindibles o que la voz aniñada de la víctima relatando la historia de sus ancestros para este fin. Hasta llegar a la catarsis con la que concluye el relato, sin dejarnos apenas asideros.
Película diferente, valiosa, y necesaria. Con claves tanto del cuento de terror – pues de terror se trata – más siniestro, con toques de inocencia, como del drama nórdico más denso e intenso en el que las agresiones apenas si necesitan, ni muestran, gritos, ni subrayados. Porque el poder no requiere exasperación alguna para manifestarse en toda su ferocidad.
Quien esto firma, tiene que reprocharle la linealidad y repetición de algunas secuencias y situaciones aunque sea algo deliberado para forzar aún más nuestra incomodidad y desasosiego. Pero, aún así, cae en la reiteración innecesaria describiendo la convivencia entre los dos personajes centrales.
En cualquier caso, sean valientes y véanla.