Archivo diario: junio 17, 2018

‘En tiempos de luz menguante’: El fin de una era

Cinematográficamente hablando, el verano – ya queda muy poco para su comienzo oficial – es una estación peculiar para lo mejor y para lo peor. En el primer caso, quien esto firma se refiere a una mayor presencia de realizadoras en nuestras carteleras y a la recuperación de películas interesantes, aunque de dudosa comercialidad que, como esta que nos ocupa, parecen no encontrar su sitio en otra época del año.

Producción alemana – fechada en 2017, de 100 minutos de metraje, dirigida por Matti Geschonneck, cosecha del 52, escrita por Wolfgang Kohlhaase, adaptando la novela homónima de Eugen Rúge, muy bien fotografiada por Hannes Hubach y con un reparto coral en el que sobresale un enorme Bruno Ganz – en la que se nos narra el homenaje, familiar y de sus camaradas, a un anciano comunista con motivo de su 90 cumpleaños en, como reza su precioso título, «tiempos de luz menguante», el otoño de 1989, poco antes de la caída del Muro.

La mirada del realizador es crítica y cáustica, sin olvidar los toques irónicos y trágicos, en su visión de esa familia biológica y política que se sabe condenada de antemano por la Historia y las historias. Enfoca el relato, de alguna manera, como una variante de esas reuniones de personas unidas por lazos de sangre de las que resultan conflictos y catarsis. Con un tratamiento más riguroso, por supuesto, aunque sin eludir ninguna arista por amarga que sea.

Esto, unido a la elegante y sobria puesta en escena en interiores, pero nunca lastrada por el estatismo,  a la información que aporta sobre ese momento clave para el país y para la R.D.A, a su tono crepuscular nada complaciente, y a una factura excelente forman parte del saldo positivo. En el negativo podríamos contabilizar un cierto desajuste en la evolución de los personajes, en su retrato algo esquemático y en sus interrelaciones mutuas.

También el que quizás tendría ha partido de un conocimiento de la historia alemana reciente que al – la espectador-a no nativ@, o no suficientemente informad@, puede resultarle ajeno y, por ello, algo confusas y crípticas algunas de sus situaciones y diálogos. Ideológicamente peca, además, de cierto esquematismo.

En todo caso, una película digna e interesante que merece ser vista.

‘No dormirás’: El otro lado

Aunque a tenor de bastantes de las referencias que la precedían esta coproducción uruguaya-hispano-argentina – de 105 minutos de metraje, dirigida por Gustavo Hernández, escrita por Juma Fodde, con una excelente fotografía de Guillermo Nieto, justamente premiada en Málaga, junto a su montaje, con una música machacona y estridente de Alfonso González Aguilar y con un reparto entregado sobre el que se comentará luego – ha resultado una decepción para quien esto firma, es norma de obligado cumplimiento dejar constancia de sus aciertos y fallos.

Vamos, pues, con los primeros. Entre ellos, un tema original en los códigos del género, que lo emparenta con el gótico contemporáneo. A saber, una compañía de teatro dirigida por una mujer, que apuesta por la transgresión extrema, y experimenta con los resultados que ofrece un reparto sometido al insomnio más radical.

A saber, el lugar donde se desarrolla la acción, un antiguo hospital psiquiátrico abandonado y poblado de presencias e historias. A saber, que los papeles importantes – a uno y otro lado – estén interpretados por ellas. A saber, que la villana de la función no sea de una sola pieza sino que sus actos – aunque el fin no justifique sus medios… – están animados por el amor a su profesión y no estén exentos de cierta ternura. A saber, que su clima y su revelación de los enigmas que habitan ese entorno inquietante estén bien graduados. A saber, que sus actrices – Belén Rueda, Eva de Dominici, Natalia de Molina, Eugenia Tobal… –  funcionen bien aunque sus roles se presten a la sobreactuación.

Pero… resulta reiterativa, estridente, con subrayados innecesarios que hubieran sido ad hoc para el fuera de campo, excesiva y con oquedades de guión que nos ocultan temas importantes, con personajes secundarios algo chirriantes, con toques de cliché respecto a dramaturgias malditas, con una banda sonora – a la que ya se ha hecho referencia – machacona y cargante. Con una segunda parte cuyo climax, y su conclusión, son previsibles aunque se pretendan sorprendentes.

Escrito queda. Puestas así las cosas, véanla para coincidir o discrepar. Pero véanla.