He aquí un clásico de la animación japonesa, conocida como anime, que se reestrena en nuestro país con motivo de su 30 aniversario, y se mantiene tan vivo, fresco y magistral como en 1988 cuando se filmó. Más aún, gana con esta revisión. Es otro producto depurado y excelente del que fue el Estudio, por antonomasia y con mayúsculas, de este género, el Ghibli, ahora de nuevo produciendo películas, tras algunos años de parón.
Y es también otro largometraje de uno de sus fundadores, el excelente cineasta Hayao Miyazaki, cosecha del 41, que tiene en su haber maravillas tales como ‘La princesa Mononoke’ (1997) o ‘El viaje de Chihiro’ (2001), por la que consiguió el Oso de Oro en Berlín y el Oscar a la mejor cinta animada. Se hizo con dos nominaciones más a las estatuillas más famosas del mundo, además de otros múltiples reconocimientos y recogió la honorífica, que consagraba su carrera, en 2014.
‘Mi vecino Totoro’, que ha fascinado a menores y a mayores de varias generaciones, narra la historia de dos hermanas Satsuki y Mei a cual más adorables y naturales – especialmente la menor, totalmente arrebatadora – sin ninguno de los tics de género al uso, cuyo padre, profesor universitario que también escapa a cualquier cliché, les estimula su imaginación, fantasía, humor y creatividad, con el mayor respeto por sus libertades.
La madre, otra figura conmovedora aunque más secundaria, está ingresada en un hospital, mientras las niñas y el progenitor se mudan a una casa bastante destartalada. Una casa ruinosa en un precioso entorno natural, en cuyo bosque hacen amistades encantadas como el vecino al que alude el título y su también peculiar prole.
Un ser tan descomunal como tierno que las hará vivir aventuras increíbles y las trasladará en su veloz y singular gato bus, que parece un guiño a su homólogo de Cheshire de la Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. Pero también tendrán relaciones humanas como con la maravillosa anciana que las ayuda y cuida, su generoso nieto, condiscípul@s y habitantes de tal microcosmos.
86 minutos de metraje. El guión lo firma su director. La música, otra delicia, es de Joe Hisaishi y la fotografía, otra cumbre de la animación, de un equipo que dirige Hisao Shirai.
Un cuento mágico y hermoso, que remite a las alegrías y tristezas de unas criaturas estimuladas y dichosas con la mejor de las infancias posibles. Que remite a los profundos vínculos afectivos de una familia nada convencional. Que remite al amor por la naturaleza y sus habitantes, pero también a la cara más empática y solidaria de la especie humana. Que está habitada por un irresistible y contagioso encanto. Que es una auténtica gozada para los sentidos y para el corazón.
Esta cartelera ingrata apenas si ha mantenido esta joya una semana en su versión original, pero aún pueden verla en Nervión, en una única sesión. Consulten salas y horarios y no se la pierdan bajo ningún concepto..