Otra mirada cinematográfica de mujer en este verano que, cuando se escriben estas líneas ha dado ya paso al otoño, diferente, tan diferente…, pero que, sin embargo, sigue la tónica estacional de la proliferación de estrenos de realizadoras en nuestras carteleras.
Para lo mejor, porque las descubrimos y nos permite seguir sus trayectorias y para lo peor, pues, al ser temporada baja, son menos vistas. En cualquier paso, esta siniestra distopía en la que vivimos – y en la que nada tiene ya nada que ver con lo de antaño – lo ha cambiado todo, aunque la tónica citada persista.
Quien la filma y firma su escritura, y debuta con ella en el cine, es la dramaturga, guionista, directora teatral, escritora y cineasta británica Jessica Swale, cosecha del 82, ganadora de un prestigioso premio, el Oliver, a su obra dramática ‘Nell Gwynn’, que protagonizó precisamente el personaje central de esta película, la excelente Gemma Arterton.
Ambientada en la II Guerra Mundial, sigue a una escritora solitaria e insobornable que redacta su tesis doctoral sobre folclore y mitología en la costa de Kent donde vive. Considerada la rara avis del pueblo al transgredir todas las convenciones sociales y sufrir el hostigamiento de la chiquillería local en su propia casa, se ve forzada – con gran disgusto por su parte – a acoger a un niño, Frank, estupendo Lucas Bond, como parte del programa de evacuación de los menores hacia localidades alejadas de las grandes ciudades, muy peligrosas para ell@s durante la contienda.
Pese a los resquemores y hostilidad iniciales por parte de ella, se irá estableciendo progresivamente un estrecho vínculo de complicidad y afecto entre ambos. El chico conseguirá que abra su corazón, en el que guarda la nostalgia incurable de un amor del pasado, y hará realidad una leyenda celta, la Summerland del título original, más ajustado e idóneo que el innecesariamente explícito castellano. Además sus orígenes le generarán una sorpresa inesperada. Ella, por otra parte, estimulará sus conocimientos, su curiosidad científica y su creatividad.
Descritas así las cosas, puestas en contexto, quien esto firma ha experimentado sensaciones encontradas ante ella. Por una parte, ha valorado su mensaje feminista ante una relación lésbica interracial que elude los tópicos al uso del amor prohibido, pese a la época en la que se desarrolla, para centrarse en el fuerte vínculo afectivo-erótico de dos mujeres independientes que se separan porque el objetivo vital de una es incompatible con el de la otra. Y esta última lo y la respeta.
También ha disfrutado con su factura impecable. Con los hermosos paisajes y con el tratamiento, a nivel de puesta en escena, en los que la historia y el mito se entrecruzan. Con la química entre la mujer y el niño. Con eso tan inglés de integrar al diferente, ex-céntric@ – la diferente, aquí – en una comunidad cerrada, aunque merezca los reproches y el cruel acoso infantil pero que está también llena de humor. Con el inicio y el final tan circulares en los que la incredulidad se trastoca en sorpresa.
Pero… debería haber incidido más en los pormenores de un romance, muy superficialmente tratado en flashbacks, insólito en tiempos de guerra. En la situación de las mujeres en ella, especialmente de las que no se ajustaban a la heteronormativa vigente. En la de la niña cómplice de Frank, muy estimulante y prometedora, a la que no rescata en la conclusión. Más rigor y menos azúcar, quizás. Aunque no resulte especialmente empalagosa.
Producción británica fechada este año, de 99 minutos de metraje. Ya hemos escrito que el guion corre a cargo también de la realizadora. Su hermosa fotografía se debe a Laurie Rose y su bella banda sonora a Volker Bertelmann. El reparto muy sólido, marca del país, en el que, aparte de Gemma Arterton y Lucas Bond, ya citados, podríamos destacar a la gran Penelope Wilton ( ‘Downton Abbey’ ) en un corto papel, a la carismática Dixie Ejerickx o a Gugu Mbatha-Raw.
La ingrata cartelera de nuestra ciudad apenas si le ha dado una semana… Pero consúltenla porque aún puede verse en alguna sesión suelta. Y merece una oportunidad.