El francés Guy Georges, cosecha del 62, conocido como La Bestia de la Bastilla, torturó, violó y estranguló salvajemente a siete mujeres entre 1991 y 1997, atacando a 11 más desde 1979 hasta 1997 que consiguieron salir con vida, aunque con gravísimas secuelas.
Todo ello además de intentarlo con dos de sus hermanas adoptivas en 1976 y 1978 respectivamente. Sus víctimas tenían entre 19 y 27 años. Al no existir en ese momento cotejo del ADN, pese a ser detenido varias veces, no se le relacionó con los brutales asesinatos que siguió cometiendo libre e impunemente hasta ser detenido en 1998 y condenado a cadena perpetua. Declaró que, si salía, lo volvería a hacer… Fuente: Wikipedia.
En tal monstruo se han inspirado libros y documentales, además de otra película, de 2014, ‘El caso sk1’ dirigida por Frédéric Tellier, y la que nos ocupa. Su director, el guionista y cineasta Peter Dourountzis, debuta en el largometraje con esta historia libremente basada en este asesino en serie a quien estuvo varios años investigando.
Dourountzis muestra a su personaje, del que solo sabemos que se hace llamar Dje y que ha llegado a París al salir de la cárcel, como un hombre si techo, ni ley que, desde el minuto uno, carece de escrúpulos al abordar a las mujeres fiado en su encanto personal, aunque la mayor parte de ellas le rechace.
Tiene un amigo español, Miguel, que le ofrece casa y trabajo en la construcción. Pero pronto abandona y lo intenta en un puesto de ropa de un mercadillo, además de cometer pequeños hurtos. Hasta que da con una suerte de comuna anarquista – que ha ocupado una casa, al tiempo que, como parte de lo que denominan sus acciones militantes, ayudan a las personas sin techo – y se integra con ell@s. Allí conocerá a una mujer con firmes convicciones que le enamorará y…
‘Rascal’ recorre el thriller, el drama y la crítica social para hacernos un retrato lúcido y complejo de un personaje atroz, aunque revestido de un aura de seducción. De un psicópata sin paliativos, de un depredador feroz, que no respeta las normas sociales, que no para hasta conseguir sus fines, pero que nos es descrito sin estridencias, aunque en toda su crudeza. Incluso en los asesinatos, que son vistos en elipsis, salvo en una tentativa frustrada, lo que hace que resulten aún mucho más perturbadores y brutales.
También da fe del feroz machismo cotidiano reflejado en conversaciones, bromas, chistes… hasta en una calle donde se hace un homenaje a una víctima, como recuerdo en la acera, y él persigue a otra joven que cruza por allí. La mujer cosificada como presa, como trofeo, como producto de unas insoportables relaciones de poder.
Todo ello, y mucho más, está muy bien contado, con una madurez narrativa nada común en una ópera prima, en esta producción francesa de 95 minutos de metraje, cuyo sólido guion también se debe a su director. Su excelente fotografía la firma Jean-Marc Fabre y de su impecable reparto destacamos la gran composición del estupendo Pierre Deladonchamps – ‘El desconocido del lago’, ‘Vivir deprisa, amar despacio’ – al que le da una magnífica réplica la carismática Ophélie Bau.
No se la pierdan.