De Isak Dinesen, seudónimo de la autora danesa que se glosará a continuación, esta firmante, que la admira enormemente, pese a que era cazadora…, ha leído ‘Una historia inmortal’- que Orson Welles adaptaría al cine en 1968, convirtiéndola en una obra maestra -; ‘Memorias de África’ – que Sidney Pollack trasladara al cine en 1985, ganando 7 Oscar con ella y convirtiéndola en un clásico -; ‘El festín de Babette’ – que Gabriel Axel trasladara al cine con excelencia en 1987 y que fue la primera danesa en ganar un Oscar a la Mejor Película en Lengua No Inglesa -; ‘Siete cuentos góticos’, ‘Vengadoras angelicales’, ‘Lejos de África’…
De la vida de Karen Blixen, nacida Karen Dinesen, tan conocida, reconocida, prestigiosa y premiada, la autora en cuestión (1885-1962) esta firmante ha sabido además de por su escritura ya citada, y textos sobre ella, por más películas que la glosan como protagonista. Entre ellas, de nuevo ‘Memorias de África’, o la notable española ‘Karen’, (2020), de María Pérez Sanz. Y la que nos ocupa.
Del escritor y poeta danés Thorkild Bjornvig (1918-2004), esta firmante ignoraba su existencia y la relación que le unió a la protagonista. Pese a que él lo documentó en sus Memorias. Memorias que sustentan ‘El pacto’, última entrega cinematográfica de su prestigioso compatriota Bille August…
…Del guionista, director de fotografía, de televisión y de cine, Bille August, cosecha del 48, dos veces ganador de la Palma de Oro en Cannes, entre tantos otros reconocimientos, por, respectivamente, ‘Pelle el conquistador’ (1988), ‘Las mejores intenciones’ (1992), ‘Tren de noche a Lisboa’ (2013) o ‘Corazón silencioso’ (2014), cuya crítica puede leerse en este blog.
Al realizador le ha interesado, en este caso, el lado más oscuro, insidioso y manipulador de la autora. El que supuso su relación, su pacto – cuando ya tenía 63 años, había regresado a su Dinamarca natal desde el África de sus amores, seriamente enferma de sífilis, que le contagió su marido el barón Blixen, tres décadas antes, conservando intacto todo su prestigio y sonando siempre para el Nobel – con Thorkild que contaba entonces con 29.
Ella le propuso, y así lo relatan el libro y la película, ser su mecenas, asegurarle un lugar – que creía que merecía, pues pensaba que tenía talento y de ahí el acuerdo – en el Olimpo literario. Pero, a cambio, debería vivir en su casa y estar disponible para todas sus indicaciones de trabajo literario, viajes de formación vida social. Sufragaba todos sus gastos, pero le hizo, con el consentimiento no del todo libre del poeta, abandonar su vida y a su familia, mujer e hijo. Hasta que…
Con este material de partida, August ha realizado un relato fílmico de factura impecable, de puesta en escena hermosa y clásica, pero, desde quien esto firma, muy frío. Gélido y casi inexpresivo, que no llega a las últimas consecuencias de ese pacto tan perverso. Tanto es así que, pese a la solvencia y el talento de un reparto entregado, rara vez logra conmoverte y mucho menos, dada la naturaleza de lo narrado, indignarte.
O mejor dicho, algo de indignante sí que tiene. Porque esta historia necesitaba pasión, intensidad y, complejidad. Necesitaba una mirada no sólo crítica, sino compasiva hacia una mujer devastada por su enfermedad a la que apenas si retrata en su faceta más doliente. Ni tampoco en la de villana más grande que la vida. Doliente porque a los sufrimientos físicos provocados por su mal. se le unía un progresivo envenenamiento con el mercurio que le recetaban y que hizo que, finalmente, muriera de desnutrición.
O bien tener un antagonista menos débil, menos complaciente y menos sumiso. Conocer sus emociones y su rebelión ante lo que debió ser una proposición más que deshonesta. Y el realizador lo muestra poco con lo que su trabajo interpretativo también se desdibuja. Aún así, Simon Bennebjerg da la talla.
Las mujeres, por contra, están muy bien: no sólo la imponente figura central que compone con talento una Birthe Neumann – tan parecida a la Amparo Rivelles madura, como se ha señalado – sino las excelentes Asta Kamma August, su propia hija, y Nanna Skaarup Voss.
Coproducción entre Dinamarca y Suecia, de 115 minutos de metraje. El guion adaptado lo firma Christian Torpe. La excelente fotografía corre a cargo de Manuel Alberto Claro y su impecable banda sonora es de Frédéric Vercheval.
La debatiremos dentro de unas horas en la segunda sesión del año de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra de este miércoles, 2 de febrero, a las 19.30, en Casa del Libro Viapol.