‘Los jóvenes amantes’: La edad de las mujeres

La añorada Susan Sontag escribió un artículo titulado ‘La edad de la mujer, máscara de una opresión’ en el que expresaba, con sus lucidez, penetración y sabiduría habituales, cómo el mandato patriarcal sobre la eterna juventud las oprime, acompleja y explota fundamentalmente a ellas, extrayendo de paso multimillonarios beneficios vía industria cosmética y medicina estética.

Esto es especialmente cierto en el cine y en los medios audiovisuales. Sobre todo en la industria hollywoodense cuya presión hizo exclamar a Meg Ryan, que se ha destrozado la cara, hace unos años: «Voy a cumplir 40 y mi carrera se ha acabado»

Pero, oigan, esto no reza con los actores. Ahí tienen, por mencionar sólo tres ejemplos, al desaparecido Sean Connery, a Harrison Ford y a Robert Redford quienes amaron en el cine a actrices que podrían ser no ya sus hijas, sino sus nietas. Y esto sin que nadie se rasgase las vestiduras.

Todo ello viene a cuento por la historia que se narra en la película que nos ocupa. La de una arquitecta jubilada y un médico oncólogo que se conocen en el hospital en el que él trata a la mejor amiga de ella, enferma terminal. Surge algo parecido a una chispa, pero ella se va.

Quince años después se reencuentran a través de un amigo y colega del protagonista, hijo precisamente de la citada íntima amiga de ella que falleció. La atracción mutua prende aún más fuerte, pese a que él es un hombre felizmente casado con dos hijos y ella… Pese a que ella tiene 73 años y él 45.

Y claro tratándose de que tal desequilibrio cronológico actúa en contra de la protagonista, se genera un conflicto que no ocurría cuando eran los varones – algunos muy cascados – los que triplicaban la edad a sus compañeras.

La guionista, escritora y cineasta francesa Carine Tardieu, cosecha del 73, aborda en este su cuarto largometraje un amour fou desigual de forma tan intensa como contenida. Tan elegante y delicada como pasional y emotiva.

Una mirada fílmica de mujer mostrando que la incandescencia sexual y afectiva no necesita exhibirse gimnásticamente. Que puede mostrarse con pudor y sutileza, sin eludir sus aristas más febriles de locura y deseo… Sin incurrir nunca en clichés, ni en tópicos o lugares comunes.

… Los que un hombre le profesa a una «mujer sin futuro» en palabras de ella, a la que le deviene un drama añadido que hará casi imposible mantener un vínculo ya de por sí tan díficil. Pero no se hará spoiler en esta entrada.

La mirada de la directora también es generosa con los personajes secundarios dañados colateralmente por esta relación. Comprende sus razones y reacciones, mostrándolas con el máximo respeto.

Coproducción entre Francia y Bélgica, fechada en 2021, de 113 minutos de metraje. La escribe también la realizadora junto a Agnés de Sacy sobre una idea inicial de la malograda cineasta Solveig Anspach. La hermosa fotografía se debe a otra mujer de talento, Elin Kirschfink y la sugerente banda sonora a Erik Slabiak.

El reparto cuenta con el lujo de la exquisita, magnética y excelente Fanny Ardant y su química con el muy solvente Melvil Poupaud. Pero también con la siempre estupenda Cécile de France aunque tenga menor presencia en el relato.

La cartelera sevillana, siempre ingrata con estas delicatessen fílmicas y más aún con ola de calor de por medio, la ha mantenido apenas una semana. De hecho, esta firmante fue su única espectadora cuando la visionó en Nervión. Confiemos en que la plataforma cinéfila por excelencia, Filmin, la añada a su catálogo.

No dejen de verla cuando eso ocurra.

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