El Proyecto Viridiana – una excelente iniciativa de un grupo de exhibidores en apoyo al cine europeo minoritario y de calidad, que engloba, por ahora, a 26 cines de 19 ciudades, con la resultante de 219 pantallas y más de 36.000 butacas y que proyecta preestrenos en streaming simultáneo desde las salas citadas en alguna de las cuales alternativamente se encuentra el-la realizador-a de la película a presentar y debatir – cerró el curso el pasado jueves con este título que nos ocupa.
Desde Dos Hermanas, desde la sala anfitriona en este caso el Cineápolis Way, el protagonista de ‘Entre la vida y la muerte’, Antonio de la Torre, hizo los honores de la introducción y del debate previo.
Y el alcalde de la localidad, Francisco Rodríguez García, que le flanqueaba, recordó el brutal asesinato machista acontecido allí – el de Mari Nieves quien recibió además de golpes por todo el cuerpo, más de 100 puñaladas, aunque estos detalles sean de quien esto firma – como repulsa a los feminicidios, cinco en el mes de junio especialmente violentos, que no cesan. Negrísimo terror machista frente a un cine negro, negrísimo, aunque de otra naturaleza.
O lo que es lo mismo, negro sobre negro. Antes de entrar directamente en materia, comentar que quien esto firma comenzó a escribir esta entrada poco después de visionarla, pero otras circunstancias se le cruzaron e hicieron que la dejara en stand by. Hasta hoy mismo, viernes de calores, en que la estrenan, y lo pertinente es reseñarla.
Fíjense que esta firmante va a eludir, dentro de lo que cabe y le cabe, hacer spoiler. Ni siquiera ese mismo que está, y no debería…, en todas las sinopsis de esta propuesta que nos ocupa.
La historia remite a un español conductor de metro y afincado en Bruselas al que, en una noche maldita, se le cruza un joven suicida que se tira a las vías bajo sus aterrados ojos y le resulta imposible no arrollarlo. Contra el reglamento, eso lo sabremos luego, se baja e intenta asistirle y…
… El descubrimiento de la identidad del chico le lleva a sondear en las causas de la tragedia – en la que ha mediado un delito – y a internarse en unos submundos muy peligrosos, además de obligarle a afrontar un pasado del que reniega.
Bajos fondos que, como él mismo, a quien han conocido tras el accidente en el hospital, a su vez, están en el punto de mira de un equipo policial. Ambas investigaciones van en paralelo y a veces se entorpecen mutuamente.
Lo singular de este noir son sus revelaciones y sorpresas. Lo singular de este noir son sus giros argumentales, a veces incluso demasiado crípticos, que lo hacen díficil de seguir. Lo singular de este noir son los secretos que ocultan los protagonistas, no sólo el personaje central.
Lo singular de esta mezcla de noir, tan próximo al polar, thriller, drama y thriller psicológico es su atmósfera opresiva. Su clima. Su elegante y potente puesta en escena. Su oscuridad tan desasosegante. Su tratamiento a la vez esquinado y brutal. Su visión de unas criaturas atormentadas que esconden sus duelos y sus culpas bajo una máscara de dureza e impavidez.
Su intensa narrativa, de fondo y de forma, habitada por secretos que conducen e incriminan también a altas esferas. Su retrato de un hombre, de dos padres, de una mujer, de una hija, de un hijo, dolientes y exasperad@s que están tanto dentro, como al filo, como fuera de la ley. De una identidad protegida, de una catarsis y de un regreso.
Coproducción entre Bélgica, España y Francia, fechada en el año en curso, de 100 absorbentes minutos de metraje. La escribe y la dirige el guionista y cineasta chileno afincado en Belgica, Giordano Gederlini, cosecha del 71, entre cuyos créditos está la escritura de ‘Los miserables’. La fotografía con excelencia Christophe Nuyens y la banda sonora, que subraya muy bien lo narrado, la firma Laurent Garnier.
Destacar, entre un reparto muy solvente, a Antonio de la Torre que aporta su talento a su primera incursión cinematográfica europea, nos comentó además que no sabe francés… Más meritorio aún, si cabe. A Marine Vacth -‘Joven y bonita’ – que lo hace con sus fuerza y magnetismo y qué decir del enorme Olivier Gourmet, actor fetiche de Los Dardenne.
No deben perdérsela.