Vistas en la televisión. Telecinco, ‘Desaparecida’: Mi ángel

Kim Farrant es una cineasta australiana, de la cosecha del 75, que tiene en su haber tres títulos que transitan entre el drama, la pérdida, las desapariciones, el thriller y el thriller psicológico. A saber: ‘Strangerland’ (2015), esta que nos ocupa, ‘Desaparecida’ (2019) – cuyo título original es ‘Angel of Mine’, que la ofertaba Filmin y que ya no la tiene disponible – y ‘Fin de semana en Croacia’ (2022), que está en Netflix.

Esta firmante se decidió a verla esta noche, en la cadena privada a que alude el título de esta crítica, porque es una mirada de mujer, porque la protagonista es la admirable actriz sueca Noomi Rapace y porque quería saber el enfoque que le daría su directora, que se mueve con dignidad en parámetros comerciales, a una historia de entrada tan manida y que ha sido, con variantes, carne de sobremesa televisiva.

La historia en cuestión sigue a una mujer en duelo permanente y obsesivo por la pérdida de su hija, al incendiarse el hospital en que nació, que cree reconocerla, siete años después, en la hermana pequeña de un amigo de su hijo mayor, de su ya único hijo. Y tal reconocimiento se debe a que es idéntica a una foto suya de la misma edad.

Absolutamente convencida de que es su niña, la sigue, la persigue, acosando a su familia, mientras su entorno laboral y familiar se va desmoronando. Como puede comprobarse, un material narrativo mil veces visto. Sólo que ‘Desaparecida’ o ‘Angel of Mine’ no es exactamente lo que parece o lo que hace temer su sinopsis.

Las claves del subgénero están ahí, sí, pero la directora las subvierte sabia y lúcidamente. Y lo hace mostrando no sólo el alucinado microcosmos del personaje central, que ha dado al traste con su matrimonio, que puede hacerle perder el afecto y la custodia del hijo que le queda, que la afecta a nivel laboral, que le ha valido un internamiento en el pasado y una terapia, no muy efectiva en el presente…

Y lo hace generando nuestra empatía hacia esa criatura atormentada y sensible, desgarrada y convencida de que suya es la verdad. Y lo hace de tal forma, con una narrativa habitada por el clima y la atmósfera, que somos capaces de ver simultáneamente con sus ojos y con los de quienes la rodean.

Y lo hace porque ella no es la Rebecca De Mornay de ‘La mano que mece la cuna’, porque esa cuna estuvo siempre vacía. Y lo hace porque no es la psicópata al uso, sino una mujer doliente, compleja y que lo fía todo a una intuición que la lleva a perseguir un objetivo, en el que el fin justifica los medios, a toda costa y contra toda esperanza.

Y lo hace enfrentándose, primero noblemente y luego con rabia, a otra madre, a otra familia, que defienden lo suyo. Y lo hace…

Coproducción entre Australia y Estados Unidos, fechada en 2019, de 98 minutos de metraje. Su osado, pero sólido, guion lo firman Luke Davies y David Regal. La fotografía muy bien Andrew Commis y la banda sonora, que subraya igualmente bien lo narrado, se debe a Gabe Noel.

Además de la inmensa, eminente, Rapace, destacamos en su reparto a Luke Evans e Yvonne Strahovski.

Es valiente y sugerente, intensa y desgarrada y maneja muy bien las luces y las sombras del relato y de sus personajes. A ver si Filmin, u otra plataforma, se decide a ofertarla de nuevo en su catálogo. Cuando esto ocurra, véanla sin falta.

Escrito queda.

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