Se ha descrito el selftape como «la técnica por la que una persona se filma a sí misma para una prueba de casting… los actores y actrices que la utilizan pueden recitar un texto en particular, improvisar o presentarse» Esta es también una práctica utilizada, aún ahora lo hacen…, por las protagonistas de esta serie para poder actuar, para poder trabajar. De ahí su nombre.
Las protagonistas de esta serie – que además son sus creadoras y guionistas, junto a Carlos Robisco Peña, Clara Esparrach e Iván Mercadé – son las hermanas Joana y Mireia Vilapuig, de 28 y 25 años de edad respectivamente, que conocieron un éxito fulgurante con otra producción audiovisual, ‘Pulseras rojas’, entre 2011 y 2013…
…Pero que después de aquella gloria intensa, pero efímera, cayeron en el olvido. La historia arranca cuando Mireia quien, tras otro éxito televisivo en Oslo, donde vivió unos años, es expulsada por su pareja de la casa que ambos comparten. Pero la vuelta al hogar familiar de Barcelona, donde Joana sigue viviendo, no es, precisamente, cálida. Su hermana le depara una recepción tan gélida como distante y pronto sabremos a qué es debida.
A partir de este inicio tan hostil, ambas tendrán que enfrentarse a sí mismas y a sus propias mochilas existenciales. Tendrán que reparar y perdonarse todos los daños colaterales provocados. La menor deberá reintegrarse en una ciudad «donde nadie te quiere» como la mayor le espeta sin anestesia y ambas deberán luchar por salvar su relación. Un vínculo de sangre que también las convierte en rivales a nivel profesional.
Se trata de una autoficción en la que una y otra han utilizado mucho material visual biográfico, a través de imágenes rodadas cuando eran niñas y adolescentes y a través de sus experiencias presentes en castings, pruebas y rodajes. Una y otra han sido muy valientes exponiéndose a nuestra mirada con mínimos filtros.
Ellas, junto a la estupenda directora, Barbara Farré – cosecha del 94, Premios Gaudí y del Festival de Málaga al Mejor Cortometraje por ‘La última virgen’ (2017), además de videoclips y publicidad – que se estrena en este formato con sabiduría y madurez – son las artífices de esta tercera producción propia de la plataforma Filmin, fechada en este 2023, compuesta por 6 episodios de 35 minutos de metraje cada uno, cuya excelente fotografía se debe a Lucas Casanova y cuya banda sonora, que suena muy bien y cuando debe, la firma una mujer, Clara Aguilar.
Junto a las dos hermanas, que están magníficas y que transmiten, como toda la serie, credibilidad y verdad, destacar a un reparto muy solvente y de talento que funcionan muy bien. Un reparto y una historia a las que Joana, Mireia y Bárbara, como actrices, hermanas, creadoras, coguionistas y realizadora respectivamente, le han dotado de unas señas de identidad únicas, nada al uso y llenas de lucidez, sinceridad intrépida e inteligencia.
A esta firmante le ha cautivado que no caiga nunca en lugares comunes generacionales o familiares. Que sea tan feminista, porque las vivencias narradas en ella les ocurren a las mujeres: con ciertas parejas, sean ocasionales o más duraderas, con ciertos directores, con ciertos actores, con ciertas directoras de casting, con ciertas escenas…
A propósito de estas, qué necesaria la figura en los rodajes de la llamada «coordinadora de intimidad, que garantiza que el rodaje de escenas íntimas se realice comódamente tanto delante como detrás de las cámaras». Sobre todo, para las intérpretes. Quien esto firma ha oído recientemente ironizar al respecto a dos personajes del mundo del cine. Varones, claro. Se insiste: valiosa y necesaria, especialmente para ellas.
Nos interpela sobre tantas cosas… Como las esperanzas infantiles y juveniles que dan paso a la amarga realidad del presente, el techo de cristal para unas intérpretes que deben rivalizar por un papel en un subproducto mediocre hasta decir basta, el paro, la fama temprana y el vacío posterior, la…
NO SE LA PIERDAN.