Menos gente de la debida y esperada en la manifestación animalista de esta tarde, organizada por PACMA y a la que se sumaron diversos colectivos. De hecho, quien esto firma echó en falta a muchas personas con las que solía encontrarse en este evento animalista anual, que ha cumplido hoy 24 años.
Fuera por mor del calor, del Betis que jugaba, o por las circunstancias que fueran, tendría, pese a todo, que haber sido mucho más multitudinaria. Servidora acudió con un terrible dolor de garganta y malestar general, porque tenía muy claro que no iba a perdérselo.
Porque tenía muy claro que había que estar ahí contra la barbarie, contra la tortura, contra la infamia, contra el atroz sufrimiento y los terribles asesinatos en serie inflingidos a unos herbívoros inocentes que no quieren ni morir, ni matar. Que no tienen ninguna querencia por el sufrimiento, que no añoran ni la Feria, ni la Plaza de la Infamia, el mayor de los horrores para ellos.
A quienes, criaturas sensibles y sintientes como son, no les gusta pelear en un combate que no es tal, sino el peor de los martirios. Porque para ellos el terror comienza al sacarlos del campo y de la vida libre al aire, al sol y pastando y encerrarlos en cajones. Y practicarles todo tipo de heridas para que se revuelvan con ese castigo tan atroz. Esto antes siquiera de salir a la plaza.
Una vez en ella: puyazos, heridas en el morro que congestionarán sus pulmones, banderillas, pases que les provocarán indeciblemente dolorosas hemorragias internas. Agonía que se prolongará hasta ser vil y cobardemente asesinados. Sí, por eso, por todo ello, había que estar.
Partiendo del Palacio de San Telmo, enfilamos la Avenida, con las agujas góticas de la Catedral contemplándonos y, desde ahí a las zonas más taurinas de Sevilla coreando incansablemente, con clamores que salían de nuestras gargantas y de nuestros corazones, hasta encontrarnos frente a La Maestranza – Esta plaza/ la vamos a cerrar – bajo un sol de justicia.
Los gritos y eslóganes no decayeron ni un sólo momento del recorrido: Vergüenza me da/ la Fiesta Nacional, ¿Cómo puede divertir/ ver a un animal sufrir, Tauromaquia Abolición, Toros, sí/Toreros no, Con el sufrimiento/ yo no me divierto, No es tradición/ es aberración e incontables más.
Menos personas, sí, pero muy entregadas en su repulsa a esta atrocidad durante todo el recorrido. Minoritaria, sí, pero vibrante y entusiasta como suele ser una de sus señas de identidad. Con la conciencia y la convicción de que Toreros, taurinos/ Os quedan cuatro vinos. O que No es el siglo uno/ es el ventiuno.
En los discursos finales se agradeció todo el trabajo del voluntariado de PACMA Andalucía y se recordó que a los niños desde muy pequeños se les permite la entrada a las corridas, que se subvencionan las Escuelas de Tauromaquia donde aprenden a manejar, y a atravesar las pieles, los cuerpos, inocentes con puyas y banderillas, con instrumentos de tortura.
Gracias a PACMA por la organización y a quienes, con vuestro compromiso y asistencia, la hicistéis posible un año más. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.