Archivo diario: septiembre 20, 2016

No solo cine. El CAL en Infanta Elena: Carne trémula

Brillante, multitudinaria y divertida inauguración del curso del Centro Andaluz de las Letras, en la sección de Letras Capitales, la de esta noche en su sede habitual de la Biblioteca Pública Infanta Elena de Sevilla. A cargo nada menos que de la última propuesta literaria de Rosa Montero, ‘La carne’. Ofició de introductora la también autora Soledad Galán.

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(Foto de Antonia Osorno / Centro Andaluz de las Letras)

La directora del querido espacio de lectura se congratuló de esta primicia de la nueva temporada, una novela que describió como «rebosante de carnalidad, amor, humor y vida». En cuanto a Galán, otra Soledad como la protagonista del libro y estupenda presentadora-interlocutora, lo definió como «un thriller emocional», construido con reflexiones sobre el miedo a la muerte, a la vida y al placer del personaje central. Y, pese a todo ello, nada trágica, sino esperanzadora. Llena de humor. Pues, aunque vivimos con culpas, también disfrutamos.

Comentó que Rosa juega con el lector de la mejor manera posible, sorprendiéndole. Y que la novela es biográfica, no autobiográfica. También la encontró feminista, llena de mujeres fuertes y con homenaje a escritores-as malditos-as y olvidados-as. Mencionó muy especialmente a Adelaida García Morales, cuyo talento estuvo siempre a la sombra del de Víctor Erice.

Montero agradeció la abrumadora acogida del público, al CAL y a la biblioteca como columna vertebral de la cultura. Ella escribe para aprender, para explicarse temas universales, a ciegas buscando la luz, pero con trabajo y disciplina. Citó, entre otros muchos, a Picasso «el arte es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración». Considera que la madurez literaria es la conquista de la libertad. Tras hacerlo sobre mundos y seres lejanos, le apetecía narrar de su mundo, de su tiempo, de su ciudad y de su historia, pero sin hablar de ella.

Piensa que ‘La carne’ es original y poco convencional. Es la primera vez que se dirige a los lectores en el epílogo para reclamar que no destripen la tensión narrativa. Busca lo esencial, pulir, limpiar, no le gusta el barroquismo. A estas alturas de su edad se ve «libre y en poder de su oficio». Sus historias son existenciales, y la muerte y el paso del tiempo aparecen siempre en ellas. También fluyen solas y anticipan el tono, la voz, la duración y hasta el final, aunque haya que construir el armazón a partir de ahí. Quiere borrar el yo y se declara nabokoviana. Además es ingeniosa, articulada, ilustrada y generosa.

Esta crónica, tan limitada, no le hace justicia a una velada de contenidos tan complejos como disfrutables. Gracias sean dadas al Centro Andaluz de las Letras, a la Biblioteca Infanta Elena, a Soledad Galán y a Rosa Montero por ello. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.