Pues sí. Verano ya, con todas sus aplastantes consecuencias térmicas, pese a que su comienzo oficial será dentro de tres días. Y humo, porque, salvo honrosas excepciones, los estrenos de estas pasadas semanas – incluyendo la vigente, que se inauguró el viernes pasado – no son, precisamente, estimulantes. Además del hecho de las que se nos siguen quedando inéditas en Sevilla, semana tras semana, y-o son proyectadas en pocas y tardías sesiones, y no todos los días.
Así que repasamos la nada distinguida nueva cartelera. En ella destacamos, es un decir…, cuatro películas de las que solo una se salva de la quema, a tenor de las referencias que preceden a las demás.
Se trata de la portuguesa ‘Cartas de la guerra’, que dirige y escribe, junto a Edgar Medina, Ivo Ferreira. Basada en una novela de Antonio Lobo Antunes, es un drama -filmado en blanco y negro- sobre la correspondencia entre un soldado – médico y escritor, además, como el propio autor – entre los años 1971 y 1973, durante la Guerra Colonial, y su mujer. Sus reseñas son excelentes y puede verse en versión original subtitulada. No se la pierdan.
La segunda es la canadiense ‘Cosecha amarga’, que también dirige y coescribe, junto a Richard Bachynsky Hoover, George Mendeluk. Un romance bélico durante el genocidio de Ucrania por el Ejército Rojo de Stalin, en los años 30 del pasado siglo. Buenas intenciones y deficientes resultados. Ustedes deciden.
La tercera es la filipina ‘Ignacio de Loyola’, ópera prima codirigida por Paolo Dy y Cathy Azanza, quienes también la coescriben junto a Pauline Mangilog-Saltarin, Emmanuel Alfonso e Ian Victoriano. Esta biografía del santo la produce la Fundación de la Comunicación Jesuita y abarca el periodo militar del personaje quien, al ser herido en una batalla, descubre la fe y su vocación religiosa. No ha gustado nada, por decirlo suavemente. La pelota en sus tejados.
Y la cuarta es la estadounidense ‘París puede esperar’, de Eleanor Coppola, quien asimismo la escribe. Una road movie de ambiente lujoso y elitista, en la que una mujer y el socio de su marido descubren, en el camino a la capital, los paisajes, el encanto y la gastronomía francesas. Tampoco ha convencido demasiado y, pese a estar protagonizada por la siempre estupenda Diane Lane, la animalista y vegana que esto firma se propone obviarla por aquello de los menús, entre otras cosas. Ustedes mism@s.
Pues nada. Esto es lo que hay.