Calin Peter Netzer, cosecha del 75, pertenece, de pleno derecho, al movimiento cinematográfico de la Nueva Ola Rumana, al que nos referimos en la crítica de Sieranevada: https://sevillacinefila.com/2017/07/30/sieranevada-memorial/. Cineasta prestigioso y premiado en diversos Festivales europeos, tiene en su filmografía títulos como ‘Madre e hijo’, Oso de Oro en la Berlinale de 2013, cuyo enlace a la crítica de este blog es: https://sevillacinefila.com/2014/06/21/madre-e-hijo-mantis-religiosa/
Ahora acaba de estrenar su última propuesta en nuestras carteleras. ‘Ana, mon amour’ tiene 127 minutos de metraje. Su guión lo firman el propio realizador, Cezar Paul Badescu y Iulia Lumanare. Su excelente fotografía se debe a Andrei Butica. Su reparto es sobresaliente destacando los dos protagonistas, Mircea Postelnicu y, sobre todo, Diana Cavallioti.
Narra la historia de una pareja en la que ella está afectada de una profunda inestabilidad emocional y él intenta ayudarla en lo que puede, sin comprenderla, ni saber de la naturaleza de su enfermedad. Pero cuando ella mejore, será él quien entre en crisis… Premiada nuevamente en el pasado Berlín por su Contribución Artística Sobresaliente (Montaje).
Porque, efectivamente, su montaje – y, por ende, su factura y puesta en escena – son notables y sobresalientes. Apelan a la inteligencia del espectador para que, a través de una narrativa tan fragmentaria como intensa, con continuos saltos temporales, vaya reconstruyendo la relación de ambos personajes.
Una relación, digámoslo ya, de control y dominio, progresivamente más tóxico y agresivo, del hombre sobre la mujer. Una relación, que comienza como otras tantas que derivan en maltrato, con un paternalismo condescendiente de quien pretende ser la cura que ella necesita, de quien se niega a una terapia, o se inmiscuye en ella directa o indirectamente, de quien habla por ella, de quien la aísla y de quien, como ella le comenta, «alimenta la enfermedad para evitar su independencia».
Todo ello sin olvidar el contexto de un país machista y represivo, que alimenta aún más estos comportamientos inicuos, y los antecedentes familiares de cada uno. Todo ello con un hijo de por medio. Calin Netzer está, y eso le honra, decididamente a favor de la esposa, la víctima, una mujer hundida que sabe superar todos los obstáculos y recuperarse a sí misma y a su propia dignidad. Pero ello no es óbice, muy al contrario, para que nos describa tan insidioso proceso con la mayor complejidad y lucidez.
Una película valiosa, que merece ser vista. Salgan de su zona de confort y no se la pierdan.