‘Perfectos desconocidos’: Todo que ocultar

Quien esto firma, reconoce no haber visto ‘Perfetti sconociuti’ (2016), de Paolo Genovese, cosecha del 66, que obtuvo 9 nominaciones a los Premios David di Donatello, entre ellos Mejor Película y Guión y Mejor Guión en Largometraje Internacional en el Festival de Tribeca. La crítica, sin embargo y salvo excepciones, no la saludó con entusiasmo calificándola de plana, forzada, previsible, teatro filmado e innecesariamente didáctica. Fuentes de la imprescindible página FilmAffinity.

Álex de la Iglesia, cosecha del 65, ha sabido eludir sabiamente tales riesgos con su mordacidad, ironía y talento visual en este remake de la anteriormente citada sobre tres parejas de amig@s, y otro que acude en solitario, que se citan para cenar. Durante la velada, alguien propone el peligroso juego de poner los móviles al descubierto y hacer públicos cuantos mensajes, wasaps y llamadas reciban. Se acepta, no sin  ciertas reticencias, y…

96 minutos de metraje. El guión lo firma, con su solvencia habitual, Jorge Guerricaechevarría. La espléndida fotografía es de Ángel Amorós. Y el más que atractivo reparto coral, en estado de gracia y tan bien dirigido, lo integran Eduard Fernández, Belén Rueda, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Dafne Fernández, Eduardo Noriega y Pepón Nieto.

Pese a tener a sus personajes encerrados entre cuatro, si bien , amplias y lujosas, paredes, el realizador le imprime ritmo, fuerza, interés, garra y dinamismo a un relato que hubiera podido pecar de acartonamiento o estatismo. Más contenido aquí, para bien, despliega su poderío fílmico, no obstante, sobre esas azoteas, esos cielos, esos edificios, esas alturas y esos tejados madrileños a los que tanto ama. Y sobre esa luna roja de atrezzo, pero tan sugerente…

Pero también lanza una mirada crítica y socarrona sobre la exhibición de la intimidad, de los secretos y mentiras, de las deslealtades y de las traiciones, del todo vale, del nada y el todo que ocultar, de una masculinidad políticamente correcta puesta en solfa por una revelación, de la amistad y otras soledades.

Por cierto, unas inoportunas declaraciones del director en una entrevista :»El talibanismo ese de que el cine es una cosa proyectada se lo dejo a señoras mayores y a gente muy seria» han tenido una respuesta espléndida en el artículo de Elvira Lindo, publicado ayer en El País y de lectura obligada, titulado «Señoras mayores que van al cine». Ante el revuelo organizado, el aludido ha confesado que le encanta el escrito, ha rendido tributo a su madre y se ha reconocido a sí mismo como una de ellas.

Señor de la Iglesia, a la señora mayor que esto firma y que va al cine, entre otras numerosas actividades, culturales o no, le ha interesado mucho esta su última propuesta cinematográfica y recomienda a sus lectoras-es que no se la pierdan.

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