Profusión de estrenos en este viernes que le queda a junio. Sobre el papel, dadas las referencias que las preceden, podemos destacar seis películas de interés. De entre ellas, cinco pueden verse también en sus versiones originales. Las comentaremos por este orden: una francesa, una británica, dos norteamericanas, una canadiense y una española.
La primera es ‘Nos vemos allá arriba’, de Albert Dupontel. Adaptación de la novela homónima de Pierre Lemaitre, Premio Goncourt 2013, en la que dos supervivientes de la I Guerra Mundial montan una estafa en torno a los monumentos en honor a las víctimas de la contienda. Excelentes críticas avalan su visión.
La segunda es ‘En la playa de Chesil’, debut tras la cámara del prestigioso director teatral Dominic Cooke. Otra adaptación literaria., Esta vez de la novela homónima de Ian McEwan. Ambientada en los años 60 del pasado siglo, sigue a dos jóvenes veinteañeros, de distintas extracciones sociales, que se enamoran y contraen matrimonio. Pero lo que ocurre en la noche de bodas en el lugar del título marcará sus vidas para siempre. Ha gustado mucho y no hay que perdérsela.
La tercera es ‘A la deriva’, de Baltasar Kormákur. Basada en una historia real en la que una pareja se hace a la mar en un velero, sorprendiéndoles una tormenta. Al resultar herido él, la supervivencia de ambos estará en manos de ella. Ha gustado, en general, con ciertas reticencias pero habrá que darle una oportunidad.
La cuarta es ‘Sicario: El día del soldado’. de Stefano Sollima. Secuela de la que firmara en 2015 Denis Villeneuve, la han encontrado digna y potente, aunque no a la altura del original. En cualquier caso, merece la pena comprobarlo.
La quinta es ‘Closet Monster’, de Stephen Dunn. La historia sigue a un chico gay – de entorno homófobo y familia disfuncional – que sueña con labrarse un futuro profesional y vital en Nueva York. La preceden excelentes reseñas y no hay que obviarla.
Y la sexta es ‘Casi 40’, de David Trueba. Biznaga de Plata en el Festival de Málaga, en el que recupera a los protagonistas de su ópera prima ‘La buena vida’ (1996), Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, y a sus respectivos personajes, más de veinte años después. Ha interesado y debe verse.