Archivo mensual: abril 2014

‘ El Gran Hotel Budapest’: Delicatessen

 

Acercarse al universo fílmico de Wesley Wales Anderson – conocido como Wes Anderson, tejano de la cosecha del 69 – requiere una notable apertura de mente, una inocencia en la mirada y una aguda percepción de la complejidad que le dota a historias aparentemente sencillas. Todo un reto casi paradójico y nada fácil. Este aserto se confirma especialmente en ‘ El Gran Hotel Budapest’, su último título estrenado en nuestro país, que obtuvo el Gran Premio del Jurado en la Berlinale y cuya escritura es responsabilidad asimismo del propio realizador, junto a Hugo Guinness.

La historia de un conserje mítico en un hotel legendario y su joven y avispado protegido, relatada por este último muchos años después. La de la primera mitad del siglo pasado en Europa, con sus convulsiones políticas. La de un cuadro de incalculable valor, que se pretende recuperar. La de una familia dividida por una herencia. La del romance con una adorable repostera. La de los pasteles de sabor incomparable. La de un escritor sin inspiración. La de un edificio en su cenit y en su ocaso. La de un caballero adorador de ancianas damas. La de un continente teñido de glorias y miserias, de refinamiento y de dolor…

Todas estas historias, y muchas más que de ellas se derivan, están contenidas en esta película única y singular, que las relata a la manera de las Matrioskas rusas, pero con una consistencia interna que suma y no resta, que une y no dispersa, porque el hilo conductor está claro. No está contada, marca de la casa…, de manera lineal y clásica, pero desprende credibilidad. Su apuesta es arriesgada porque a veces está al límite de la farsa, pero sale indemne del peligro con un enorme talento. Sabe construir un microcosmos personal e intransferible, de fondo y forma, en el que lo personal y lo histórico, en el ambiente de un establecimiento hotelero, son un reflejo de las distintas épocas que lo atraviesan.

Une comedia y drama, fantasía, aventuras y melancolía. Pero no es una oda al pasado, ni un canto a la nostalgia de un tiempo perdido – aunque desprenda también una honda tristeza, en paralelo a su estilo lúdico y frenético – sino  una asunción del paso del tiempo con sus regalos, pérdidas y encuentros. Tiene una factura y una puesta en escena sofisticadas y cautivadoras. Una fotografía excepcional de Robert D. Yeoman y una excelente banda sonora del maestro Alexander Desplat. Y, sobre todas las cosas, un maravilloso reparto coral que borda e imprime vida incluso a los personajes más episódicos. Encabezado por un inmenso Ralph Fiennes y el descubrimiento de Tony Revolori, sin olvidar las presencias de Jude Law, Adrien Brody, F. Murray Abraham, Tilda Swinton, Harvey Keitel, a la deliciosa Saoirse Ronan, Tom Wilkinson, Bill Murray, Willem Dafoe…

Es, en suma, una delicatessen fílmica que quien esto firma les invita, de todas, todas, a degustar.

En cartelera: Dos más cinco son siete…

 

Lamentablemente cierto. Esta sencilla suma que nos sirve de epígrafe es la triste constatación de dos ausencias, de dos vacíos, de dos huecos importantes en los estrenos de esta semana. Dos que se suman a los cinco, no recuperados, de la pasada y son siete títulos que l@s espectadores-as sevillan@s no veremos o, en el mejor de los casos, lo haremos con retraso.

Las ausencias de esta semana son la francesa, ‘El desconocido del lago’, de Alain Guiraudie, ganadora del pasado Festival de Cine Europeo y premiada en Cannes. La crítica de su visión en la Sección Oficial la tienen en este blog. Independientemente de ciertas carencias es una cinta transgresora, valiente, osada y honesta, que hay que ver. Se da la circunstancia además de que ha sido una de las elegidas para debatirla en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine, ‘La Palabra y la Imagen’. Penoso.

Y la norteamericana, ‘Frances Ha’, de Noah Baumbach, precedida de las mejores referencias, que, entre el drama y la comedia, retrata a una generación. Ha sido descrita por Claudia Puig en USA Today,  cita tomada  de la imprescindible FilmAffinity, como: «Un retrato  ingenioso y emocionalmente relevante sobre el paso a la vida adulta, mientras se conserva la exuberancia de la juventud».

Pues eso, debe ser que no somos lo suficientemente adult@s…

‘La Palabra y la Imagen’. Temporada 2: Dos historias reales y una virtual.

Otro llenazo de antología en esta edición de abril de nuestra tertulia. La firmante de estas líneas agradece inmensamente la atención prestada a esta actividad, que crece a cada nueva sesión. Mérito de los críticos invitados y de un@s tertulian@s irrepetibles, junto a la selección de películas que ofrecen, por su complejidad, grandes posibilidades para el debate. Como las tres elegidas en esta ocasión, pues la cuarta la dejamos, por falta de tiempo, para mayo. Dos de ellas basadas en hechos reales, aunque con tratamientos muy diferentes y la tercera, que se supone fantástica o de ciencia ficción, muy conectada con el presente.

Así que, por este orden, nos referimos a la bosnia, ‘La mujer del chatarrero’, de Danis Tanovic; a la inglesa, ‘Philomena’, de Stephen Frears y a la estadounidense ‘Her’, de Spike Jonze. Nuestro anfitrión fue Carlos Jordán González, de Generación Geek, que ilustró sabia y complejamente la primera y la tercera de ellas, poniendo el debate a punto.

Sobre la cinta de Tanovic, que el crítico invitado y la firmante habíamos visto en el Festival de Cine Europeo y asistido a la rueda de prensa con el realizador, hubo casi unanimidad en sus valores. Pero también quienes cuestionaron su credibilidad y la tildaron de exagerada. Sin embargo, se impusieron sus cualidades documentales de una cruda realidad social, la austeridad con la que está narrada y su naturalidad, especialmente en el caso de las niñas. El tratamiento tan digno de la familia gitana protagonista, la solidaridad y la empatía del poblado para con su drama, la educación de que hacían gala, el choque con el mundo exterior, y con el sistema sanitario, en tan dramáticas circunstancias.

Philomena dio mucho de sí. Esta mezcla de historia verídica, comedia, drama y road movie, de Stephen Frears,  no dejó indiferente a nadie. Enamoró a tod@s l@s presentes que resaltaron su denuncia de una moral católica, ejemplificada en las monjas del convento de la Magdalena, implacable y cruel. Aunque algún@s matizaron que fruto de su época. De la bondad de la protagonista, excelsa Judi Dench, de su capacidad de perdón, de su búsqueda, de su inocencia, de su credibilidad. Y también de la figura de su partner, el periodista, de su menosprecio por un tema de ‘interés humano’, que le llevaría luego a la fama, de su egocentrismo elitista y de clase que va cediendo paso a la indignación por lo ocurrido. Del hijo, de su orientación sexual, de la posición que llegó a ocupar, de niños robados, de vidas robadas. De una madre que nunca llegó a conocerle y que no cesó de buscarle.

‘Her’ es un combinado asimismo de drama, romance y ciencia ficción. Pero el futuro que retrata está contenido, en gran parte, en el presente. Y Spike Jonze retrata la incomunicación, la soledad en un mundo tan hiperconectado, la dificultad de las relaciones interpersonales, los móviles, redes sociales e inteligencias artificiales con sugerentes voces femeninas que sustituten a los vínculos humanos. El miedo al compromiso o la incapacidad para asumirlo. El precio que hay que pagar al renunciar a la intimidad, el aislamiento. El inquietante futuro que se presagia. De todo ello se trató y de su puesta en escena, de la visión de las ciudades, de sus habitantes, de los interiores y de un soberbio Joaquin Phoenix, tan injustamente ninguneado en los Oscar.

La próxima cita promete, por los contrastes y por la transgresión de sus propuestas, ser muy, muy fuerte. Tres cintas han sido las elegidas. A saber, ‘Dallas Buyer´s Club’, de Jean Marc Vallée, que se nos quedó pendiente, ‘Ida’, de Pawel Pawlikowski  y la ganadora del pasado SEFF, ‘El desconocido del lago’, de Alain Guiraudie. Abróchense los cinturones… Será el miércoles 14 de mayo, por mor de la Feria.

Sólo resta agradecer a Carlos Jordán González, todo un lujo, a Ángel Pérez Guerra que nos acompañara e ilustrara también en esta ocasión, a Jesús que hizo las fotos, a Manuel de Medio, a la Casa del Libro y a estas personas únicas y maravillosas que crean ese clima irrepetible que se vive en La Palabra y la Imagen. Estoy refiriéndome, claro está, a los mejores tertulian@s del mundo mundial. A tod@s, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

No sólo cine: Autoras, personajes y lectoras entre Harlem y Sevilla…

La firmante de estas líneas ya dejó constancia escrita de una sesión extraordinaria de un club de lectura difícilmente mejorable. El club de lectura al que tiene la suerte de pertenecer y que tiene su sede en la no menos singular librería sevillana La Extra- vagante. Y la sesión a la que se ha aludido, fue la que compartimos con Jesús Carrasco, debatiendo su notable novela ‘Intemperie’, en cuyo transcurso se descubrió que fue escrita en la biblioteca Infanta Elena.

Pues bien, sin desmerecer a las demás, la del jueves pasado fue también especialmente memorable pues tuvimos la fortuna de contar con una de sus componentes por videoconferencia desde Harlem, NY. Nada más y nada menos. La tecnología, aliada con la literatura, consiguió que seis horas de diferencia y miles de kilómetros de distancia no supusieran ningún impedimento para que nuestra querida compañera y amiga, Cristina, participara en el debate, con su voz y opiniones tan autorizadas, en igualdad de condiciones que el resto de las contertulias. Así que, bajo el benéfico influjo de su imagen presidiéndolo, nuestro debate  no pudo ser más estimulante.

El libro elegido de este mes fue ‘La señorita Dashwood’, de Elizabeth Taylor. La escritora, no la actriz, que acabó llamándose como no quería por línea conyugal. Pero es que además el apellido de la protagonista es idéntico al de las heroínas de ‘Sentido y sensibilidad’, de Jane Austen. Y otra Jane más, Eyre – la de Charlotte Brönte, en este caso – con la que la novela tiene más de un punto en común. Y aún siguen las coincidencias, y los guiños, porque también se la ha comparado con ‘Rebecca’, de Daphne du Maurier, con ese fantasma inquietante y el dúo no menos perturbador de la primera con la señora Danvers y de la Violet de esta con Nanny.

Pese a todo, la obra suscitó más rechazos que adhesiones y pocas fuimos las que defendimos un texto tan rico en sugerencias, para quien esto firma, y tan pobre en estilo, contenidos, argumento y personajes, salvo alguna excepción, para la muy ilustrada mayoría, incluida nuestra ‘presidenta’ virtual desde el icónico barrio de la Gran Manzana. Discrepancias y contrastes de visiones y lecturas que enriquecieron aún más si cabe la obra, señalándose sus bondades y carencias, sus virtudes y defectos, su intemporalidad en positivo y en negativo, sus bajones de ritmo, sus intensidades y sus desmayos, su pretendida frialdad tan british, su protagonista amada y odiada, las mujeres y los hombres – especialmente Tom, tan atractivo para unas como detestable para otras…- que la habitan. Y tantas otras cosas tan enriquecedoras y estimulantes como las inolvidables veladas de un club pluscuamperfecto en un espacio inmejorable. Hasta en Harlem les llega nuestra onda libresca, oigan…