Archivo diario: marzo 19, 2017

‘El balcón de las mujeres’: Las mejores intenciones…

Esta producción israelí, de 96 minutos de duración, dirigida y presumiblemente escrita por Emil Ben-Shimon, de la que solo consta – y se ha consultado más de una ficha técnica… – que su fotografía se debe a Ziv Berkovich, relata la historia, en clave de comedia dramática, por definirla de alguna manera…, del balcón de una sinagoga de una pequeña comunidad judía en Jerusalén y espacio reservado a las mujeres en ella, que se desmorona y provoca un conflicto entre las afectadas, sus cónyuges y varones del resto del pueblo, así como con el nuevo y ultraortodoxo rabino que sustituye al titular enfermo.

Fundamentalmente amable, bienintencionada y costumbrista, desaprovecha lastimosamente una oportunidad de oro para la crítica de la misoginia recalcitrante de una religión tanto en sus versiones «abiertas» como integristas.

En efecto, los personajes femeninos pretenden ser fuertes y reivindicativos. Pero no lo son, en absoluto. Solo reclaman «su» balcón, esa parcelita de espacio segregado en el templo, que los varones, que sí detentan un poder que ellas no cuestionan, le han asignado. Y, además, son casamenteras y, a efectos conyugales, parecen vivir en el mejor de los mundos. El enemigo parece ser únicamente el rabino fundamentalista. Aunque también lo sea, a todos los efectos.

En fin, una mirada masculina paternalista, mixtificadora y complaciente sobre unas devotas creyentes que, al parecer, no tienen nada por lo que rebelarse sobre su forma de vida, ni sobre los dictados de su credo religioso, ni sobre la posición que ocupan en él.

Alguien anónimo escribió, hace muchos siglos, que «el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones». Quien esto firma, añade que las mejores intenciones pueden llevar aparejadas cinematográficamente también los peores resultados.

Ustedes mism@s.

‘El viajante’: Justicia y venganza

El cineasta iraní Asghar Farhadi, cosecha del 72, no quiso recoger, el pasado mes de febrero, su segundo Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa por ‘El viajante’ -el primero, en la misma categoría, lo ganó por ‘Nader y Simin, una separación’ cinco años antes-  debido al veto intolerable que Trump ha impuesto a sus compatriotas.

‘El viajante’, como  ‘Nader y Simin… y como ‘El pasado’, sigue explorando el deterioro de las relaciones de pareja dentro de un contexto socio-político determinado, aunque fundamentalmente en espacios privados. Pero, al contrario que en ellas, aquí se nos presenta a una bien avenida.

Actor y actriz por afición, profesor él, todos sus alumnos son masculinos,  e intérprete ella además, personas ilustradas y liberales, están representando la obra ‘Muerte de un viajante’, de Arthur Miller, cuando se ven repentinamente forzados a dejar su piso, debido a los graves problemas estructurales del edificio. Pero, en el nuevo, un dramático suceso cambiará radicalmente sus vidas y hará que colisionen insidiosamente lo representado y la llamada realidad.

El realizador, dotado de complejidad, sutileza  y sabiduría narrativas, nos sirve con delicadeza e intensidad un relato que, en otras manos hubiera resultado tan indigesto como inflamable. Pero, apreciando enormemente dichos valores, a quien esto firma la ha dejado insatisfecha su tratamiento – tan aparentemente ecuánime, como algo sesgado, a su pesar – de las consecuencias de una agresión sexual.

Porque – aún desvelando muy bien las trampas del cónyuge de valorar más su machismo herido, que el daño infligido a su pareja y el desamparo de ella como víctima al sentirse, al tiempo, culpable, de haberla propiciado involuntariamente en un entorno tan feroz para las mujeres – no está demasiado claro, sino todo lo contrario, que se revuelva más contra él que contra el propio culpable.

Un culpable que es tratado, desde la opinión de quien esto firma, con demasiada condescendencia y hasta compasión.  Las que no siente Farhadi respecto al marido, como hemos comentado en el párrafo anterior, ni a la vecina invisible, de vida presuntamente disoluta, cuyo inmueble ocupan y a la que se considera, a todos los efectos, como responsable última del oscuro asunto. Un asunto tenebroso visto con una ambivalencia bastante chocante.

125 minutos de metraje. Su guión lo firma el propio director. Su excelente fotografía es de Hossein Jafarian y su música, tan al servicio del relato, de Sattar Oraki. Estupendo reparto, en el que sobresalen los protagonistas Shahab Hosseini y, sobre todo, Taraneh Alidoosti. Precedida de todo tipo de reconocimientos, es la flamante ganadora, como se ha mencionado ya, del Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa y una de las que debatiremos en nuestra próxima tertulia del miércoles, 5 de abril.

Aún se proyecta en el Avenida, al menos hasta el próximo jueves, en dos sesiones  a las 18 y a las 20.15 horas. Con todo y por todo, no deberían perdérsela bajo ningún concepto.