Según fuentes de la imprescindible Wikipedia, la muy prestigiosa escritora, guionista y realizadora francesa Marguerite Duras ( Saigón, 1914 – París, 1996 ) contaba tan solo con 25 años cuando se casó con su colega y líder de la Resistencia Robert Antelme, con el que compartió lucha y militancia durante la ocupación de su país por los nazis.
Pero cuando el autor fue apresado en una emboscada, junto a miembros de su célula, y enviado sucesivamente a los terribles campos de exterminio de Buchenwald y Dachau, ella hizo lo imposible por saber de él y liberarlo, hasta embarcarse en una aventura peligrosa. Lo narró en su novela ‘El dolor’, que escribió tras encontrar unos diarios suyos de la época y que es el título original de esta película y cuya historia cuenta.
127 minutos de metraje. La dirige y escribe adaptando el libro citado, Emmanuel Finkiel, cosecha del 61, actor, ayudante de dirección, guionista y realizador. Su fotografía es de Alexis Kavyrichine. Su reparto funciona, sobre todo en el caso de ese colaboracionista miserable pero sensible, que compone muy bien Benoit Magimel, y muy especialmente en el de una magnífica Mélanie Thierry encarnando a la protagonista.
La autora usó como material narrativo principal su propia biografía pero nunca cultivó un estilo memorialista al uso sino, muy al contrario, una suerte de digresiones subjetivas, a modo de monólogos, en los que los hechos, las emociones, las percepciones, los recuerdos y las distorsiones de lo vivido se entremezclan y confunden. Es una de las señas de identidad más transgresoras y pioneras de su escritura.
El realizador ha sido fiel a dicha textura en un relato delicado y sutil, intensamente emotivo y personal, presidido por la voz en off integrada como un elemento dramático más. El tiempo y el país, la época, el momento histórico que se nos cuenta están tamizados por la mirada de una mujer atormentada por la culpa de ser una superviviente y decidida a todo por rescatar a un cónyuge al que, paradójicamente, le une más la lealtad que cualquier otro vínculo.
No hay épica, ni heroísmo aquí, aunque la clandestinidad, sus peligros y ciertos momentos de exaltación estén muy bien retratados. Lo mismo que una relación tan particular como la que mantiene con el enemigo político, pero admirador personal, muy bien descrita.
Lamentablemente solo se proyecta en un cine y doblada. Aún así, deberían verla.