Esta es una película filmada desde una mirada de mujer; desde una inteligencia de mujer; desde un cuerpo de mujer; desde unos sentidos de mujer; desde una pasión de mujer; desde una estética de mujer; desde un erotismo de mujer; desde una sensibilidad de mujer; desde una escritura de mujer; desde la visión de la Historia, de la historia, del arte, del amor, del sexo y del mundo de una mujer.
Desde un enfoque narrativo y visual de una mujer; desde unos diálogos, unas situaciones y unos hechos de mujer; desde un microcosmos de mujer; desde una conciencia y un compromiso político de mujer… con un protagonismo absoluto de las mujeres en ella. Que precisamente por eso, por su calidad y singularidad dentro del cine contemporáneo, debería ser vista por tod@s sin excepciones.
Esta es una película de 120 minutos de metraje filmada por una mujer, la guionista y cineasta francesa Céline Sciamma – cosecha del 80, con títulos tan notables en su filmografía como ‘Tomboy’ (2011) o ‘Girlhood’ (2014) – y de cuyo guión también es responsable. Con una fotografía, de una belleza excepcional, debida a otra mujer, Claire Mathon y de una banda sonora a la altura, que suena cuando debe, firmada por Para One y Arthur Simonini y en la que El verano de Vivaldi tiene un importante papel. Premio al Mejor Guión en la pasada edición del Festival de Cannes.
Estamos en la Francia del siglo XVIII. Una pintora, que trabaja y enseña en el estudio parisino de su padre, recibe el encargo de hacer el retrato de bodas de una joven, que acaba de salir del convento y no quiere contraer matrimonio, ni ser plasmada en el lienzo. Deberá hacerlo a escondidas, como si fuera una acompañante, observándola muy atentamente y trabajando clandestinamente en un taller improvisado. Pero la artista y su modelo, que ignora que lo es, acabarán viviendo un romance imposible y prohibido…
Desde el arranque – con la creadora llegando en barco a la región donde va a trabajar y tirándose al agua, apenas sabiendo flotar, para salvar sus tablas – la realizadora hace una declaración de intenciones estética y narrativa. Desde la hermosura, que corta el aliento, de esos paisajes, de ese mar y de esas playas rocosas de la Bretaña francesa – integrados como elementos dramáticos y poéticos de libertad fuera del espacio, del tiempo y de las convenciones para las protagonistas – tratados con el esplendor que merecen, pero sin tentaciones preciosistas.
Desde esos interiores donde tres mujeres, de tres diferentes jerarquías en la escala social, se relacionan – en ausencia de la señora y madre, que nunca está vista con trazos gruesos, ni esquemáticos, ni maniqueos, sino que pretende la felicidad, si bien impuesta, para su hija – en igualdad, empatía y sororidad, resolviendo lo que ya verán ustedes con los usos de la época. Y haciéndolo en un clima normalizado, pese al miedo y los riesgos, en una habitación con niñ@s alrededor… Algo que no se nos había dado ver en el cine.
Desde las miradas, los gestos, las melodías, lo innombrable, los colores, los pinceles, los trazos, la memoria de un rostro, de unas manos que pintan y que posan, de un cuerpo, de una expresión, los diálogos, los silencios, el cuerpo a cuerpo, la sexualidad, la sensualidad, la seducción… junto con la opresión, la imposibilidad de realización personal, las bodas concertadas, el drama de una hermana que se negó a seguir y legó un destino trágico, la menstruación, los embarazos no deseados… todo en ‘Retrato de una mujer en llamas’ revela unas señas de identidad estilísticas y éticas.
De puesta en escena y de tratamiento. Políticas, históricas, de opciones sexuales – porque la directora nos ha regalado una historia de ficción lésbica que pudo haber sido – y feministas. Y ese final, ese final, ese final, con esas dos claves… Servido además por actrices en estado de gracia como, sobre todo, Adéle Haenel y Noemi Merlant. Pero también Lùana Bajrami y Valeria Golino.
Intensa, poderosa, bellísima, cruel y a ras de las vidas de esos personajes oprimidos en función de su sexo, pero que son capaces de extraer placer, amor y mutuas solidaridades, nadie, nadie, nadie, debería perdérsela.
Que buenísima crítica, Carmen. A ver si no me la pierdo, como no puedo salir por las tardes me veo muy limitada para ver cine.
Mil gracias, Pastora. Mira en el Nervión, que mañana es día de vose y a lo mejor la puedes ver allí sobre las 12, 12 y algo. Pero no te la pierdas. Ya me contarás.
Es que he mirado en la cartelera y dice que sólo se proyecta en el Avenida.
La tienes en el Nervión mañana, hoy ya, a las 11.50, pero no especifica si es en vose. Su página es cinesur.com. No te fíes de la cartelera, que tiene errores. Suerte.
¡Muchas gracias, Carmen! Un beso.