Algunas miradas de mujer en el SEFF 2020. Foco Cecilia Mangini: Retrato de una cineasta

Esta fotógrafa y cineasta italiana – de 93 espléndidos y lúcidos años, singular y revolucionaria, Medalla del Presidente de la República «por su contribución a documentar el país para las próximas generaciones», en quien el Festival ha puesto merecidamente su foco – ha dicho de sí misma y de su trabajo en dos excelentes entrevistas, cuyos extractos publicamos por separado o unidos por temas o respuestas similares, concedidas respectivamente a Imma Sanchís para La Vanguardia el 7 de junio de 2011 y a Santiago Alonso para la revista de cine Insertos, en el verano de 2018, lo siguiente:

«Sigo creyendo en la revolución. Marx decía que la revolución era como un topo. Es necesario esperar, el viejo topo acabará saliendo a la superficie… La verdadera revolución sucederá cuando la palabra poder ya no exista, cuando para la gente sea algo del pasado»

«No he sido libre. Las mujeres de mi generación éramos excluidas de casi todo. Tenias que combatir para ser tú misma. Yo lo hice comportándome como un hombre… llevaba pantalones, fumaba, dejé de maquillarme, hablaba de política, leía y comentaba el periódico, hacía fotografías…¡¡¡en la calle!!! y me convertí en fotógrafa. Empecé a ser hombre con 24 años cuando me fui a Roma para trabajar en el cine… Me había traicionado a mí misma, pero debía mantenerme firme si quería hacer lo que he hecho.»

«Trabajaba entre hombres, demostré que era buena y se portaban bien conmigo, era como su hermano. Yo no afirmaba ningún tipo de poder, sólo quería participar en la vida que tenían los hombres, no ser excluida. Así conseguí algo insólito, hacer cine en los años cincuenta en Italia. Soy muy afortunada, pero ha sido difícil»

«Si sofocas tu creatividad, te ahogas a ti misma. Pero si te dejas conducir por ella, te realizas… La vida me condujo hacia el documental social. Me arriesgué y tuve suerte… Mis documentales eran libertarios, mostraban las diferencias sociales. El primero fue prohibido por el gobierno clerical y conservador. Esa fue una buena medalla».

«Mi interés por lo marginal surgió cuando pasábamos los veranos en la Apulia, la paupérrima tierra de mi padre: niños sin zapatos, mujeres siempre vestidas de negro porque la muerte era una constante en sus vidas, hombres que con 50 años estaban doblados en dos a costa de arar sin comer…»

«En Italia, las mujeres meridionales vivían casi en nivel de esclavitud. No declarada, pero sí a efectos prácticos. Pero tampoco en el resto del país les iba mejor. La gran revolución surgió cuando se les abrió la universidad, que antes se les había negado. Y algunos trabajos. El momento más importante fue cuando pudieron ser juezas, pero se necesitó mucho tiempo, mucho, mucho»

«Cuando decidieron instalar en el sur las grandes fábricas, tuve una reacción de alegría. Porque por fin llegaba la industria y eso significaba la creación de una clase obrera. Los obreros tienen una conciencia increíble… y sus hijos han acabado yendo a la universidad. Aunque estas fábricas eran pocas para la demanda del trabajo cualificado y además contaminaban… La contaminación trajo un desastre ecológico tremendo»

Todo ello lo registra con las clarividencia, fuerza e intensidad que la habitan. Con una vocación tan antropológica como transgresora, activista y comprometida, en 15 cortometrajes y un mediometraje inacabado, de visión obligada, que el Certamen oferta en este su tributo a una cineasta intrépida y excepcional que se codeó con los grandes nombres (hombres) del cine de su país, Pasolini entre ellos, siendo grande entre los grandes.

Véanlos. Conózcanla.

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