Entre el documental, la animación, la autobiografía y la autoficción, mezclados en un totum revolutum que, aunque suene paradójico, está muy bien construido, transita esta película singular. Se trata de una coproducción entre Letonia y Noruega, cuya versión original es la inglesa, de 77 minutos de metraje, escrita y dirigida por Ilze Burkovska Jacobsen, cosecha del 71. La música, que capta muy bien la emoción de lo narrado, la firma Karlis Auzans. Obtuvo el Premio a la Mejor Película en el Festival de Annecy.
La historia que cuenta la realizadora es su propia historia. Es la historia de una niña que creció en plena Guerra Fría en la Letonia Soviética o fagocitada en la URSS. Una niña inteligente y crítica, de padre comunista, madre trabajadora en la administración y abuelo anticomunista…
Una historia que se inicia y concluye de la misma manera, con un coche circulando por una carretera rodeada de árboles. En el primer caso, los dibujos nos muestran a la pequeña citada, de tres años, que, con sus madre y padre, va a ver el mar por primera vez.
Un mar que tienen muy cerca de casa, pero la playa – a la que la población civil no podía acceder- estaba ocupada por militares vigilando que no hubiera fugas… Así que, tras un ardid para evitar a la patrulla, tienen que conformarse con contemplarlo, en toda su majestuosa inmensidad, desde arriba.
En el segundo, la imagen es real y nos muestra a una mujer madura reflexionando sobre su vida. Una vida en la que lo más intensamente personal es también lo más político. Una vida y la de su entorno que cuenta con la voz en off, mezclando animación con imágenes reales, documentales, películas…
Todo ello, transgrediendo cualquier linealidad narrativa con diferentes saltos temporales, que muestran hitos en su crecimiento y en los de sus antepasados y personas queridas desde la infancia, adolescencia, en la que se alistó en las juventudes del Partido y la edad adulta…
…Hasta su definitiva ruptura con un régimen autoritario y burócrata, mal llamado comunista, en el que la censura, la propaganda, el adoctrinamiento y la falta de libertades, junto con el abuso de poder, definieron sus mejores años.
Todo ello lo cuenta con pasión, con intensidad, con sentido del humor y con fuertes convicciones. Pero también con melancolía y tristeza, aunque esté recorrida por la esperanza. Lo íntimo y lo colectivo están aquí inextricablemente unidos en un relato fílmico singular, que contiene sus memorias y la Memoria Histórica de su pueblo letón.
Desde el Telón de Acero, pasando por la ocupación nazi, las purgas, la Guerra Fría…, la caída y muerte de los líderes, de los Padres de la Patria, hasta que la última base militar soviética se cerró en 1995, que fue para ella, de hecho, el final de la Segunda Contienda Mundial
«No teníamos armas, nuestras barricadas revolucionarias fueron canciones y cartas de protesta. Todos aquellos que nos arrebataron el poder de elegir se convirtieron en astillas en el agua, nosotros somos el río… Nuestra voluntad fue más fuerte que el miedo… De mi padre y de mi abuelo, dos hombres tan opuestos, he aprendido que nunca seré feliz si decido esconder lo que siento» Además de honrar a su madre, una figura crucial en su vida.
Compleja, rica en sugerencias de todo tipo, singular, valiente, valiosa y honesta, se coincida con sus ideas o no, no deberían perdérsela. Véanla.