Para C. A, que no pudo acudir a esta cita. Que, dolorosamente, ya no lo hará más. In memoriam.
Esta firmante cierra aquí, por el momento, la serie de entradas que ha dedicado al Festival de Sevilla y muy especialmente a las miradas de mujeres proyectadas en él. Un Certamen tan atípico como distópico – visto por primera vez, en más de dos décadas de seguimiento…, desde su casa y a través de la Plataforma Filmin – ya que, estando acreditada, no ha podido hacerlo presencialmente debido a una circunstancia sobrevenida.
Un Certamen, pues, intramuros, en solitario, sin presencias amigas y con dolorosas e irreversibles ausencias. Un Certamen sin Secciones como la Oficial, la EFA, los Cortometrajes o el Panorama Andaluz. Aunque sí con Las Nuevas Olas, Instrucciones para un mundo en llamas, Revoluciones Permanentes o Historias Extraordinarias. Un Certamen más cómodo, sin duda, que le ha permitido visionar las películas más reposadamente y tomando notas.
Pero que no tiene color comparado con el hecho de estar in situ. De las vibraciones, de los estímulos, de los contactos y el enriquecimiento, agotadores también, que provocan la inmersión total en otras coordenadas espacio-temporales, en otros mundos, en otros microcosmos, en otros lenguajes, en las pantallas grandes de las salas, de las queridas salas ahora de nuevo cerradas…
Así que, por el momento, esta entrada cierra sus crónicas del SEFF con una mirada de mujer radical, furiosa, intensa, vibrante y transgresora. Y, por momentos, muy incómoda, pues te obliga a salir de tu zona de confort, para sumergirte en una suerte de magma narrativo, nada lineal aunque coherente, que exige el esfuerzo de recomponer sus piezas, De recomponer ese tempo tan singular que se abre y cierra en círculo.
O lo que es lo mismo, con la brillante ópera prima, dedicada a su madre, de una realizadora a seguir, la escritora y cineasta turca Azra Deniz Okyay, cosecha del 83, responsable también de su guion. Una coproducción entre su país, Francia y Qatar, de 90 minutos de metraje, fotografiada con excelencia por Baris Ozbicer y con una estimulante banda sonora, pródiga en los temas musicales más contemporáneos, que firma Ekin Uzeltuzenci. Destacar, entre su solvente reparto coral, a Dilayda Günes, Nalan Kuruçim y Beril Kayar. Premio de la Semana de la Crítica en Venecia.
En ‘Ghosts’, se describe un día, el lunes 26 de octubre del presente año, en una Estambul en las antípodas de sus referentes monumentales y estéticos y de sus reclamos turísticos. En una Estambul habitada por el caos debido a un apagón – del que luego sabremos las causas – que ha paralizado sus transportes y sus hospitales, entre otros servicios. En una Estambul en la que se suceden los saqueos y pillajes.
En una Estambul misérrima, en proceso de gentrificación, por individuos, empresas y políticas indeseables que pretenden destruir edificios históricos, que dan identidad a los barrios, para construir una Nueva Turquía de bloques tan horrendos como impersonales. En una Estambul cuyos cielos están surcados por helicópteros policiales y sus calles por controles y patrullas.
En una Estambul entre cuyas ruinas juegan niñ@s. En una Estambul en cuyos locales abandonados y calles ensayan, se divierten, fuman, bailan en fiestas y concursos clandestinos jóvenes acosad@s por gendarmes de la moral tanto profesionales como civiles. En una Estambul progresivamente fundamentalista cuya represión se dirige especialmente a sus ciudadanas. En una Estambul en la que los placeres están bajo sospecha.
En esa Estambul, viven tres mujeres muy distintas cuyos destinos se cruzan y se confrontan integradas siempre en tal caos urbano. Una sueña con ser bailarina, la otra es feminista y activista, enseñando a pequeñ@s de la calle el cine de Chaplin y la otra, empleada de una empresa de residuos, que trata por todos los medios, y está dispuesta a todo, de conseguir dinero para su hijo preso acosado por las deudas con matones de la cárcel.
En esa Estambul, la gran protagonista que engulle a todo y a tod@s, filmada con pasión, vehemencia, elegancia y arritmia, vista también a través de móviles, a ras de tierra, a ras de calle. En esa Estambul…
Háganse con ella.