Para comenzar la crítica de esta película tan aclamada – y que a esta firmante, como abstemia anónima que es, que ha visto como la sustancia legal protagonista ha destruído vidas muy valiosas de gente cercana – le ha provocado impresiones tan contradictorias como incómodas… ha bebido, nunca mejor dicho, de las fuentes de extractos de declaraciones en dos entrevistas de su responsable, el guionista y cineasta danés Thomas Vinterberg, cosecha del 69, en cuya filmografía se incidirá más tarde. Dos entrevistas concedidas respectivamente a Gregorio Belinchón en El País y a Begoña Piña en Público.
A través de ellas, ha sabido que el director perdió a su hija primogénita Ida – de 19 años, que aportó ideas sobre el argumento, en cuyo instituto iba a rodarse, cuy@s compañer@s saldrían como extras, y a quien le está dedicada ‘Otra ronda’ – en un trágico accidente de coche, responsabilidad de un conductor distraído con el móvil, cuatro días antes de comenzar su rodaje, el 4 de mayo de 2019. Que pensó en abandonar el proyecto y también que se lo debía… Así que, tras el funeral, inició la filmación con el apoyo de todo el equipo, especialmente de sus actores y de su coguionista habitual, Tobías Lindholm, a quien cedió la batuta cuando el dolor le rompía. El último día filmaron en la clase de la joven: «Considéralo un monumento a mi hija». Un tributo más que meritorio el rodarla tras esta pérdida devastadora.
A través de ellas, Vinterberg ha expresado que «No intento vender alcohol, ni demonizarlo… porque al igual que desinhibe y ayuda a socializar, también destruye familias… además, la muerte de mi hija me confirmó que debía rodar una celebración de la vida. Hablo de elegir tu vida, tomar tus decisiones… Cuando decides perder el control, olvidarte de las apariencias, suena como cuando te enamoras: es incontrolable cuando ocurre, cómo ocurre y si ocurre… Ahora casi no bebo…
» No se me ocurre, de mi carrera, una película más intrínsecamente danesa y que haya llegado a más gente… Esta película nació como una celebración del alcohol porque me dí cuenta de cuantas grandes cosas se han hecho en la historia por gente borracha, como Hemingway y Churchill, que la cambiaron para siempre… quería celebrarlo, pero me di cuenta de que había que contar la tragedia que hay detrás de eso… mata gente, destruye familias… No juzgo nada, el espectador es el que debe buscar respuestas… Nosotros seguimos bebiendo como vikingos… En este mundo de pandemia, de control y de contaminación, puede ser que la película sea, como ha pasado en Dinamarca, una especie de revelación, un momento de libertad. Creo que este mundo necesita una borrachera colectiva»
Tras estas palabras de un padre en duelo, de un director muy prestigioso, uno de los fundadores del Movimiento Dogma 95 y sus estrictas normas fílmicas, con títulos en su haber tales como ‘La celebración’ (1998) inserta en dichos códigos, otros dos filmes nada convencionales: ‘Todo sobre el amor’ (2003) o ‘Querida Wendy’ (2005), pasando por su versión de ‘Lejos del mundanal ruido’ (2015) y a documentar la tragedia del submarino ruso homónimo en ‘Kursk’ (2018), su penúltima propuesta.
Una vez contextualizado todo ello, la historia comienza cuando cuatro amigos, profesores y colegas de instituto, durante una cena se intercambian confidencias sobre lo que sus vidas son y lo que podían haber sido. Entonces uno de ellos saca a colación una teoría cuestionada – pero real, como lo es su autor – de un psicólogo noruego, psiquiatra del Comité Olímpico de ese país, Finn Skarderüd, de que el ser humano nace con un déficit de alcohol en sangre del 0,05%. Según él, si cada día bebiéramos la cantidad suficiente para corregir tal desequilibrio, rendiríamos más y mejor.
Así que, como «experimento sociológico» se comprometen a ponerlo en práctica, convenciendo incluso al más reticente. Con medidores de alcoholemia para constatarlo, añadiendo reglas tales como beber solo de día y en espacios laborales, Nunca de noche y en casa, como hacía Hewingway, ya citado, quien junto a Churchill también citado, es uno de los héroes del profesor de historia que interpreta un magnífico, inmenso y poderoso Mads Mikkelsen. Añadiendo dosis y…
En principio, es el placer absoluto. Una integral celebración de la exasperación de los sentidos, del uso libérrimo de la enseñanza bajo los efectos de la bebida, que entusiasma y motiva a un alumnado otrora apático, irreverente y aburrido, de la recuperación del cuerpo para los afectos, el baile, la fiesta, el erotismo…
Luego se hacen presentes el caos y el desastre a todos los efectos sociales, personales, conyugales y laborales, tragedia irreversible incluida. Pero, cuando parece que la vuelta al redil es un hecho, Vinterberg aún nos sorprende con la pirueta final, con esa conclusión tan abierta como inquietante.
Lo que ocurre, lo que le ocurre a la abstemia anónima que firma estas líneas es que ‘Otra ronda’ la despoja de sus asideros y de sus zonas de confort ante este tipo de relatos. En parte para bien y en otra parte, en absoluto. Además del hecho de su incomodidad física al contemplar a la gente bebiendo sin parar, está que – pese a lo descrito anteriormente -, en su opinión, hay un desequilibrio narrativo evidente…
…Porque ni resulta del todo nihilista, hasta unos niveles transgresores y hasta sus últimas consecuencias, ni tampoco está habitada por una mirada de hondura moral, de valores éticos, ante ese abismo voluntario que no es nada inocente y que arrasa con normas de convivencia y con personas imprescindibles. Lo cierto es que esta sustancia legal hace mucho daño y no es precisamente revolucionaria. Se puede rendir tributo al regalo de la vida, al milagro de estar viv@, sin ella. Las borracheras colectivas, que el cineasta reivindica como una necesidad en estos tiempos oscuros del virus, pueden no ser literales y sí infinitamente más liberadoras.
Por no hablar del masculino plural omnipresente y protagonista absoluto, no solo de los personajes centrales. Las mujeres que representan, incluso a su pesar, todas las cargas del principio de realidad frente al de placer, apenas si son vistas más que en función de los varones ¿Se imaginan esta historia con cuatro de ellas dejando de lado TODAS sus obligaciones domésticas, maternales, conyugales, jugando hasta el filo con las laborales, de copa en copa hasta perder cualquier equilibrio…? No, ¿verdad? Pues eso. Y en cuanto a la mirada crítica a la sociedad danesa… pues eso, que también al final le puede la tramposa autocomplacencia en el pasado vikingo.
Coproducción entre Dinamarca, Suecia y Holanda, de 116 minutos de metraje, fechada en 2020. La escribe, junto a su habitual Tobias Lindholm antes mencionado, el propio Thomas Vinterberg. La fotografía con excelencia Sturla Brandth Grovien y su banda sonora es magnífica y vibrante. Con un reparto en estado de gracia, en el que destacar también a Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, además de la estupenda Maria Bonnevie, de la que hubiéramos querido saber más. Ya saben que se ha llevado todas las nominaciones y premios en Certámenes y que le espera, es la máxima favorita, el Oscar a la Mejor Película Internacional.
Esta entrada, estas impresiones, tienen más dudas e interrogantes que certezas. Pero, con todos los defectos y carencias señaladas por esta firmante, es evidente que es original, intensa, brillante, apasionada, sorprendente, paradójica en el mejor sentido – contradictoria en el peor – y compleja y, desde luego, que hay que verla