Archivo mensual: octubre 2012

Festival de Cine Europeo de Sevilla, IX edición: Hoja de ruta. Sección ‘Special Screenings’

Otra Sección de nueva creación sobre películas, en descripción del Certamen, «de enorme impacto, dirigidas al gran público». La componen ocho cintas, una de ellas realizada por una mujer, que entre adaptaciones literarias, terror, fantástico, mezcla de géneros y ciencia ficción nos harán transitar por los territorios cinematográficos más potentes.

Para no repetirme con lo ya glosado en la página oficial de este Certamen, los tres títulos estrellas, preestrenos porque esperamos verlos pronto en las pantallas comerciales o más alternativas de nuestra ciudad, son, a saber: ‘Holy motors’, del francés Leos Carax, que arrasó en Sitges, con cuatro premios de los grandes. Inclasificable, impactante, sorprendente, sublime, obra maestra o tomadura de pelo, tontería, banalidad, pretenciosa son los calificativos con los que el ex enfant térrible del cine galo ha dividido a la crítica a su paso por Cannes, donde participó en la Sección Oficial y donde fascinó e irritó a partes iguales. Tendrá un pase especial en el Lope de Vega como las otras dos y, naturalmente, no hay que perdérsela…

El propio Mike Newell presentará en Sevilla su nueva adaptación- la undécima, creo, incluyendo las mudas- cinematográfica de la obra de Dickens, ‘Grandes esperanzas’. Coproducción anglo-norteamericana, el británico ha filmado una versión formalmente suntuosa y oscura, según sus propias palabras, del inmortal texto literario, que ha merecido opiniones encontradas entre la crítica anglosajona. Desde «sorprendente y emocionalmente vinculante, la mejor adaptación de la obra» hasta «carente del humor genuinamente dickensiano, con aproximaciones e interpretaciones erróneas». Tendremos que verla para opinar al respecto.

Y la tercera es el thriller político-militar de Daniel Calparsoro ‘Invasor’, que supone su regreso al cine, tras siete años, desde ‘Ausentes'(2005). Se trata de una adaptación de la novela del mismo título de  Fernando Marías. Hay mucha expectación ante esta cinta, de la que no tenemos referencias críticas, pues la historia y el género parecen encajar a la perfección con la potencia y la fuerza visuales de su realizador.

Del resto, destacar el debut en la animación del parisino Patrice Leconte -‘El marido de la peluquera’, ‘Monsieur Hire’… – con la coproducción entre Francia, Bélgica y Holanda, ‘The suicide shop’. Con críticas dispares que saludan, no obstante, lo novedoso del experimento y que invitan a verla. Y la, a falta de referencias, delirante comedia holandesa sobre Amsterdam invadida por muertos vivientes, ‘Kill zombie’, de Martijn Smits y Erwin van den Eshof. De entrada, alucinatoria.

Apostar también por el riesgo y el valor de la coproducción entre España, Georgia y Rusia, que ganó el Premio Eurimages a su proyecto, y que está rodada en las estepas de Siberia y Kazajistán, ‘Chaika’, de Miguel Angel Jiménez. Se presentó en la Sección de Nuevos Directores de San Sebastián y se la ha descrito como una historia de amor entre almas devastadas en unos paisajes desolados. Habrá que verla…

Como el documental de la californiana Rachel Leah Jones, ‘Gypsy Davy’ sobre su casanova y peculiar padre, David Serva, a quien no llegó a conocer hasta  poco antes del rodaje, un guitarrista flamenco norteamericano, su prole, sus mujeres y su forma de vida y arte. Presentada en Sundance. Veremos… Y otra sobre familias atípicas, la rumano-holandesa, ‘Everybody in our family’, del cineasta rumano, Radu Jude, con buenas referencias.

Y hasta aquí llegan estas Hojas de ruta. No hay que obviar a  las Secciones no mencionadas, a la emergente e interesante cinematografía griega, a los filmes portugueses, a los documentales, los cortometrajes, el Panorama Andaluz. Y a los nombres propios de Gonzalo García Pelayo y, sobre todo, de la maestra Agnès Varda, de la que hay que ver, entre muchos de sus títulos más emblemáticos, esa maravilla desgarradora que es ‘Sin techo, ni ley’.

Adios hojas de ruta. Hola Festival.

Festival de Cine Europeo de Sevilla, IX edición: Hoja de ruta. Sección ‘Las Nuevas Olas’

Dieciseis películas componen esta Sección. Cinco de ellas realizadas por mujeres, dos en regimen de co-dirección. Desde el Certamen se la ha definido como «complementaria a la Competición Oficial y destinada a mostrar nuevos valores y nuevas miradas en el cine europeo contemporáneo». Se trata de películas innovadoras y arriesgadas desde el punto de vista temático y, sobre todo, estilístico.  Películas de las que, pese a su paso por diferentes Festivales, no resulta fácil encontrar referencias críticas. Por lo tanto, esta va a ser una hoja de ruta algo errática, con muchas de las  recomendaciones guiadas por la intuición o por afinidades genéricas o argumentales. Avisad@s quedan.

Como opciones más seguras contamos con la danesa ‘A Hijacking’, de Tobías Linholm. Un denso drama, en clave de thriller, sobre un carguero danés abordado por piratas somalíes y el rescate de cuyos rehenes lo deciden otros poderosos piratas de las altas esferas. La intensidad nórdica va a estar servida… Como el mestizaje entre el negro y el fantástico en la franco-portuguesa ‘A última vez que ví Macau’, de Joao Pedro Rodríguez y Joao Rui Guerra da Mata, apreciada en su paso por el Festival de Locarno.

La responsable de estas hojas de ruta no va a olvidarse de las realizadoras. Así, ‘Leones’, la coproducción entre Argentina, Francia y Holanda, firmada por Jazmín López, ópera prima experimental dedicada a sus compatriotas Alejandra Pizarnik y Alfonsina Storni, y a Kurt Cobain. O la checo-eslovaca, ‘Made in Ash’, de Iveta Grófova, propuesta al Oscar como Mejor Película de Habla No Inglesa. Y ‘What is love’, coproducción germano-austríaca de la vienesa Ruth Mader, entre el documental y la ficción. Tres miradas de mujeres, tan  diversas como atípicas.

En el apartado de las más seguras, por decirlo así, al referirnos a cintas inclasificables y rupturistas muchas de ellas que exigen una visión más abierta y atenta, fuera de los cánones convencionales, dos títulos. La turco-germana,’Mold’, de Ali Aydin, León de Oro del Futuro, o mejor ópera prima en Venecia. Y la austríaca, exhibida en Locarno con buenas referencias críticas, ‘Museum hours’, del afgano afincado en N.Y. Jem Cohen.

Sin olvidarnos de las representantes de nuestro país, ‘Mapa’, de León Siminiani, una docu-ficción. Y ‘Otel.lo’, de Hammudi Al-Rahmoum Font, otra representación perversa de la tragedia shakespeariana. Ni de la belga-canadiense  historia de amor homosexual entre dos músicos, ‘Hors les murs’, firmada por el belga David Lambert, que participó en la Semana de la Crítica de Cannes. Ni de ‘3’, del uruguayo Pablo Stoll, uno de los responsables de la singular ‘Whisky’, que practica una suerte de indie autóctono y bizarro, y que ha sido acogida con división de opiniones. Tampoco de la polaca ‘It looks pretty from a distance’ de Anka y Wilhelm Sasnal, que ha sido descrita por un crítico inglés como »intensamente enigmática». Ni de la historia libanesa, basada en hechos reales, sobre la conquista del espacio ‘Lebanese Rocket Society’, de Khalil Joreige y Joana Hadji Thomas, presente, asimismo, en la Sección Eurodoc.

En fin, que se ha hecho un repaso a casi todos estos filmes, de los que cabe esperar experiencias cinematográficas diferentes, para bien o para mal. De los que cabe esperar una ampliación de nuestra mirada y un revulsivo para nuestros esquemas como espectadores-as en el fondo y  en las formas. De los que cabe esperar nuevos lenguajes con los que aprender y de los que disfrutar.

Festival de Cine Europeo de Sevilla, IX edición: Hoja de ruta. Sección EFA

Esta ya clásica e interesante Sección ofrece una panorámica del mejor cine del llamado Viejo Continente. La componen películas nominadas por la European Film Academy para los Premios del Cine Europeo, quedando fuera de competición las estrenadas comercialmente en el territorio español. Que son, precisamente, las dos cintas de nuestro país y muy vinculadas, además, a Sevilla. A saber, ‘Grupo 7’, de Alberto Rodríguez y ‘La voz dormida’, de Benito Zambrano , de las que se hizo eco el blog en sus respectivos estrenos.

De las nueve restantes, once son en total las que la integran, tenemos a la estrella indiscutible. Un título mayor que ha merecido los mejores reconocimientos críticos, la Palma de Oro de Cannes y el Gran Premio Fipresci, en el Festival de San Sebastián. Se trata de ‘Amour‘, coproducción entre Austria, Alemania y Francia y firmada, y filmada, por uno de los pesos pesados del cine contemporáneo, el alemán Michael Haneke. Indispensable.

Otra indiscutible es la italiana ‘Cesare deve morire’, de los clásicos y octogenarios hermanos Taviani. Una potente e intensa representación del ‘Julio César’, de Shakespeare, en la cárcel y sus efectos secundarios entre su atípico reparto. El Oso de Oro en Berlín y las mejores reseñas la avalan abrumadoramente.

‘In the fog’, del bielorruso Sergei Loznitsa fue otra de las grandes favoritas para hacerse con la Palma de Oro en Cannes. Consiguió el Premio Fipresci, reconocimiento de la prensa cinematográfica.

Tres premios en la Berlinale logró la coproducción entre Hungría, Alemania y Francia, ‘Just the wind’, otro filme inquietante y muy celebrado del húngaro Bence Fliegauf. Como el Oso de Plata de Berlín, la inclasificable ‘Tabú’, coproducción germano-franco-brasileña del portugués Miguel Gomes. O la peculiar ‘Unfair world’, que se hizo con dos Conchas de Plata en San Sebastián, del griego Filippos Tsitos.

Y ‘Paradise: Love’, primera entrega de la trilogía del ya mencionado director austríaco, Ulrich Seidl, porque la segunda está programada en la Sección Oficial.

Pero tampoco queremos olvidar al Premio Panorama de Berlín, Parade’, del yugoslavo Srdjan Dragojevic sobre la organización del Orgullo Gay, en Belgrado. Ha recibido críticas contradictorias, pero aún así… . Ni de la polaca ‘Rose’, de Wojtek Smarzowski, con muy buenas referencias y reconocimientos en su país.

Una conclusión estimulante. De esta Sección, hay que verlas todas.

Festival de Cine Europeo de Sevilla, IX edición: Hoja de ruta. Sección Oficial

«Que nadie lo dude, la próxima edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla ofrecerá una esmerada selección de novedades y de contenidos atractivos, que se sumarán a la rica y muy estimulante vida cultural de esta ciudad»

Son palabras de José Luis Cienfuegos, nuevo responsable del evento cinematográfico por antonomasia de la ciudad, a punto de estrenarse. Son palabras del hombre que dirigió el Festival de Cine de Gijón, uno de los más interesantes de este país. Son palabras del hombre que ha devuelto el Festival al centro histórico y a dos de las salas de referencia de la cinefilia sevillana. Son palabras que comprometen y que hay que tener en cuenta.

Y a los hechos, al programa que componen las diferentes Secciones y sus contenidos, como las dos flamantes y sugerentes ‘Specials Screemings’ y ‘Nuevas Olas’, hay que remitirse. El propósito de estas líneas es recomendar las que están precedidas de las mejores críticas en los certámenes por los que han pasado. Dentro, siempre, de la debida prudencia y sin exclusiones. Está claro que cuantas más cintas se vean, mejor.

De entre las diecisiete películas que componen la Oficial, y de las cuatro de entre ellas realizadas por mujeres – dos como codirectoras – es una satisfacción para quien esto rubrica recomendar la franco-suiza ‘Sister’, de Ursula Meier, Oso de Plata en Berlín y seleccionada por su país para optar a los Oscar.

Y la sueca ‘Eat, sleep, die’, ópera prima de Gabriela Pilcher y premiada en la Semana de la Crítica de Venecia.

Un clásico viviente, un centenario tan libérrimo y transgresor, como el portugués Manoel de Oliveira presenta su ‘Gébo et l´Ombre’, coproducción franco-lusa, sobre una obra teatral. Naturalmente, de visión obligada.

Y la del Premio Especial del Jurado en Venecia, la austríaca ‘Paradise: Faith’, de Ulrich Seidl, segunda de una trilogía.

O la danesa ‘The hunt’, de uno de los fundadores del Movimiento Dogma, Thomas Vinterberg y la de su compatriota Nicolaj Arcel, ‘A royal affair’, Oso de Oro al Mejor Guión en Berlín y elegida también para competir en los Oscars.

Sin olvidar a otros dos presuntamente brillantes debuts. El del rumano Paul Negoescu con ‘A month in Thailand’ y el del griego Ektoras Lygizos con ‘Boy eating the bird´s food‘. O las controvertidas e intensas ‘Reality’, del italiano Matteo Garrone y ‘Á perdre la raison’, del belga Joachim Lafosse. Y las dos españolas, ‘Fin’, de Jorge Torregrossa y ‘Recoletos (arriba y abajo)’, del interesante Pablo Llorca.

Y, en fin, seguro que de las siete no mencionadas habrá más de una con interés y, probablemente, dentro de esta selección habrá algún que otro desencanto. Inevitable decantarse por las que, sobre el papel, tenían mejores referencias. En cualquier caso, una Sección Oficial más que prometedora.

‘Cosmópolis’: La ciudad frente a mí

Un realizador tan sugerente e inquietante como el canadiense David Cronenberg, que ha ahondado en los abismos de la condición humana, desde los registros más íntimos y personales hasta las patologías sociales, no podía sustraerse a la tentación de filmar una historia sobre la crisis capitalista que padecemos. Y esa historia estaba publicada en el año 2003 por el reputado autor neoyorquino, Don DeLillo, quien disecciona en ella «los daños morales post 11-S » y se adelanta casi una década al actual desastre económico-financiero.

Quien esto suscribe, no conoce la obra. Luego debe remitirse a la película, de nacionalidad francesa, con 108 minutos de metraje, fechada en este año y escrita por el propio realizador. Da cuenta de las densas veinticuatro horas en la vida de una joven y millonario financiero, estupendo Robert Pattinson, que recorre N.Y. de punta a punta en su limusina blanca, para cortarse el pelo en su barbería habitual en el lado más oscuro de la ciudad. Mientras, tiene encuentros de todo tipo dentro y fuera del vehículo, apostando contra el yen, dilapidando su fortuna y arriesgando su propia vida. La urbe, a su vez, se ve colapsada por la visita del presidente, el funeral de una estrella del rock, el rodaje de una película y una airada manifestación.

Cronenberg recoge tal incandescencia  a través de los ojos de un protagonista paradójica y voluntariamente desprovisto de emociones y de sus eventuales interlocutores, tan impersonales e inexpresiv@s como él. Con la excepción de un magnífico Paul Giamatti y la desarmante frescura que le aporta Juliette Binoche al suyo, una mujer prostituída para uso y consumo del chico de oro.

Distanciamiento este que se intenta compensar con un exceso de discurso que, aunque contenga eventuales chispazos de lucidez, se corrompe en verborrea pura y dura. No hay personas, sino bustos parlantes sobre todo lo divino y lo humano, en el lujoso nido protector del coche fantástico o en escenarios altamente sofisticados y high class. Ni siquiera importa de lo que tratan… ¿era eso lo que Cronenberg pretendía? Y mira que apunta temas interesantes y actuales. Y mira que ha contado con un equipo de primera clase y con un reparto entregado. Y mira que el tema prometía. Y mira que sabe filmar y resolver escenas más que complicadas.

Pero le pierde el prurito autoral pretencioso, hermético, vacuo y egocéntrico. Se cree en posesión de la verdad, en pleno ejercicio de sus facultades y se revela repleto de una pedantería tan banal y vacía de contenido como la vida hueca y sin sentido de su personaje.

‘La Palabra y la Imagen’: Toma I

Bajo la advocación del maestro Zhang Yimou y de su maravillosa ‘Amor en el espino blanco’, este martes, 16 de octubre ha iniciado su andadura en La Casa del Libro de Sevilla, la tertulia de cine cuyo título genérico es ‘La Palabra y la Imagen’, coordinada por la abajo firmante.

Veinte personas. Una obra maestra. Veinte miradas. ¡¡¡Tantos matices…!!! Una película densa e intensa, con muchas líneas de debate. La política, la histórica, la amorosa, la social, la económica, la de género, la lírica, la sociológica… Un metraje de casi noventa minutos para desarrollarlas.

China. El amor. La muerte. La Revolución Cultural. Un tiempo, un país. Un romance puro y prohibido. Una familia bajo sospecha. Las mujeres de Zhang Yimou. Una chica frágil y delicada, con una determinación feroz. Una madre que reprime, porque es víctima y para sobrevivir. Los hombres de Zhang Yimou. Un soldado, de familia privilegiada, amante rendido, generoso y leal.  Otra cultura, otras señas de identidad. Oriente y Occidente.

La mirada de Zhang Yimou. Sus fundidos en negro. Su tratamiento del color.  Sus epígrafes.  Su intensidad, tan sutil.  Su catarsis final. aplaudida y discutida. Su montaje.  Su puesta en escena.  Su fuerza.  Su elegancia.  Su crítica a las perversiones de una Revolución.  Su material literario y su traducción en imágenes.

Veinte visiones. Muchas palabras. Un clima de respeto y estímulo. Veinte formas de estar, de mirar, de hacer ver, de transmitir, de debatir, de estimular, de enriquecer, de compartir, de aportar, de matizar, de enseñar, de aprender… Gracias por estar.  Por venir. Por vuestra generosidad. Por un encuentro  extraordinario en torno a una película extraordinaria. ‘La Palabra y la Imagen’ no ha podido tener un estreno mejor. Gracias por ser un reparto de lujo en esta preciosa tarde de tertulia.

‘Lo imposible’: Más allá de las lágrimas

Del terror gótico y fantástico de su exitoso debut con ‘El orfanato’, el barcelonés Juan Antonio Bayona ha dado un salto cualitativo y cuantitativo – en medios, en producción, en proyección internacional, en un equipo técnico- artístico apabullante y de primera línea, en localizaciones – hacia el cine de catástrofes con rostro humano y basado en una historia real.  Geográficamente además, un salto hacia el océano Índico en dónde sitúa la acción, en aquel tsunami fatídico del 26 de diciembre de 2004.

En efecto, un matrimonio y sus tres hijos varones se disponen a iniciar unas vacaciones invernales idílicas en el paraíso de la costa tailandesa. La cámara los sigue desde su viaje en avión, en un vuelo algo turbulento, donde ya se nos ofrecen algunas pinceladas de las personalidades de los protagonistas, hasta su llegada a su lujosa estancia hotelera y, posteriormente, a  la celebración colectiva de una Nochebuena especial a pie de playa. Y una Navidad radiante y luminosa, hasta que el infierno se hace presente

El ojo de la cámara de Bayona, a través de la prodigiosa fotografía de Oscar Faura y del muy cualificado departamento de efectos especiales con los que ha contado, nos provoca una impactante inmersión en el terror sin paliativos de un mar amenazante y destructor, en la devastación de unos paisajes naturales de prodigiosa belleza y su conversión en un escenario de destrucción y muerte, en el que cada objeto, cada árbol, cada planta, cada edificación, cada playa, cada roca, cada vehículo, al servicio del placer de unos turistas privilegiados,  se transmutan en armas de destrucción masiva contra toda criatura viviente.

Y a tal desolación sobreviven una mujer – una estremecedora Naomi Watts, desde aquí y ahora lo digo, probable candidata al Oscar a la Mejor Actriz – y un niño, el hijo mayor, asombroso Tom Holland, que deben aprender a sortear toda clase de penalidades, mientras un hombre, excelente Ewan McGregor  y dos niños pequeños, magníficos Samuel Joslin y Oaklee Pendergast, los buscan en unos escenarios apocalípticos.

El realizador apuesta fuerte por provocar la emoción sin paliativos, hasta el llanto, hasta una sentimentalidad tan límite como las situaciones en las que la historia se desenvuelve, hasta unas descargas emotivas que no dan tregua al espectador, acentuadas por la potente banda sonora de Fernando Velázquez y Michael Kamm y en las imágenes que las acompañan. Este subrayado tan excesivo como innecesario, se le ha reprochado con justicia. Y, no obstante…

No obstante y pese a las tramposamente inducidas lágrimas, subyacen emociones genuinas. Más allá de las lágrimas, hay un drama más grande que la vida bien contado y resuelto. Más allá de las lágrimas, hay un relato coral bien ensamblado, que sabe interactuar con los personajes centrales. Más allá de las lágrimas, hay un reparto de secundari@s bien dibujad@s, tal que nuestras Marta Etura y Geraldine Chaplin. Más allá de las lágrimas, hay un respeto hacia los sujetos reales, María Belón y su familia, a los que no se traiciona. Más allá de las lágrimas,  el ritmo no decae. Más allá de las lágrimas, hay un gran grupo humano que ha creído y ha sabido cuidar a este producto comercial digno e intenso. Y eso se nota.

‘El artista y la modelo’: Posados

El madrileño Fernando Trueba tiene una filmografía ecléctica que revela su inquietud por pulsar diferentes registros. Véanse sus retratos, en clave retro-irónica, de otros tiempos en este país. Así la oscarizada ‘Belle Epoque’, ‘La niña de tus ojos’ o ‘El año de las luces’, con la que consiguió un Oso de Plata en Berlín. Esto junto a incursiones en relatos más sofisticados y complejos como ‘El sueño del mono loco’ y, últimamente, en el musical tipo ‘Calle 54’ o el curioso experimento de ‘Chico y Rita’. No está mal para un hombre que empezó con la adaptación del éxito teatral, ‘Sé infiel y no mires con quien’…

‘El artista y la modelo’, parte de un guión que escribiera el realizador con el gran Rafael Azcona, guardara en un cajón y retomara muchos años después, en este caso con otro grande, el francés Jean- Claude Carriére. Relata la historia del encuentro y la amistad surgidas, en los años cuarenta y en la Francia ocupada entre un escultor – el filme está dedicado a creadores desaparecidos, entre ellos, un hermano del realizador – de ese país y una joven española, de duro pasado y firme compromiso, que acabará viviendo con el artista y su esposa y trabajando de modelo para él. Ambos, en las etapas más opuestas de la vida, acabarán consolidando un vínculo muy especial.

Galardonada con la Concha de Plata al Mejor Director en el reciente Certamen de San Sebastián, celebrada casi unánimemente por la crítica, bellamente fotografiada en blanco y negro por Daniel Vilar, exhibe una excelente factura formal, una cuidada puesta en escena y un buen reparto internacional. Y sin embargo…

Sin embargo, hay algo en ella que no acaba de convencer, pese a lo antedicho, a quien firma estas líneas. Tal vez peque de una falta de intensidad, de una frialdad, que se quiere emotividad contenida, y que no traspasa. Tal vez, y aunque los desnudos y posados estén muy bien tratados y el proceso de trabajo creador correctamente expuesto, rara vez está habitada por la tensión, el pudor y el conflicto – ¡¡¡ en la Francia ocupada, en aquellos durísimos años !!!.

Resulta difícilmente creíble que una chica,  que viene de una experiencia atroz y que sigue desafiando al peligro y a la muerte, día a día, no muestre en su rostro, en sus actitudes, o en su cuerpo, las cicatrices de lo vivido. Incluso ese final, que se quiere lírico y trágico, resulta impostado. Y, aunque los actores cumplen, no están superlativos precisamente por esa falta de entidad de la que adolecen sus personajes. Hay películas sin luz, ésta carece de sombras.

‘The deep blue sea’: Naufragios

Londres, años cincuenta. Una joven mujer hermosa y desdichada. Un apartamento en soledad. Una casa, que no es un hogar. Una meticulosa preparación para el acto final. Unos recuerdos que afloran mientras la química actúa. Un romance intenso e imposible.  Un atractivo piloto disoluto y atormentado. Un azar y dos personas que evitan el abismo. Una reacción déspota, egoísta y miserable.

Un juez, casi anciano, enamorado y rígido. Un matrimonio infeliz. Una dama clasista y prepotente. Un adulterio anunciado. Unas pérdidas económica y de estatus. De una gran mansión, a un modesto piso. Un hombre inmaduro, que nunca está a la altura. Un síndrome posbélico, ahogado en el alcohol. Una entrega absoluta y no correspondida. Un desmedido apego, abocado al desastre. Una marcha anunciada. Un telón que se cierra. Una devastación. La vida que se impone.

Una puesta en escena perturbadora e íntima. Unos interiores que todo lo revelan.  Unas formas que oprimen, una libertad engañosa. Una historia alienante y autodestructiva. Una mujer rota de amor y desafecto. Una pasión dañina expuesta a nuestros ojos. Un hombre que no puede, que no sabe querer. Un microcosmos privado. Un tiempo, un país…

Un director de culto, Terence Davies, que poco se prodiga. Una obra teatral, de Terence Rattigan. Una escritura compartida. Un mosaico de recuerdos, vivencias, pasión y desamores vividos en un día. Una actriz superlativa, Rachel Weisz. Unos actores solventes, Tom Hiddelston y  Simon Russell Beale. Un conflicto entre intensidad y equilibrio. Un drama que escapa a los clichés. Una narrativa densa y sugerente. Una película bella y singular, que no debería ser ignorada.

A propósito de ‘Blancanieves’: Doncella blanca, corazón negro.

Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que su amor al cine tiene unos muy claros límites éticos. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que no todo vale. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que existe una Ley de Protección de los Animales Domésticos, la 1/90 de 1 de febrero, que considera «infracción muy grave la filmación de escenas con animales para cine y televisión, que conllevan crueldad, maltrato o sufrimiento, cuando estos no sean simulados y aún más grave , incluso con la autorización de la autoridad competente, cuando se produzca la muerte de los mismos». Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que el señor Pablo Berger y el equipo técnico artístico de la película ‘Blancanieves’ utilizaron para la filmación de la mencionada cinta dos lidias,  a puerta cerrada, en la plaza de toros de Aranjuez en las que fueron torturados hasta la muerte, con tercio de varas y banderillas, nueve toros, nueve.

Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de su compromiso animalista y antitaurino. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de su repulsa ante la tortura y muerte, gratuita e innecesaria a efectos cinematográficos, de nueve herbívoros inocentes, lo que choca frontalmente con la creciente sensibilización social contra la llamada fiesta nacional y el maltrato animal. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que el respaldo de la Academia del Cine Español o del Festival de San Sebastián a un film en cuyo rodaje se perpetraron estos hechos no es neutral, sino cómplice. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que la coartada estética y artística, manchada con la sangre  y el sufrimiento de un ser vivo, es legal y moralmente inadmisible.

Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que no va a ver ‘Blancanieves’. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que el llamado Séptimo Arte tiene los medios suficientes para impedir tales masacres. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que la democracia imperfecta y tan cuestionada de este país, no llegará a merecer tal nombre, sino va acompañada del respeto a los derechos de las especies no humanas. Quien esto suscribe, quiere dejar constancia de que las nieves blancas del rostro de la protagonista del cuento, se han teñido del rojo de la muerte y del horror,como reflejo de su imagen vistiendo el irónicamente llamado traje de luces, tan sombrío y letal. Quien esto suscribe, quiere terminar estas líneas dejando constancia de su esperanza en que las futuras generaciones sean más justas y más solidarias con los otros legítimos habitantes de esta tierra que son, también y por derecho propio, merecedores de la vida, la libertad, la dignidad y el respeto.