La autora de estas crónicas ni es, ni lo pretende, una experta en arte, arquitectura, urbanismo, ni en nada que concierne a una metrópolis tan compleja e inabarcable como la que nos ocupa. Por el contrario, reconoce su ignorancia en tales disciplinas y asume su enorme osadía al hacerlas públicas a través del blog.
Se trata de dejar una constancia intensamente personal, subjetiva e intransferible de un viaje único para su archivo de memoria más particular. Una vez dicho esto, certificar que a esta ciudad le sienta muy bien el día. Más aún, como el de hoy, cuando el cielo llora sobre ella y permite apreciar, bajo su luz tamizada los contornos y detalles de esos edificios singulares que le confieren sus irrepetibles señas de identidad.
Rascacielos y mansiones de una belleza tan clásica como radicalmente transgresora, que dejan sin aliento. En unos y otras, se conjugan estilos y materiales muy diversos, asi como alturas tan contrapuestas, pero que armonizan perfectamente. Ladrillo, vidro, cristal, cobre, hierro… Modernismo, Art Deco, neo gótico, neoclasicismo, eduardiano junto a las formas más futuristas y rompedoras. Una combinación tan sorprendente como irresistible. Continuará…