Imaginen por un momento ser vigilad@s en sus llamadas telefónicas fijas; en sus muros y perfiles de las redes sociales; a través de sus móviles; en sus correos electrónicos; en sus transacciones bancarias o de cualquier otra índole. Imaginen también que ocurre lo propio con sus amistades y-o contactos y con l@s de otr@s en una red que espía hasta lo más recóndito de sus vidas, y que afecta a millones de personas en todo el planeta.
Todo ello, presuntamente, en nombre de la seguridad frente al terrorismo. Todo ello, en contra de derechos civiles y humanos fundamentales. Todo ello, o en su mayor parte, producto de varios muy sofisticados y secretos programas que nuestro protagonista contribuyó decisivamente a crear. Todo ello, comprometiendo a la intimidad y a la libertad de unas víctimas que ignoran que lo son.
Oliver Stone, cosecha del 46, guionista, productor y realizador de reconocida trayectoria, mantiene su mirada crítica con la realidad política y social de su país. Era inevitable que terminara centrándose en este personaje y esta historia. Historia y personaje que ya retratara con excelencia Laura Poitras en ‘Citizenfour’, reseñado en estas páginas, y que ganó, con todo merecimiento y entre otros muchos galardones, el Oscar 2014 al Mejor Largometraje Documental.
Precisamente arranca la película con la primera de las muchas entrevistas cruciales filmadas que la citada directora – a la que encarna aquí Melissa Leo – junto a los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill, representados también por sendos actores – mantuvo con Snowden en un hotel de Hong Kong, materia prima de su documental.
A partir de este imprescindible homenaje a su predecesora, Stone se remonta a los principios del joven prodigio, fervoroso patriota y conservador hasta decir basta, en sus fallidos intentos de ingresar en las Fuerzas Especiales del Ejército norteamericano, en cuyos durísimos entrenamientos se rompió ambas piernas y hubo de ser licenciado. Más tarde, sus notables dotes para la informática le llevaron a ingresar en la Agencia Nacional de Seguridad y en la CIA. Hasta que..
El director retrata esa trayectoria combinando con acierto la óptica laboral-política, con la personal, ambas muy interrelacionadas. Su evolución ideológica. Su relación afectiva crucial, con una mujer tan leal como lúcida. Su enfermedad oculta. Su querencia por el cubo de Rubik. La visión impía de los prohombres del espionaje de su país. Y la de sus colegas y amigos, cínicos y-0 indiferentes a las consecuencias de sus actos, de su ‘obediencia debida’ a nivel civil.
En 134 minutos de metraje – con guión suyo y de Kieran Fitzgerald, sobre el libro de Luke Harding, con la estimable fotografía de Anthony Dod Mantle y contando con la complicidad de un reparto en el que sobresale un excelente Joseph Gordon Levitt, pero en el que también brillan los talentos de Shailene Woodley, Nicolas Cage o Tom Wilkinson – logra acercarnos a un héroe americano, a un hombre honesto y consecuente para quien, en sus propias palabras, «la ley no reemplaza a la conciencia, no quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo»
Por dicha ética, por sus filtraciones tan arriesgadas como generosas, todo un servicio público, es un prófugo de la justicia de su país y está asilado en Rusia, de momento. Véanla.