Proyectada en la Sección Oficial del pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla, y reciente candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, esta coproducción entre Alemania, Suecia, República Checa y Dinamarca, escrita y dirigida por el danés Nikolaj Arcel y basada en la novela de Bodil Steensen- Leth, se estrena en las pantallas de nuestra ciudad.
A la corte danesa del siglo XVIII, llega una joven princesa inglesa destinada a ser reina . Pero el monarca y su futuro esposo no está a la altura de las circunstancias, con perturbaciones emocionales que su médico personal intenta controlar como puede. El doctor es un hombre progresista e ilustrado con gran influencia sobre su paciente y que, superado el recelo inicial por su estrecha amistad con éste, empezará a albergar sentimientos hacia la dama en una pasión prohibida y que provocará grandes cambios sociales y políticos.
La cinta tiene una factura impecable, una puesta en escena meticulosamente cuidada y trata un drama histórico que pudo dar un vuelco en los destinos de tres personas y de todo un país. Sabe transmitir la humillación y el shock de una refinada aristócrata al verse enfrentada a los desatinos y vejaciones maritales. Sabe transmitir las intrigas y las traiciones de una corte donde la corrupción y las miserias morales campaban por sus respetos, en eso es asombrosamente contemporánea… Sabe transmitir la esperanza de un pueblo agraviado y ofendido ante los nuevos decretos y leyes que les favorecen.
Pero… Se alarga demasiado, pierde intensidad e interés en el tramo final. La protagonista no parece envejecer, ni siquiera madurar, físicamente, pese a sus dramáticas experiencias. El excelente actor que es Mads Mikkelsen está más envarado que de costumbre y no hace gala de una gran química con su partner. Mikkel Boe Folsgaard se emplea a fondo con su real caracterización, que le valió un premio en Berlín, pero el histrionismo le puede en más de una ocasión. Con todo, merece la pena verla.