Archivo mensual: diciembre 2013

‘De tal padre, tal hijo’: Lazos de sangre

Este que nos ocupa, es el noveno largometraje y la última propuesta fílmica de Hirokazu Kore- eda -Tokio, cosecha del 62 -, Premio Especial del Jurado en el último Festival de Cannes. Realizador más que reconocido del que hemos visto, entre otras, la prodigiosa,  ‘Nadie sabe’ (2004)  y la notable ‘Still walking’ (2008). En ella vuelve a una de sus temáticas preferidas, las relaciones familiares y la posición de l@s niñ@s en ellas, su indefensión ante las arbitrariedades del mundo adulto y su lealtad hacia progenitores que no siempre están a la altura…

La historia sigue a un arquitecto solvente, ambicioso y perfeccionista que, con su esposa y su hijo de seis años, lleva una vida aparentemente feliz. Pero todo se desmoronará como un castillo de naipes cuando reciba una llamada del hospital donde nació el niño, con la perturbadora revelación, de que su bebé biológico no es con el que conviven, sino que fue intercambiado con otro al nacer.

A partir de este momento, se activan los protocolos y ambas familias se ponen en contacto para conocerse entre ellas y a sus respectivos hijos. Son de procedencia, extracción y estilos de vida radicalmente distintos. Así que los chicos tendrán que convivir en ambientes y con personas desconocidas e ir integrándose como puedan a la nueva situación. Asi que padres y madres deberán compartirles…

El realizador nos muestra, con una puesta en escena elegante, sutil y precisa, estos intercambios y forzadas intimidades entre personas tan contrapuestas. Así nos permite reflexionar sobre los imperativos de los lazos de sangre frente a los vínculos afectivos, especialmente dentro de una cultura como la japonesa, que es la suya propia. Porque, y pese a sus postulados más que universales, la cinta en su desarrollo del relato, su tratamiento y su resolución, es inequívocamente oriental y más que lejana – si bien que, paradójicamente, tan próxima – a los referentes occidentales.

Y lo es sobre los protocolos en la expresión de las emociones, tan reverenciales y aparentemente distantes. Y lo es en la terrible, contundente, subordinación de las mujeres – en este caso, de la esposa del profesional de éxito – en una sociedad tan avanzada industrial y tecnológicamente. Y lo es en su trato a los menores, para bien y para mal. Y lo es en su respeto a las formas, en su  extremada cortesía, en sus inhibiciones sentimentales.

Pero también es tan cercana, tan sabia y tan lúcida su visión de los dos hombres, de dos modelos masculinos y parentales tan radicalmente distintos. Y en el contraste de las clases, hogares y ambientes en los que ambos se desenvuelven. Como en la de dos personajes femeninos tan diferentes, pero tan unidos en sus coherencias afectivas.

Y, sobre todo, en la visión de sus mayores, y especialmente de aquel a quien creía su progenitor biológico, del adorable Keita. Su asombro, su mirada, su tristeza, su alegría, su estupor… lo dicen todo y expresan, con obediente y silencioso respeto, sus emociones más profundas. En agudo contraste, otro más…, con la irresistible libertad y espontaneidad que pueden permitirse y son alentadas en sus sobrevenidos hermanos.

El reparto sirve a la historia a la perfección. Estamos ante una obra excelente, conmovedora, crítica, dura y tan compleja de sugerencias y matices que nadie, nadie debería perderse. Es una de las cintas que debatiremos en nuestra próxima tertulia de cine del miércoles, ocho de enero. Corran a verla.

‘La Palabra y la Imagen’.Temporada 2: Encuentros y desencuentros…

Tras la monográfica sobre el Festival, dos semanas después, en vísperas del puente de diciembre, volvió ‘La Palabra y la Imagen’ por sus fueros debatiendo tres películas, tres. A saber, la última propuesta de Woody Allen, ‘Blue Jasmine’, el documental sobre este director, de Robert B. Weide y ‘Weekend’, de Andrew Haigh. Nuestro maestro de ceremonias y crítico invitado fue Juan Antonio Pérez López, responsable de que la firmante de esta crónica haya conocido por primera vez, desde la emisora del Sevilla Fútbol Club, las tripas de un estadio y hasta una visión fugaz y nocturna del mismo.

Entre l@s presentes, fueron mayoría quienes habían visto la primera citada, así como también fans confes@s del realizador. Juan Antonio situó muy bien la cinta, en su contexto, comentando el respaldo mayoritario, aunque un tanto exagerado, con el que los medios especializados norteamericanos la han aclamado. Pero… no es lo mejor de W. A. en 20 años, aunque lo sea bastante más que el engendro de ‘A Roma con amor’ y suponga la vuelta del cineasta a rodar en su país tras los interludios europeos.

Así que se señalaron sus bondades, Cate Blanchett especialmente, a quien se le auguró una segura candidatura a la estatuilla más codiciada y el hecho de que incluso un Allen menor es mayor en relación a otras opciones. Se habló de sus referencias almodovarianas y de ‘Un tranvía llamado Deseo’. Pero también de su misoginia, del espantoso doblaje, de sus clichés, de su misantropía, de su esquematismo y superficialidad. De su humor, de los reflejos de sus personajes en la vida real.

Y también de una filmografía, enlazando ya con el documental, rica y variada. De sus brillantes comienzos, de su debut con monólogos en el show business, de sus entrevistas, de los personajes que ha interpretado, de que le añoramos también como actor, de cómo lo mejor de Hollywood se prestigia trabajando a sus órdenes, de que en Europa le queremos y admiramos más…

‘Weekend’ interesó mucho, pero también suscitó división de opiniones. Se valoraron su complejidad bajo su aparente sencillez, las interpretaciones de sus protagonistas, la reivindicación y visibilización del hecho homosexual, su puesta en escena, su crítica a la homofobia cotidiana, los contrastes de sus personajes, su retrato del nacimiento del afecto y la intimidad, y sus lecciones de vida. Pero asimismo fueron resaltadas en negativo su lentitud, su morosidad, su ausencia de novedad en la historia… Con ‘Breve encuentro’, en el recuerdo, con la que se la ha comparado en más de una reseña.

Imposible aprehender toda la riqueza y variedad de observaciones, opiniones, miradas y contrastes de pareceres. Regadas con cava prenavideño, además, por cortesía de nuestro coordinador Manuel de Medio y de la Casa. Gracias a uno y a otra, a Juan Antonio Pérez y a tod@s vosotr@s únic@s e irrepetibles, sois l@s mejores. Gracias, de nuevo, por una velada tan absorbente como estimulante.

Tan absorbente y estimulante como la que esperamos tener en nuestra próxima sesión del miércoles, 8 de enero de 2014. Se debatirán dos pesos pesados, ’12 años de esclavitud’, de Steve McQueen (‘Shame’) , a estrenar la semana que viene y ‘De tal padre, tal hijo’, de Hirokazu Kore-eda, en cartelera y en versión original. Nuestro crítico invitado, otro etiqueta negra, será Miguel Olid Suero. No os la podéis perder… Felices fiestas.

‘Mis días felices’: La joven del pelo blanco

El subtítulo de esta entrada corresponde a la novela homónima de Fanny Chesnel, en la que se basa esta película francesa de Marion Vernoux. Ambas son asimismo responsables del guión. La historia sigue a una dentista recién jubilada, de sesenta años, quien ha sufrido el duro golpe de perder a su mejor amiga. Casada, con dos hijas y nietos, se encuentra con un gran vacío en su vida y no sabe bien cómo emplear su tiempo libre, pues su marido, y colega, sigue ejerciendo. Decide entonces intentar integrarse en algún curso de los que oferta un centro de la tercera edad y allí conoce a un monitor veinte años más joven…

http://www.youtube.com/watch?v=1cO9Zqxj-kk

Por partes. Ni el relato, ni su tratamiento, son especialmente novedosos. Aunque esta desigualdad cronológica en una pareja solía ser protagonizada por un hombre maduro. Y pocas veces, como aquí, se ha mostrado a la inversa y con dos miradas de mujer en la escritura y en la realización. Lo que le añade a la cinta más de un toque de sutileza y elegancia en la puesta en escena y en ciertas situaciones y diálogos. Así como en los retratos de los personajes, sobre todo de los femeninos. Entre ellas existe el humor, la complicidad y una auténtica camaradería, sin sombra de agravio o de competitividad. Ni juzgan, ni condenan, ni añoran, ni envidian y viven gozosa y libremente su edad. Y esto se agradece mucho.

Lo mismo cabe decir del romance adúltero de la protagonista al que se le ha despojado de transcendencia y dramatismo, y también, prácticamente, de conflictos. La realizadora sabe resolverlo muy bien, así como la relación conyugal y esa conclusión plena de vitalidad. El marido es visto con dignidad, muy bien encarnado además por Patrick Chesnais.

Pero… en esa aparente ligereza reside su debilidad. Todo es demasiado fluido, demasiado fácil. Sus protagonistas pertenecen a una clase privilegiada, con una economía más que boyante y apenas si se muestran afectados por los estragos del tiempo. Sobre todo, en lo que respecta a la maravillosa Fanny Ardant. Seamos claros, una sexagenaria atractiva, refinada, elegante y llena de glamour. Y aún así, pese a las escenas de sexo, su cuerpo apenas nos es mostrado, poco más que sus brazos, piernas y una mínima parte de su escote.

En este y en otros aspectos, la película es pudorosa y más que convencional, aunque aparentemente osada. Una comedia burguesa, que se deja ver bien y poco más. Con sus bondades, ya señaladas,  pero también con sus trampas, oquedades y limitaciones.