La abajo firmante agradece enormemente las presencias con las que La Palabra y la Imagen ha contado esta tarde. Por ello os rinde un tributo de reconocimiento, porque habéis estado ahí dando vida y estímulo a una sesión que, dada la calidad de las cintas a debatir, prometía muchísimo.
Gracias, Borja de Diego, crítico invitado, tan agudo como analítico. Gracias a Manuel de Medio, anfitrión y amigo, que nos ha acompañado toda la velada, interviniendo en el diálogo con su lucidez y experiencia habituales. Gracias a Mila Fernández Linares, por su intensidad y pasión. Y gracias a vosotr@s, tan buen@s oyentes como opinadores-as. Gracias a nuestra sede de la Casa del Libro. Y por compartir e invitarme luego, en esa oportunidad de estar más próxim@s antes del desierto cultural veraniego. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Esta crónica tan atípica, que ha comenzado por el final, no va a dejar de registrar, si bien esquemática e imperfectamente, retazos de lo comentado. La rumana ‘Madre e hijo’, de Calin Peter Netzer, suscitó mucho interés en su fondo y en su forma. Se diseccionaron las relaciones familiares tan intensas en el país de origen del realizador, la clase de los nuev@s ric@s, con poder e influencia, que la película retrata tan bien.
Se habló de las madres asfixiantes y sobreprotectoras que anulan a sus hij@s. De la magnífica actriz protagonista, del sólido reparto, de los pros, pocos, y los contras de una mujer tan de una pieza que, sin embargo, se redime para algun@s en el tramo final. De un hijo miserable y abúlico, inmaduro e irresponsable. De una nuera que se revela en la estupenda escena de las dos mujeres cara a cara. De las verdaderas víctimas, de su dignidad, comprensión y empatía, pese a su rabia y dolor. De chantajes, intoxicaciones, mentiras y manipulaciones.
‘Hermosa juventud’, de Jaime Rosales, generó un vivísimo debate, incluso entre quienes aún no habían tenido ocasión de verla. Y es que este demoledor retrato generacional de aquell@s a quien esta crisis-estafa ha abocado a la exclusión social, no dejó a nadie indiferente. La forma de vida de la pareja protagonista, sus familias respectivas, las madres tan distintas, la situación límite y sin futuro en la que se encuentran pero que no les impide tener móviles y ordenadores con los que estar comunicad@s.
La manera en la que el director utiliza la tecnología como elipsis para contar la historia. La maternidad, que cambia a la chica y la acerca a su progenitora. El maldito paro y el círculo vicioso en el que integra a sus víctimas. Las situaciones sin salidas. Las contradicciones entre vocación, cualificación y supervivencia. Pero es aún peor si no tienes las herramientas de la educación.
Nuestra próxima cita será el miércoles 1 de octubre. Y aunque a tan largo plazo no se pueden elegir los títulos a comentar, pusimos el acento en ‘La isla mínima’, del sevillano Alberto Rodríguez – ‘Grupo 7’ – que se estrena el 26 de septiembre, en ‘Mi otro yo’, de Isabel Coixet, que entra a finales de este mes y en ‘Condenados’, de Atom Egoyan, que verá la luz en las salas una fecha señalada, el 18 de julio. Buen verano.