Archivo diario: junio 14, 2014

‘Vistas y no vistas’: «The lunchbox»

Con esta pequeña gran sorpresa hindú, con esta pequeña joya – escrita y dirigida por Ritesh Batra, en su prometedor debut cinematográfico –  ha ocurrido lo que lamentablemente  es tan común en esta ciudad. Y es que se proyectó, doblada, sin referencias, ni promoción previa, ni fichas técnicas informativas, ni lugar para que el boca-oreja, que avisara de su calidad e interés, se hiciera efectivo. Resultado, no duró ni dos semanas en cartelera.

La historia sigue a una joven y aislada ama de casa con una hija que, como tantas otras en Mumbai, envían por un método muy particular de mensajería el almuerzo – de ahí el título, la caja del almuerzo, una especie de fiambrera con varios envases de aluminio para que tengan cabida diferentes platos – a los centros de trabajo de sus maridos.

Pero un azar caprichoso provoca que la comida llegue al destinatario erróneo, a quien toman por el verdadero. El hombre, un funcionario a punto de jubilarse, solitario e introvertido, recibe con un inesperado placer tan exquisitos manjares y le deja una nota de agradecimiento a la mujer. Nota a la que ella responde y de ahí sigue una correspondencia singular que les cambiará y les hará consciente de las carencias de sus vidas.

Asombra la mirada tan madura, sutil, cohesionada y redonda en una ópera prima. Asombra un guión tan elegante como sensible que permite que los personajes se descubran, evolucionen y palpiten ante nuestros ojos. Asombra que no haya caído en tentaciones autorales y sea, a pesar de y precisamente por ello, una obra tan personal e intransferible. Asombran su madurez narrativa, su ritmo interno, sus matices, su sentido del humor, su ausencia de clichés exóticos y costumbristas.

Asombra que con una factura tan austera y minimalista, localizada en pocos interiores y apenas exteriores, se pueda contar tanto. Asombra que se pueda contar tanto, decía, sobre una sociedad tan clasista, estratificada, burocrática y profundamente patriarcal que recluye – esas escenas de la cocina, ese plano, esas conversaciones con una tía invisible… – y relega a las mujeres, enclaustrándolas en cárceles domésticas y a los mayores, aunque no lo sean tanto, por ‘improductivos’.

Asombra la descripción del ambiente en la oficina, del recién llegado que rompe clichés. Asombra una relación tan etérea y a la vez tan sólida, tan platónica y tan intensa. Asombra el buen hacer del reparto. Asombran ese final y los minutos que lo preceden. Asombra que haya durado tan poco en la cartelera…

Pues eso, nadie debería perdérsela. Háganse con ella como sea y hagan votos para que los cinéfilos cines de verano le den una nueva oportunidad.